Este artículo fue publicado en la edición de la revisa de El Pueblo Católico titulada “El asombro de la Navidad”. Para suscribirte y recibir la revista en casa, HAZ CLIC AQUÍ.
«Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa». (Lc 2,6-7)
AFUERA: PEREGRINOS
En el nombre del cielo, pedimos posada,
pues no puede andar, mi esposa amada.
ADENTRO: HOSTELEROS
Aquí no es mesón, sigan adelante,
yo no puedo abrir, no sea algún tunante.
AFUERA: PEREGRINOS
No sean inhumanos, tengan caridad,
que el Dios de los cielos se los premiará.
ADENTRO: HOSTELEROS
Ya se pueden ir, y no molestar
porque si me enfado, los voy a apalear.
AFUERA: PEREGRINOS
Venimos rendidos desde Nazaret,
yo soy carpintero de nombre José.
ADENTRO: HOSTELEROS
No me importa el nombre, déjennos dormir,
pues yo ya les digo que no hemos de abrir.
AFUERA: PEREGRINOS
Posada te pido, amado casero,
pues madre va a ser, la Reina del Cielo.
ADENTRO: HOSTELEROS
Pues si es una reina, quien lo solicita,
¿cómo es que de noche anda tan solita?
AFUERA: PEREGRINOS
Mi esposa es María, es Reina del Cielo,
y madre va a ser del divino Verbo.
ADENTRO: HOSTELEROS
¿Eres tú José? ¿Tu esposa es María?
¡Entren, peregrinos, no los conocía!
AFUERA: PEREGRINOS
Dios pague, señores, vuestra caridad
y os colme el cielo de felicidad.
ADENTRO: HOSTELEROS
Dichosa la casa que alberga este día
a la virgen pura, ¡la hermosa María!
TODOS
Entren santos peregrinos, peregrinos, reciban este rincón, que aunque es pobre la morada, la morada, os la doy de corazón.
Cantemos con alegría, alegría, todos al considerar, que Jesús, José y María (y María) nos vinieron hoy a honrar.
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