16 de octubre del 2020
Queridos hermanos de la Arquidiócesis de Denver:
Hoy, el Comité de Supervisión del Programa Independiente de Reparación y Reconciliación publicó un resumen provisional de la labor del programa, que incluye información estadística y las opiniones de los miembros del Comité sobre la eficacia del proceso.
Cuando las tres diócesis de Colorado anunciaron este programa en 2019, nuestra más sincera esperanza era que cualquier sobreviviente de abuso que no se hubiera presentado anteriormente lo hiciera, y que cualquier sobreviviente de abuso que no hubiera recibido previamente una compensación de la Arquidiócesis tuviera esa oportunidad a través de un proceso sencillo y no contencioso.
Como parte de lo informado hoy por el Comité de Supervisión, el programa recibió 66 reclamos relacionados con acusaciones de abuso por parte de sacerdotes arquidiocesanos, de los cuales 56 fueron considerados elegibles por los administradores del programa. 52 de esos sobrevivientes han aceptado las reparaciones ofrecidas por los administradores y han recibido el pago por parte de la Arquidiócesis. Hasta la fecha, ninguna víctima ha rechazado la oferta del programa. Quedan pendientes cuatro ofertas. De los 56 sobrevivientes considerados elegibles por los administradores, aproximadamente la mitad se presentó por primera vez.
A todos los sobrevivientes de abuso que se acercaron y participaron en el programa: me he reunido con todos ustedes que solicitaron una reunión en la que pude ofrecerles una disculpa en persona, y me reuniré con cualquier otra persona si así lo desean. Sé que otros han elegido un camino diferente para su sanación y, por supuesto, respeto sus deseos. Por favor, sepan, en mi nombre y en el de la Iglesia, que lamento profundamente el dolor y el daño que causó el abuso que sufrieron. Sigo firmemente comprometido a reunirme con cualquier sobreviviente que desee reunirse conmigo y hacer todo lo posible para que los problemas del pasado nunca se repitan. Sé que el dinero no puede curar completamente las heridas que sufrieron, pero espero que quienes se presentaron se hayan sentido escuchados, reconocidos, y que las reparaciones ofrezcan una medida de justicia y acceso a recursos.
Para aquellos sobrevivientes que aún no se han presentado: si bien el período de reclamos para buscar ayuda a través del programa de reparaciones ahora está cerrado, la posibilidad de buscar ayuda y apoyo de la Arquidiócesis permanece abierta. Los animo a que se presenten y denuncien su abuso a las autoridades policiales y luego a nuestra Oficina de Protección de Niños y Jóvenes. Incluso si no desean recibir asistencia de la Arquidiócesis, podemos ayudarlos a encontrar otros recursos que les brindarán la asistencia que necesitan.
Es importante destacar que todas las acusaciones hechas por las víctimas como parte del programa tuvieron que ser reportadas a las autoridades locales, y la información también fue entregada al Fiscal General (Phil Weiser) y al Magistrado Especial (Robert Troyer), quienes con el apoyo de la Iglesia y participación activa, previamente estudiaron y emitieron un informe en 2019 sobre el abuso sexual de menores dentro de la Iglesia Católica en Colorado. Sabemos que algunas acusaciones fundamentadas en el Programa se hicieron contra sacerdotes no identificados previamente en el informe anterior. Desde el comienzo de nuestra cooperación con el Fiscal General, he prometido transparencia, y siempre se anticipó que sería necesario un suplemento al informe del Magistrado Especial para capturar la información que se presentó como resultado del Programa. De acuerdo con mi compromiso de transparencia, la identidad de los sacerdotes que fueron acusados de actos indebidos, en el proceso del programa donde esas acusaciones se consideraron fundamentadas, según lo determinado por el Magistrado Especial y el Fiscal General, se incluirá en un anexo preparado por el Magistrado Especial que se prevé actualmente para noviembre.
Ninguno de los sobrevivientes que participaron en el programa informó abuso en los últimos 20 años, lo que significa que el abuso alegado en el programa, como el que se establece en el informe original del Magistrado Especial, involucra incidentes que ocurrieron hace décadas.
A medida que el programa está finalizando, me gustaría agradecer nuevamente al senador Hank Brown, la honorable Jeanne Smith, el juez jubilado David Crockenberg, la defensora de víctimas Nancy Feldman y la líder comunitaria Laura Morales por su tiempo y esfuerzo en supervisar este programa. También me gustaría agradecer a los administradores del programa Kenneth Feinberg y Camille Biros y su equipo por su trabajo con los sobrevivientes de abuso, especialmente en medio de una pandemia. Al igual que el Comité, nos complace que este acercamiento a los sobrevivientes haya podido llegar a tantos sobrevivientes en un período de tiempo tan corto y sin la adversidad y las presiones que nuestro sistema de justicia civil ejerce sobre los sobrevivientes.
También quiero reiterar las promesas que les he hecho a todos en nuestra Arquidiócesis. Este programa independiente y la revisión independiente realizada por las diócesis de Colorado en cooperación con el Fiscal General han puesto de relieve un capítulo espantoso en nuestra historia, pero también ha demostrado que los pasos que hemos tomado durante los últimos 30 años –incluyendo nuestra capacitación y el empoderamiento de miles de fieles feligreses y voluntarios en toda la Arquidiócesis– han sido efectivos. Sobre todo, nos ha enseñado a ser abiertos y a cuidar a las víctimas de abuso como mejor les parezca, y a estar siempre atentos para asegurarnos de que la Iglesia sea un lugar seguro.
Hoy estoy seguro de que el trabajo y el compromiso de nuestros sacerdotes, diáconos, empleados y voluntarios están haciendo que nuestras iglesias y escuelas se encuentren entre los lugares más seguros de nuestro estado para los niños. Sin embargo, este proceso continúa recordándonos que nunca podemos ser complacientes, que el mal acecha en todos los rincones de nuestra sociedad y que siempre debemos trabajar para detener a aquellos que desean hacer daño y violar la confianza de nuestros hijos. Sin duda, este trabajo ha reafirmado nuestra determinación de hacer todo lo posible para proteger a los niños en nuestra Iglesia y más allá. Únase a mí para orar por todos los sobrevivientes de abuso y por la sanación continua para ellos, sus familias y nuestra Iglesia.
En Cristo,
Arzobispo Samuel J. Aquila