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jueves, abril 25, 2024
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Cómo seguir a Dios en «territorio enemigo»

Este artículo se publicó en la edición de la revisa de El Pueblo Católico titulada “CAMINO A LA CIMA”. Para suscribirte y recibir la revista en casa, HAZ CLIC AQUÍ.
Esta edición de El Pueblo Católico concluye la serie de tres partes sobre nuestra historia como hijos de Dios. Como han de recordar, en las últimas dos ediciones hablamos sobre cómo Dios nos creó de manera más preciosa que el resto de la creación, pero también sobre cómo perdimos la gracia y fuimos capturados por el Maligno tras la Caída de Adán y Eva. Luego profundizamos en la forma en que el Padre respondió a esta grave situación: enviando a su propio hijo al mundo para rescatarnos a través de su muerte y resurrección. La presente edición se enfoca en el capítulo final de la historia: ¿cómo debemos responder a lo que Dios ha hecho por nosotros?
Esta parte de nuestra historia se encuentra en continuo desarrollo. La vamos escribiendo con cada decisión que tomamos, con cada día que pasa. Nuestra historia está entrelazada con la historia del Reino de Dios y nuestro lugar en él, pues el Reino de Dios solo tomará su forma definitiva al final de los tiempos: ya está aquí, pero no completamente. El reconocido escritor cristiano C.S. Lewis recurre a una analogía vívida para describir cómo podemos colocarnos dentro de dicha historia: “Un territorio ocupado por el enemigo: eso es lo que es este mundo. El cristianismo es la historia de cómo llegó aquí el verdadero rey, disfrazado, por así decirlo, y nos convocó a todos a tomar parte de una gran campaña de sabotaje” (Mero cristianismo).
Pero ¿cómo podemos responder a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros? ¿Cómo podemos unirnos a la batalla contra el diablo? Lo podemos hacer mirando a nuestro alrededor y a nuestro destino final –el Reino de Dios–, y averiguando qué pasos podemos tomar para llegar ahí.
La Iglesia de nuestro tiempo se está dando cuenta de que vivimos en una cultura que ha dejado el cristianismo atrás. Muchas de nuestras instituciones y organizaciones aún emplean métodos antiguos que contienen aspectos ya descartados por la sociedad secular. Esta es la razón por la que el papa Francisco, tal como sus predecesores, ha pedido una “opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (Evangelii Gaudium, 27).
La mayoría nos criamos en una Iglesia preocupada por mantener su presencia institucional y que, hasta cierto punto, confiaba en que la cultura presente se encargaría de transmitir los valores cristianos a las siguientes generaciones. Por eso, el cambio que hoy experimentamos es difícil. También es difícil porque no podemos ver el plan de Dios en su totalidad. Sin embargo, lo maravilloso de centrarnos en la misión es que esto crea un espacio para la fe, la confianza y la acción del Espíritu Santo.
Ananías, el cristiano que ayudó a san Pablo tras su conversión, es un buen ejemplo de la importancia de estar siempre atentos a la voz del Espíritu Santo. Gracias a que fue obediente y eligió proclamar el Evangelio a pesar del peligro de apresamiento que enfrentaba, la trayectoria de la Iglesia cambió enormemente.
En su obediencia, Ananías aceptó a Pablo, antiguo perseguidor de los cristianos, como un hermano e impuso las manos sobre él para sanar su ceguera.
La respuesta de Ananías nos muestra el camino que nosotros hemos de seguir. Primero, debemos confiar en la voz de Dios, que quiere transformar y sanar nuestro corazón, para que podamos resistir las asechanzas de Satanás y destruir sus planes.
Sin embargo, además de estos puntos generales, me gustaría añadir varios consejos que nos pueden ayudar a cumplir nuestra misión como católicos.
ORACIÓN
Primero, debemos prepararnos para el camino, es decir, debemos apartar tiempo diario para la oración con la Escritura, aunque sea solo quince minutos al día.
COMUNIDAD
También los invito a integrarse a una comunidad donde puedan formar amistades, orar juntos y hablar sobre la Escritura. Si no perteneces a un grupo que se reúne en tu parroquia o en la casa de alguien, puedes considerar integrarte a uno o quizá comenzar uno tú mismo.
VIDA DIARIA
Además, los animo a seguir el ejemplo de santa Teresita del Niño Jesús para evangelizar. Santa Teresita decía que se sigue a Jesús en las cosas pequeñas del día a día. Sabía perfectamente que no podía servir al Señor perfectamente, pero también que Él siempre estaba listo para perdonarla cuando ella se lo pedía con arrepentimiento. Lo mismo debemos hacer a la hora de evangelizar. Con humildad, debemos intentar mostrar nuestro amor por Jesús en las acciones más pequeñas de la vida ordinaria y acudir a su misericordia cuando fallemos. Como decía la madre Teresa: “Nunca te fijes en el número de personas. Ayuda a una persona a la vez y comienza con la persona más cercana”.
Por último, debemos estar siempre atentos a la acción del Espíritu Santo para seguirlo. No tengas miedo de aventurarte a lo profundo y desconocido. Dios nos llama a responder de esta manera a su amor por nosotros. Recemos para tener la valentía y la fuerza de seguirlo adondequiera que nos guíe.

Arzobispo Samuel J. Aquila
Arzobispo Samuel J. Aquila
Mons. Samuel J. Aquila es el octavo obispo de Denver y el quinto arzobispo. Su lema es "Haced lo que él les diga" (Jn 2,5).
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