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sábado, abril 20, 2024
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Cómo vivió Juan Carlos Reyes la resurrección

«Ustedes no tienen por qué temer» le dijo el ángel a María Magdalena, «Yo sé que buscan a Jesús, que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como lo había anunciado» (Mt. 28: 5-6) En poco más de una semana, celebraremos la verdad mas importante de nuestra fe: que, con su muerte y resurrección, Jesús nos amó                                                                                                                                                                                                                       y nos liberó del pecado y la muerte para la vida eterna con el Padre.

Con el ritmo y las preocupaciones diarias de la vida, es fácil distraerse de la realidad de la resurrección, de lo que finalmente importa en la vida. Aunque todos sabemos que un día moriremos, a menudo mantenemos nuestros ojos enfocados en el presente, en lugar de la meta del cielo, la eternidad con el Padre que nos ama. Es posible tratar la resurrección de Jesús y sus promesas como eventos y palabras agradables del pasado lejano, en lugar de las palabras vivientes del autor de la vida, el Hijo de Dios, la verdad para nuestro tiempo.

El 20 de marzo, la Iglesia, su familia, y el mundo perdieron el fuerte y virtuoso ejemplo de un hombre de 33 años de profunda fe, padre y esposo: Juan Carlos Reyes, director de Centro San Juan Diego. Para aquellos sin fe, la historia podría haber terminado cuando el murió, pero para Juan Carlos y para todos quienes creen en la resurrección de entre los muertos, este fue solo el principio.

A lo largo de su lucha muy breve con una forma extremadamente rara de cáncer de rápido crecimiento, me conmovió profundamente la fe de Juan Carlos. Debido a que sabía y creía en Cristo, le dijo a la gente: «No tengo miedo de morir. Estoy listo». Él compartió conmigo en una conversación. «Sé que Dios puede curarme, pero si mi muerte dará mayor gloria al Padre y es su voluntad para mí, que así sea «. A medida que el cáncer avanzaba, vio el sufrimiento que estaba soportando como un don que podía ofrecer a Dios por amor a Cristo y por su esposa y sus tres hijos pequeños.

Esto no era algo inusual para Juan Carlos. Fue un padre que se sacrificó por sus hijos y quiso llevar una vida santa y poner un ejemplo para ellos y para todo lo que conoció. Como lo mencionó su hermano Jorge en la misa del funeral, Juan Carlos y su esposa se levantaban a las 3 a.m. para rezar el Rosario cada noche, y luego les enseñaron a sus tres hijos pequeños cómo rezar el Rosario.

Sabemos que Jesús envió a los apóstoles a hacer «discípulos de todas las naciones» en sus últimas palabras antes de ascender al cielo (Mt. 28:19). Y así, fue apropiado que Juan Carlos siguiera los pasos de su maestro con sus últimas palabras. Horas antes de morir le confesó a su esposa que podía sentir que su final estaba cerca y luego dijo: «Ahora les toca a ustedes llevar la Palabra de Dios».

Lo que realmente importa es la resurrección y lo que significa para la manera en que vivimos nuestras vidas.

Juan Carlos estaba convencido de que cada decisión que eligió, cada acción que tomó, y cada palabra que dijo, participó en el plan de Dios para él y para el mundo. En este tiempo de Pascua permitámonos abrir nuestros corazones a las gracias de la resurrección de Jesús y el desarrollo de su plan en nuestra vida. Que cada uno de nosotros ore por una fe e intimidad más profundas con Jesús, para que podamos invitar a otros a que se encuentren con Él. Que vivamos sin miedo, confiando en el amor y el plan del Padre para nosotros, porque Jesús «… ha resucitado tal como lo dijo» (Mt. 28: 6).

Traducido del original en inglés por Mavi Barraza

 

 

 

Arzobispo Samuel J. Aquila
Arzobispo Samuel J. Aquila
Mons. Samuel J. Aquila es el octavo obispo de Denver y el quinto arzobispo. Su lema es "Haced lo que él les diga" (Jn 2,5).
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