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lunes, octubre 7, 2024
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Cómo vivir el Triduo Pascual intensamente

Vivir de manera profunda las celebraciones del Triduo Pascual es quizá más simple de lo que podemos imaginar. En realidad, no es necesario inventar nuevas prácticas para poder hacerlo. La Iglesia, tras siglos de celebrar estos días santos, tiene tradiciones litúrgicas muy ricas que nos ayudan a entrar en la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor.

Como veremos, lo difícil no es asistir a las celebraciones litúrgicas y otras devociones piadosas, sino dejar que estas transformen nuestro corazón. Para ello, debemos pedir la gracia de Dios y esforzarnos por meditar durante todo el día sobre los misterios que se celebran en las acciones litúrgicas. Lo que le agrada al Señor es que estos misterios penetren en el fondo de nuestra alma y nos lleven a una unión más profunda con él a través de una conversión sincera y el fiel seguimiento de su voluntad en imitación de Cristo crucificado.

Prácticas generales

Antes de entrar de lleno en cada día del Triduo Pascual, es importante destacar varias prácticas simples que pueden marcar la diferencia. Las siguientes recomendaciones nos ayudarán a mantener un estado de oración y así abrir nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo.

  1. Asiste a las celebraciones litúrgicas principales del Triduo Pascual.
    • (1) Misa de la Cena del Señor (jueves por la tarde), (2) Liturgia del Viernes Santo y (3) la Vigilia Pascual o la Misa del Domingo de Resurrección.
  2. Lee las lecturas de cada día previamente y medita sobre ellas.
  3. Llega al menos 10 minutos temprano a cada celebración litúrgica para preparar tu corazón.
    • Pídele a Dios: “Señor, quiero recibirte en este día. Quiero que transformes mi corazón a través de esta celebración. Ayúdame a ser dócil a tu voluntad”.
  4. Deja que la liturgia del día guíe tu oración y meditación diaria.
    • Esfuérzate por apartar al menos 15 minutos de silencio al día para meditar sobre los misterios del Triduo Pascual. Luego, intenta meditar sobre ellos durante todo el día y ponerlos en práctica.
  5. Para entrar incluso de manera más profunda en estos misterios, puedes unirte a la Iglesia universal en el hermoso rezo de la liturgia de las horas.
    • (Puedes utilizar la aplicación o página web de iBreviary). 

Prácticas para cada día

Ahora consideremos algunas prácticas, disposiciones y meditaciones únicas de cada día del Triduo Pascual que nos pueden ayudar. No es necesario poner todas en práctica, aunque, si debemos elegir solo algunas, se debe dar prioridad a las celebraciones litúrgicas.

Jueves Santo

Institución de la Eucaristía, Fra Angélico. Wikimedia Commons.

La Misa de la tarde del Jueves Santo, llamada también la Misa de la Cena del Señor, conmemora la institución de la Eucaristía y el orden sacerdotal, y marca el comienzo del Triduo pascual. Además del lavatorio de los pies, al final de la Misa se deja el sagrario vacío, se desnuda el altar y se hace una procesión al altar de reposo. No se celebrará la Misa de nuevo hasta la Vigilia Pascual. Jesús ha concluido la última cena y ahora se dirige al huerto de los olivos para comaenzar su pasión. Nosotros debemos acompañarlo en su pasión y muerte para resucitar con él.

Prácticas

  • Asiste a la Misa del Jueves Santo por la tarde.
  • Participa en la procesión del Santísimo Sacramento al altar de reposo después de Misa.
  • Quédate unos minutos con el Señor frente al altar del reposo.
  • Vuelve más tarde o en medio de la noche para estar con el Señor al menos media hora. Medita sobre su agonía en el huerto usando el Evangelio (Juan 13-17) o algún otro texto.
  • Haz el recorrido de las siete iglesias, una tradición en que se medita sobre la pasión de Cristo en cada iglesia.

Puntos para la oración y meditación

  • Eucaristía
    • Jesús sacramentado debe ser el centro de nuestra vida. Reflexionemos sobre esta realidad: recibimos a Cristo —el Dios todopoderoso y creador del universo­—; ¿cómo debería esta realidad cambiar nuestra vida?
  • Sacerdocio
    • Demos gracias a Dios por nuestros sacerdotes y oremos por ellos, pues gracias a ellos llega a nosotros la gracia de los sacramentos que Cristo nos dejó para nuestra salvación. Oremos por la santidad del papa, los obispos y todos los sacerdotes.
  • Caridad fraterna
    • Las lecturas nos muestras el amor infinito de Cristo que nos amó “hasta el extremo” (Jn 13,1-15). Antes de hablar a sus discípulos sobre la humildad y el servicio durante la última cena, les lava los pies. Meditemos sobre el significado de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Dios nos amó.
  • Agonía en el huerto
    • Mientras acompañamos al Señor en el altar de reposo, leamos el Evangelio de san Juan, capítulos 13-17. Preguntemos al Señor qué nos quiere decir a través de su palabra.

Viernes Santo

El Descendimiento, Rogier van der Weyden. Wikimedia Commons.

Después de acompañar al Señor en la última cena y su agonía en el huerto, es hora de acompañarlo en su pasión y muerte. La acción litúrgica del Viernes Santo no es una Misa; es el único día del año en que no se celebra la Misa. La austeridad de esta celebración nos recuerda su sacrificio y lo que sufrió por amor a nosotros. La Iglesia nos invita a venerar la cruz y orar por los demás.

Prácticas

  • Practica el ayuno prescrito con devoción.
    • Esto nos ayuda a unirnos a Cristo en su pasión. Pidámosle que transforme nuestro corazón.
  • Asiste a la liturgia del Viernes Santo.
  • Practica el silencio para que la austeridad de este día se vuelva más real. Abstente de escuchar música, de usar el teléfono o las redes sociales y de hablar demasiado.
  • Reza el viacrucis o la meditación de las últimas siete palabras.
  • Reza el rosario de los siete dolores de la Virgen María.

Puntos para la oración y meditación

  • Aspectos únicos de la liturgia del Viernes Santo:
    • No es una Misa, ya que no habrá consagración. Solo se celebra el rito de la palabra, la adoración de la cruz y la comunión.
    • El sagrario está vacío, el altar desnudo; Cristo ha muerto.
    • En la comunión nos unimos a su pasión y muerte para resucitar con él al tercer día.
    • En este día la Iglesia intercede de modo especial por el mundo entero. Unamos nuestras oraciones por los demás a las de la Iglesia.
  • Amor y humildad
    • La crucifixión es el acto más grande y amoroso en la historia de la humanidad. Dios —el todopoderoso— se ha hecho humano y ha derramado su sangre para redimirnos. Por amor a nosotros, se ha entregado por completo para que podamos vivir en comunión con la Santísima Trinidad. Para eso fuimos creados, y, de no ser por Cristo, sería imposible para nosotros llegar a esa unión con Dios.
  • Valor del sufrimiento
    • Pidamos a Dios que nos ayude a sufrir como Cristo, con él y en él. A través del sufrimiento nos transformamos en él. Pidamos a Dios la gracia de conocer la dulzura de sufrir con él y cargar con nuestras cruces, pues solo así podremos resucitar con él.

Sábado Santo

Viacrucis en la iglesia de Saint-Symphorien en Pfettisheim, Francia. Wikimedia Commons.

El Señor ha sido sepultado. Por ello, la Iglesia permanece junto al sepulcro en silencio. No se celebrará el sacrificio de la Misa hasta el anochecer, en la solemne Vigilia Pascual.

Prácticas

  • Guardar el “Día del Gran Silencio”: abstenerse del uso de la tecnología, música o cualquier tipo de celebración para profundizar mejor en el misterio.
  • Observar un día de austeridad. Se recomienda seguir observando el ayuno y la abstinencia.
  • Meditar sobre la pasión y muerte de nuestro Señor a través de la sagrada Escritura, el rosario u otras devociones.

Puntos para la oración y meditación

  • Jesús desciende al lugar de los muertos
    • Todo está en silencio, pero Cristo sigue actuando sin que podamos verlo. Ha descendido al lugar de los muertos para llevar a los justos que lo precedieron al reino de Dios.
  • Los siete dolores de la Virgen
    • Nos ayudan a aprender a sufrir y guardar duelo como verdaderos seguidores de Cristo en medio de la incertidumbre y la oscuridad.
  • Importancia del silencio
    • Solo a través de la práctica del silencio podemos escuchar verdaderamente a Dios. Que el silencio se convierta una parte especial de nuestra vida diaria, aunque sea por unos minutos diarios de oración.
  • Preparación para la Vigilia Pascual
    • Se puede repasar la liturgia de la Vigilia Pascual, cuya importancia se ve enriquecida por el simbolismo que la acompaña.

Vigilia Pascual

Pregón pascual. Wikimedia Commons.

El sábado por la noche se celebra “la madre de todas las vigilias”, la Misa más importante del año: la Vigilia Pascual. En ella, se guarda vela esperando la venida del Señor, como lo pide el Evangelio (cf. Lc 12,35-36). Cada momento “está cargado de simbolismo y belleza” y nos lleva en un recorrido a través de la historia de la salvación hasta llegar al momento culminante de la resurrección. Es una fiesta de los sentidos y una experiencia de adoración única.

Prácticas

  • Prepararse y asistir a la Vigilia Pascual. Aunque no es necesario asistir a la Vigilia si se asiste a la Misa de Pascua el domingo, o viceversa, deberíamos anhelar poder celebrarla.

Puntos para la oración y meditación

  • Luz y oscuridad
    • La Vigilia Pascual comienza el anochecer y a oscuras.
    • El cirio Pascual representa a la luz de Cristo que vence la oscuridad de la muerte y el pecado.
    • El pregón pascual de manera hermosa explica el significado del cirio, la luz y la importancia de esta noche.
  • Historia de la salvación
    • Las lecturas que se proclaman repasan la historia de la salvación: la creación, la caída, la alianza, el éxodo y los profetas… hasta culminar en Cristo. A través de la muerte de Cristo, como dice san Pablo, nosotros también hemos sido sepultados y resucitados con él a una vida nueva (Rm 6, 3-11).
    • Con el canto del Gloria se encienden las luces y se tocan las campanas: ¡Cristo ha resucitado!
  • Bautismo
    • En esta noche desde tiempo antiguos se admiten a la Iglesia los catecúmenos, aquellos que se unen a la Iglesia a través del bautismo.
    • Es una oportunidad para renovar nuestra fe a través de las promesas bautismales.
  • Eucaristía
    • Esta Misa en especial nos recuerda nuestro destino: la comunión perfecta con la Santísima Trinidad. Gracias a la resurrección, ya podemos unirnos a Cristo en la comunión. Renovemos el deseo de entrar en unión perfecta con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
  • Alegría y esperanza
    • Esta celebración da comienzo al tiempo de Pascua. La resurrección es nuestro motivo más grande de esperanza y alegría. Es la garantía de que, si confiamos en Cristo, él nos dará los necesario para llegar a la perfecta unión con él en esta vida y la próxima.

Domingo de Resurrección

La resurrección, Andre Mantegna. Wikimedia Commons.

El Domingo de Pascua es el día de alegría y gozo más grande. ¡Cristo estaba muerto, pero ha resucitado! “¡Este es el día en que actuó el Señor!” (Sal 117,24). Es un día marcado por la celebración interior y exterior, y que se extenderá a lo largo de la octava y el tiempo de Pascua.

Prácticas

  • Asistir a la Misa del Domingo de Pascua (si no asistimos a la Vigilia Pascual).
  • Compartir el gozo de la resurrección en comunidad, a través de una comida o cena suculenta.
  • Incorporar otra actividad o tiempo de oración en familia para observar el Día más grande del Señor, que no se limita a la hora de la Misa.
    • Se puede rezar el rosario, leer la Biblia, hacer una oración de acción de gracias, etc.

Puntos para la oración y meditación

  • Nuestra resurrección
    • La resurrección es el evento más grande de nuestra fe. Cristo resucitado nos muestra nuestro futuro: que también resucitaremos al final de los tiempos y tendremos un cuerpo glorioso como el suyo.
  • Verdadera alegría
    • La verdadera felicidad del ser humano se encuentra en la unión perfecta con Dios. Para eso fuimos creados. Gracias a su resurrección, Cristo se hace presente de manera permanente, sobre todo en la Eucaristía. En él está nuestra alegría y nuestro gozo.
  • Cambio de vida
    • La Cuaresma marcó para nosotros un tiempo de conversión a través de ciertas prácticas de penitencia. No es hora de olvidarnos de todo y volver a nuestra vida anterior. Más bien, es hora de comprometernos aún más a una nueva vida, de elegir cambios concretos que nos ayudarán día a día a unirnos más a Cristo.
    • Pregúntate: ¿Cómo quiere Cristo transformarme en esta Pascua? Si viviste el Triduo Pascual con devoción, no cabe duda de que descubriste aspectos de tu vida que aún debes cambiar. ¿Qué prácticas concretas realizarás durante todo el tiempo de Pascua? Si no nos esforzamos continuamente en el camino de la perfección, solo retrocederemos. ¡Hagámoslo con el gozo de la resurrección!
Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez fue el editor de El Pueblo Católico y el gerente de comunicaciones y medios de habla hispana de la arquidiócesis de Denver.
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