A veces los católicos tendemos a complicar demasiado la confesión: «¿Fue pecado o no? ¿Debería confesar eso? ¿Realmente necesito confesarme?».
Una regla general sobre el sacramento de la reconciliación es que, si crees que algo podría ser pecado, entonces no hay nada de malo en confesarlo. No es un consejo que nos otros nos hayamos inventado. Es lo que el padre Gary Selin, un sacerdote y profesor del seminario teológico St. John Vianney de Denver, ha estado enseñando en la clase de confesión durante más de 10 años. Se encarga de enseñar a los futuros sacerdotes cómo escuchar confesiones para cuando finalmente sean ordenados.
Existen muchas guías sobre cómo hacer una buena confesión y, ciertamente, la mayoría de ellas podrían ayudarnos. Sin embargo, el padre Gary ha notado que a muchas de estas guías les faltan puntos claves sobre cómo uno debe confesar sus pecados y qué pecados deben confesarse.
“Dos cosas que normalmente se omiten en tales guías son: 1) los pecados mortales deben confesarse según su número y clase (es decir, cuántas veces uno ha cometido dichos pecados desde la última confesión y cuáles fueron), y 2) los pecados veniales no tienen que confesarse de la misma manera, sino solo de forma general. Esto puede ayudar a simplificar la confesión, que ya es un proceso difícil».
“De hecho, los pecados veniales pueden perdonarse de otras maneras fuera de la confesión, pero es bueno que el penitente aún confiese aquellos pecados veniales que están profundamente arraigados en el alma”.
La siguiente guía, adaptada por el padre Gary, es sencilla pero eficaz. Considera usarla la próxima vez que te confieses.
Cómo hacer una buena confesión
Haz la señal de la cruz y di: “Bendígame, padre, porque he pecado; mi última confesión fue hace (mencione el tiempo), y estos son mis pecados…”.
Confiesa tus pecados clara y sinceramente, incluyendo los más vergonzosos.
Si te sientes nervioso o inseguro acerca de algunos pecados, pídele ayuda al sacerdote. Debes mencionar el número de veces que has cometido un pecado mortal (o grave). Sin embargo, no es necesario mencionar el número de pecados veniales.
Cuando hayas terminado de confesar todos los pecados que recuerdas, puedes decir algo como: “Por estos pecados, y por cualquier pecado que haya olvidado, pido perdón a Dios”.
El confesor podrá dar algunos consejos y luego te dará una penitencia. Luego, al momento que te lo indique, se puede rezar el acto de contrición.
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.