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miércoles, abril 24, 2024
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Cuando estás frente a la tilma te vienen ganas de llorar

A todos aquellos que han tenido la oportunidad de visitar la Basílica de Guadalupe y pasar por el pasillo eléctrico debajo de la tilma de San Juan Diego, el obispo axiliar de Denver, monseñor Jorge Rodríguez les dijo:Les apuesto que han tenido la misma experiencia que me pasa a mí: cuando estás justo debajo de la imagen y la miras, te vienen ganas de llorar, te llena una emoción muy fuerte”.

Preguntémonos por qué nos pasa esto”, dijo el Prelado. “La emoción y las ganas de llorar son del tipo que uno siente por su propia mamá. Son sentimientos muy fuertes que uno no tiene por cualquier persona”.

El obispo Rodríguez presidió la Misa en honor a “La Lupita” en las vísperas de su fiesta, el pasado 11 de diciembre a las 11 p.m. en la parroquia – santuario Our Lady of Guadalupe, en el que centenares de fieles llegaron para rendirle un homenaje a la patrona de las Américas y esperar a que dieran las 12 a.m para recibir el día de esta advocación mariana con mariachis y el tradicional canto de Las Mañanitas.

Centenares de fieles estuvieron con horas de anticipación en el templo para esperar la celebración de la Eucaristía. Muchos, aún con las bajas temperaturas, tuvieron que participar de la Misa desde unas carpas a las afueras de la iglesia donde pudieron seguir la celebración desde una pantalla.

Al día siguiente, y como es costumbre, la parroquia – santuario ofreció misas a todas las horas – y todas ellas muy concurridas – desde las 5 a.m y hasta las 7 p.m. Así muchos fieles celebraron con devoción un aniversario más de la última de las cuatro apariciones, en la que la imagen de la Virgen quedó milagrosamente estampada en la tilma de San Juan Diego.

 

Una madre en el cielo

“Cuando mamá está cerca, el niño se siente seguro, protegido. La mamá siempre tiene al hijo bajo su mirada atenta”, indicó monseñor Rodríguez.

“La Morenita”, como la llaman tantos mexicanos, “sintió que sus hijos la necesitaban y se hizo presente en un modo muy cercano, tierno y bonito”.

Y mientras que el indígena era considerado una persona sin valor, María habló en su lenguaje. “Se presentó con piel morena, cuando la piel blanca era la de rango y alcurnia”, recordó el Obispo. “Los pueblos indígenas no pudieron más que darse cuenta de que en su insignificancia, en su pobreza y degradación eran amados por Dios, como su madre vino a decirles”, aseguró monseñor Rodríguez.

“Jesús amó a su madre infinitamente más que nosotros amamos a nuestra madre –¡y ay que si amamos a mamá!-“, indicó el Obispo.  “Esa relación es la que Jesús quiere que tengamos con su madre”.

Por su parte monseñor Bernard Schmitz, párroco de Saint Joseph en Denver, se refirió en su homilía, durante la Misa celebrada en esta parroquia el pasado lunes a las 11 p.m, a los pobres y sencillos que, como San Juan Diego acuden a la protección de la Virgen. “Ciertamente son los que viven una pobreza material”, indicó. “Otros son pobres que sufren una enfermedad crónica, o los que su familia está dividida. Otros viven un pobreza porque sufren de soledad, hay muchos ancianos que viven una pobreza por falta de acompañamiento”.

Y hablando de este tema el padre Benito Hernández, párroco de Our Lady of Guadalupe indicó en su homilía en la Misa celebrada el martes 12 de diciembre: “No podemos sentirnos solos, porque ella, nuestra Morenita del Tepeyac va con nosotros a todas partes; en nuestras luchas y en nuestros sufrimientos diarios”.

 

La parroquia St. Michael the Archangel en Aurora celebró la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe con una Misa y una recepción. Foto de Janeth Chavez.

Una devoción de exportación

Otras parroquias del norte de Colorado se unieron también a la celebración de la Lupita. Saint Michael de Archangel en Aurora tuvo su celebración el domingo 10 de diciembre, la cual comenzó con un Rosario, la Misa dominical seguida de una serenata a la Virgen con Mariachis y una recepción en la que un grupo de niños interpretó la obra de las apariciones.

“Tuve una oportunidad de participar en algo religioso como la Virgen de Guadalupe” dijo a Denver Catholic en Español Aldo Raidi de 10 años, quien representó en la obra al obispo Juan de Zumárraga, el mismo que le pidió a Juan Diego una prueba que certificara estas apariciones. “Si yo fuera el obispo le hubiera creído a San Juan Diego a la primera vez que me dijo que había visto a la Virgen”, aseguró el pequeño.

Kelsey, por su parte, actuó de la Virgen María. Ella asegura que con esta representación “le podemos enseñar a los niños quién es la Virgen de Guadalupe. Me cuentan mucho que en México hay una gran fiesta de la Virgen y algún día quisiera ir a vivirla allá”, indicó la pequeña actriz.

Muchos adultos vieron conmovidos esta obra y recordaron así sus años de infancia en México donde les fue sembrada esta devoción. “Es una tradición muy arraigada que viene desde nuestros abuelos”, dice Rafael Domínguez. “Es un orgullo festejarla en otro país que no es de uno, traer esas costumbres aquí y poner un granito de arena apra apoyar a nuestra comundiad y celebrar con ella”.

Leticia Luján por su parte compartió, con la voz entrecortada, cómo la Morenita ha intercedidó por una gran necesidad que tuvo su familia: “Tengo una nieta que a los cienco años le dio leucemia. Yo le pedí a la Virgen de Guadalupe y por su intercesión ella fue curada. Desde entonces la venero cada año”.

Así, miles de fieles del norte de Colorado se reunieron en torno a la Madre de Dios con cantos como “La Guadalupana” y “Buenos días paloma blanca” y le rezaron la oración con la que el Padre Hernández concluyó su homilía: “Te pedimos la fortaleza para hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas y que tu Santo Manto Virgen de Guadalupe, nos acompañe, nos cubra con su amor, hoy y siempre”.

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