Este artículo fue publicado en la edición de la revisa de El Pueblo Católico titulada “El asombro de la Navidad”. Para suscribirte y recibir la revista en casa, HAZ CLIC AQUÍ.
La “Nochebuena” es una flor originaria de México que se ha vuelto muy simbólica del tiempo de Navidad. Su flor roja tiene forma de estrella, por lo que se ha identificado con la estrella de Belén que anunció el nacimiento de Jesús. Además, florece cada año alrededor de este tiempo.
Una historia mexicana cuenta que, en Nochebuena, un niño pobre fue a la iglesia, pero estaba muy triste porque no tenía nada que regalarle al niñito Jesús. No se atrevía a entrar a la iglesia por esta razón, así que prefirió hincarse afuera.
Con lágrimas en los ojos le dijo a Dios que tenía un gran deseo de regalarle algo, pero que no tenía dinero y no quería entrar con las manos vacías. Cuando se puso de pie, vio que frente a él había florecido una planta que nunca había visto, con unas flores rojas deslumbrantes. Feliz, entendió que Dios había escuchado su oración. Así que cortó la Nochebuena y entró a ponerla a los pies del niño Jesús como regalo.
Más allá de la veracidad de esta historia, su mensaje nos puede ayudar a reflexionar sobre nuestro propio deseo en esta Navidad. ¿Está nuestro corazón como el de este niño, anhelante por ofrecerle algo a Jesús, a quien tanto amamos?
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