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El examen diario que cambiará tu vida: Cómo encontrar el camino de Dios 15 minutos al día

Por Patrick Howard

Cuando uno desea ardientemente crecer en relación con Dios, procura entregarse completamente a él, cuidando todas sus acciones y pensamientos para agradarlo y hacer su voluntad. En el fondo de este deseo se encuentra el anhelo de nuestra unión con él. De aquí surgió la práctica antigua del examen de conciencia. No se trata de una prueba, sino de la práctica de recordar y examinar nuestro día de forma que podamos ver el paso de Dios en él y responder mejor a su presencia el día siguiente.

San Agustín decía: “Tengo miedo de que el Señor pase”. El papa Francisco, al plantearse por qué san Agustín diría esto, responde: “La respuesta, desgraciadamente, está en nuestros comportamientos: porque a menudo estamos distraídos, indiferentes, y cuando el Señor nos pasa cerca perdemos la ocasión del encuentro con él”. Te explicamos cómo el examen transformará tu camino de fe.

¿Qué es el examen de conciencia?

La oración del examen de conciencia es una práctica espiritual observada por los cristianos de una forma u otra a lo largo de la historia de la Iglesia. En el siglo XVI, san Ignacio de Loyola estableció un método preciso para realizarla diariamente. Esta oración es una oportunidad para recordar y revisar tu día con Dios en él, buscando áreas en las que estás respondiendo a los movimientos del Espíritu Santo y en las que podrías estar resistiéndote a él. Al ser más consciente de ello y responder activamente a Dios, él te llevará a una relación más profunda con él.

¿Por qué rezarlo?

Rezarlo te ayudará a crecer espiritualmente y te dará una conciencia de discernimiento que te permitirá responder mejor a las circunstancias de la vida diaria de la mano de Dios en lugar de simplemente reaccionar a todo. Tomaremos decisiones más sabias y prudentes que nos ayudarán a vivir su paz, hacer su voluntad y experimentar su alegría. La práctica diaria del examen también nos impulsará a amar y servir a nuestra familia, compañeros de trabajo, amigos y a los que nos rodean con más sabiduría y fortaleza espiritual.

¿Cómo se reza?

Encuentra un lugar donde puedas reflexionar sobre tu día con Dios en oración. Intenta hacerlo por 15 minutos cada día. Muchas personas optan por rezar el examen al final del día. A continuación, te mostramos los cinco componentes principales de la oración del examen según san Ignacio. Es posible que en diferentes días te sientas atraído a dedicar más tiempo a ciertas partes de la oración y menos a otras

  1. Gratitud

Repasa los dones que Dios te ha hecho durante el día. Esto te ayudará a reconocer el amor ilimitado de Dios por ti y te inspirará a responder con gratitud. No debemos apresurar este paso, sino permitir que moldee nuestra relación con Dios a través de la gratitud.

  1. Petición

Reconociendo que no puedes hacer un examen fructífero con tus propias fuerzas, pide a Dios que te conceda la gracia para que sí lo sea. Pídele que te ayude a comprender cómo él está obrando en ti y qué está sucediendo en tu interior que se opone a la voluntad de Dios. Con su ayuda, podrás responder más libremente a su gracia en tu vida diaria

  1. Recuerda

Ahora repasa tu día y tu experiencia interior del mismo. ¿Dónde estaba Dios en tu día? ¿A qué te llamaba en cada momento y cómo respondiste a ello? ¿Tuviste pensamientos y sentimientos que te alejaron de su camino? ¿Los resististe? Busca dónde puede estar guiándote Dios a través del consuelo espiritual, es decir, por medio de paz, calma y alegría. Busca también experiencias de desolación espiritual: desánimo, miedo, ansiedad, amargura. Al responder a esas experiencias, ¿reaccionaste a la desolación o tentaciones con confianza en él? Pregúntate también en qué aspecto te está llamando Dios a crecer, recordando tus fallos del día. Este proceso te ayudará a ser más consciente de cómo te quiere guiar el Espíritu Santo y cómo el enemigo está tratando de desanimarte. Esta práctica te ayudará a crecer en libertad para amar a Dios y a los demás de manera más perfecta y a ser consciente de su constante presencia amorosa y su ayuda a lo largo del día

  1. Perdón

Después de repasar tu día, pide perdón a Dios por las veces que no hiciste lo que debías. Puedes abordar este momento con profunda confianza, sabiendo que Dios te ama y te sostiene en existencia, independientemente de tus imperfecciones y quebrantos. Permite que Dios te ame y, a través de su perdón, te libere y te transforme

  1. Resolución

En este paso final, basándote en los pasos anteriores, decide qué acciones realizarás para seguir creciendo espiritualmente el día siguiente. ¿Cómo responderás mejor a las circunstancias de la vida y al paso de Dios en el transcurso del día?

 

Este artículo se publicó en la edición de la revista de El Pueblo Católico titulada «La misericordia desbordante de Dios». Lee todos los artículos o la edición digital de la revista AQUÍ. Para suscribirte a la revista, haz clic AQUÍ.

Este artículo ha sido traducido y adaptado al español por El Pueblo Católico. “Finding God’s Path in Just 15 Minutes a Day”, Unleash the Gospel. La introducción es de El Pueblo Católico

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