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sábado, abril 20, 2024
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El milagro de la vida mueve corazones

En este mes de octubre, dedicado a la defensa de la vida, compartimos las historias de tres mujeres voluntarias, quienes generosamente dedican tiempo, esfuerzos y preocupación a la defensa de este don. Diferentes rostros y tareas, pero todos reflejando la nobleza del ser humano, que ante el milagro de la vida, dan lo mejor de sí para custodiarla y defenderla.

Compartiendo la alegría de ser mamá

Fátima Boylen comenzó hace 5 semanas su trabajo como voluntaria en Casa Gabriel, un programa de la Arquidiócesis de Denver que ayuda a mujeres embarazadas y niños en necesidad.

Fátima es de Guatemala y al mudarse a Denver se sintió profundamente movida a trabajar en un proyecto como éste. Su deseo despertó al experimentar, en carne propia, la alegría de ser mamá. “Siempre quise ser voluntaria y trabajar con niños, pero cuando nació mi niña, Elena, el llamado se hizo más fuerte. Fue al ver cuán hermoso es el don de la maternidad”.

Fátima  recuerda que cuando quedó embarazada, “algo dentro de mí me dijo que lo estaba; no me había hecho ninguna prueba todavía. Pero el domingo, en misa, aunque aún no tenía la certeza de estar embarazada, tuve un deseo fuerte de hablarle a mi bebé. Le dije, bueno si estás ahí, ésta será tu primera Eucaristía”. Desde ese momento, agrega Fátima, “me sentí íntimamente unida a mi hija, su presencia estaba transformando mi vida, no sólo físicamente, sino a todo nivel”.

Maravillada con el misterio de la maternidad, Fátima decidió compartir este gozo con otras mujeres. “A veces cuando uno está en crisis, es difícil enfocarse en las cosas buenas, y no vemos la alegría y el despliegue que la maternidad trae”, dijo Fátima. “Un hijo saca de nosotras cosas muy bellas, nos hace salir de nuestras preocupaciones, nos enseña a amar, a dar la vida”.

En su corta experiencia en Casa Gabriel, Fátima se ha conocido numerosas historias de amor, muy gratificantes. La más conmovedora fue la de una mujer a la que acompañó hace poco. “Ella es Mexicana, muy joven”, cuenta Fátima. “Su esposo fue deportado cuando ella tenía 7 meses de embarazo. Eso le afectó tanto que pronto perdió su trabajo, luego perdió la casa y se quedó en la calle pidiendo limosna. Su bebita nació con arritmia cardiaca, y tiene que llevarla al hospital constantemente”.

La valentía de esta mujer, nos dice Fátima, es conmovedora. “Juntas hemos podido descubrir cómo Dios la ha acompañado en medio de las dificultades, su hija está viva y es preciosa. Dios ha provisto las cosas materiales de manera inesperada. Y ahora ella tiene un lugar donde vivir y una comunidad que la apoya”.

Acompañando en el parto

Amalia Córdova tiene una hermosa pero desafiante misión: acompañar a mujeres durante el parto, para que puedan dar a luz sin miedo, amamantar sin problemas y tener una experiencia plena, saludable y llena de gozo. Curiosamente, su deseo de ayudar en esta área, surgió de una experiencia totalmente contraria.

Cuando Amalia llegó a Estados Unidos proveniente de México, dió a luz a su primer bebé, antes de aprender inglés. La experiencia fue un trauma para ella, pues el parto fue muy difícil y ella no entendía el idioma. “No sabía lo que los doctores me decían y ellos no entendían lo que yo les decía”, cuenta Amalia. “En ese momento de sufrimiento, pensé: si aprendo inglés voy a ayudar a mujeres que se encuentren en mi misma situación. Se lo prometí a Dios y las promesas que le hago a Él, nunca las rompo”.

Efectivamente, Amalia cumplió su promesa. Aprendió inglés y se ofreció como voluntaria en las salas de parto de hospitales de Denver, para traducir y ayudar a mujeres embarazadas. Varios doctores y enfermeras, la alentaron a seguir un programa para ser una “doula” certificada.

Según Kathlen Harrington, directora del programa doula en el hospital St. Anthony, aunque

ser madre es un proceso totalmente natural, hay muchas cosas que las mujeres, incluso las que han sido madres varias veces, desconocen. Por ello, “la doula es fundamental para orientar a las mamás y ayudarlas, antes y durante el parto, en su tarea de ser madres”, explicó Harrington.

Por su parte, Amalia dice que “algunas pacientes no tienen a nadie. Ellas nos abren su corazón, tienden un vínculo especial con nosotras, comparten cómo se sienten, y valoran tener a alguien que abogue por ellas y pueda ayudarlas a comunicarse”.

“Estoy segura que el cuerpo de la mujer sabe qué hacer a la hora de dar a luz. Ellas sencillamente necesitan alguien que se los diga y que las acompañe”, concluye Amalia.

Juventud a favor de la vida             

Lauren Martínez, una apasionada por la defensa de la vida, se graduó recientemente de la Universidad Regis y ahora es misionera de Students for Life of AmericaSFLA-(Estudiantes por la Vida de EE.UU.). Ella es coordinadora regional y su misión consiste en apoyar en la formación y sostenimiento de grupos estudiantiles pro-vida, tanto en escuelas como en universidades de las áreas de Colorado, New Mexico, Wyoming y Utah.

“Me siento muy bendecida al haber recibido esta tarea tan grande en la defensa de la vida”, dijo la joven. “Yo crecí en el centro de Denver y pude ver de cerca las consecuencias del aborto en mi comunidad”, agregó. “Por eso, estoy convencida de que cuando alguien tiene un embarazo inesperado, lo primero que necesita es amor, compasión y apoyo”. Sin embargo, agregó Lauren, “eso no es lo primero que uno recibe. Por el contrario, muchas son juzgadas y aisladas, y lo que sigue es el miedo, el peor enemigo de una mujer vulnerable”.

Una de las razones que llevó a Lauren a ser misionera de SFLA, fue darse cuenta de que “nuestras escuelas no están preparadas para ayudar a mujeres embarazadas de una manera adecuada. SFLA ofrece capacitación, educación y recursos para responder a la misión que Dios nos encomienda: cuidar a las personas más vulnerables. No es una misión fácil”, dijo.

“El aborto, acaba con la vida de un ser indefenso”, agregó Lauren, “y deja heridas profundas en las personas que lo comenten. Hay una mejor manera de ʻayudarʼ a quienes enfrentan embarazos inesperados. Yo quiero luchar esta batalla en nuestras comunidades y necesito tu ayuda”, agregó con entusiasmo.

Si usted está interesado en apoyar la misión de Lauren, puede escribirle a lmartinez@studentsforlife.org o llamarla al 720.466.0512. Si está interesado en saber más sobre SFLA, ingrese a su web: www.studentsforlife.org

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