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sábado, abril 20, 2024
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El padre Echeverri ora por comunidad en Denver

No cabía un alma más. Cientos de personas de diferentes edades se dieron paso con cruces y fotografías de seres queridos enfermos en la parroquia Ascension de Denver el pasado miércoles, 21 de marzo, para implorar su sanación y bendición durante la noche final de la misión cuaresmal con el padre Fernando Echeverri.

El sacerdote, de origen colombiano y proveniente de la Diócesis de Rockville Centre, Long Island en Nueva York, es conocido por haber presenciado la grandeza de Dios en su vida a través de una sanación milagrosa y por el hecho de que ha sido testigo de tales milagros de Dios en otras personas al orar por ellas.

Fotos de Vladimir-Mauricio Perez

“El que alguien regrese a Dios y le entregue su vida es el mayor milagro,” dijo a Denver Catholic en español. “Ya si de ahí el Señor concede la gracia de sanar físicamente, es una bendición adicional. He visto muchos testimonios de personas que se han sanado de cáncer, de diabetes y hasta personas no podían tener hijos y finalmente lo lograron… Pero el que sana es siempre Él, un sacerdote nunca podría hacerlo”.

Durante la homilía de la Misa, que marcó el final de la misión cuaresmal en esta parroquia, el sacerdote contó su testimonio, diciendo a que para Dios no estaba nadie perdido, sin importar sus vicios, enfermedades o su pasado.

El presbítero cuenta que cuando aún era seminarista, los médicos le dijeron que pronto iba a morir. Su páncreas estaba por reventar. Él recuerda haber orado: “Señor, que se haga tu santa voluntad. Tú eres el único médico que puede sanar y si tú quieres úsame como instrumento tuyo, yo entregaré mi vida al servicio de la gente y de los pobres”.

Así fue y asegura estar agradecido por el don de fe y de palabra que Dios le dio a partir de ese momento. Ahora, el Padre Echeverri viaja a otros países dando retiros, misiones, charlas y trabajando en una organización que fundó para construir casas para los pobres en la frontera de Haití, además de sus obligaciones parroquiales.

Frutos de la oración

“[Tengo] un gran gozo en mi corazón por haber sido partícipe de tan grandiosos días llenos de fe y alegría,” dice Lily Zapata, quien asistió a los tres días de misión. “Me había alejado mucho de la Iglesia por el hecho de tener un niño chiquito… pero reflexionando, me dije que iba empezar a asistir a Misa y al grupo de oración todas las semanas”.

Zapata cuenta que invitó a su hijo mayor de ocho años a la segunda noche porque el padre les había pedido llevar a sus hijos que eran rebeldes o que tenían problemas de drogas o alcohol para orar por ellos.

“Pero yo no tomo ni uso drogas,” le contestó su hijo. Pero después de una discusión, lo convenció.

Durante la oración, el padre Echeverri invitó a los hijos a tomar a sus padres de la mano. Su hijo comenzó a llorar y la empezó a abrazar y le dijo que no sabía porqué lloraba. Después su mismo hijo se ofreció a cuidar a su hermanito para que su mamá pudiera ir a la Iglesia. Ella le contestó que todos podían intentar ir juntos.

Al concluir la Misa, el padre Echeverri dio una bendición especial a los enfermos presentes y a los que estaban viendo por medio de las redes sociales (visite nuestra página de Facebook para ver el video) e hizo una procesión con el Santísimo al a través de la iglesia y el centro parroquial.

Los cientos de personas presentes alzaron fotos de familiares enfermos impresas y en sus teléfonos celulares y las cruces con los nombres de familiares escritos en ellas, hacia el Señor que pasaba entre ellos.

Al terminar, la alegría de todos los presentes si hizo palpable. Los semblantes se habían transformado y solo se veían sonrisas radiantes. Dios había actuado.

“La misión cuaresmal es la oportunidad para tener un encuentro personal con el Señor,” dijo el padre Echeverri al Denver Catholic en español. “Es para que la gente abra su corazón a Dios y a través de la Eucaristía puedan conocer más a su Iglesia”, concluyó.

 

 

Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez fue el editor de El Pueblo Católico y el gerente de comunicaciones y medios de habla hispana de la arquidiócesis de Denver.
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