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sábado, abril 20, 2024
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El Papa en México y sus verdaderas riquezas

Que Donald Trump no es un buen cristiano, que en algunos casos es lícito acudir a los métodos anticonceptivos, que el Papa también se enoja como ocurrió cuando un chico que le haló la mano y lo intentó tumbar. Los medios han reducido a estos  sucesos la visita del Papa Francisco a México, la cual estuvo llena de elementos mucho más ricos que tristemente pasaron a un segundo (o quizás un quinto)  plano.

Cada acontecimiento papal de trascendencia internacional es tomado por los medios como la oportunidad de hablar sobre temas álgidos. Sobresale la falta de creatividad en periodistas quienes, al tener frente a ellos a un líder espiritual de esta talla, solo se les ocurre preguntarle: ¿cómo está enfrentando la Iglesia los casos de abuso sexual?¿Qué piensa sobre el aborto? ¿los anticonceptivos? ¿las uniones entre personas del mismo sexo? A lo que el Papa suele decir que la respuesta “está en el Catecismo de la Iglesia Católica” (palabras que pocos medios incluyen en sus reportajes).

Lo mejor para conocer e informar sobre las declaraciones del Papa (y de cualquier ser humano) es ir directamente a las fuentes. Leer sus discursos, homilías, o mejor aún, ver los videos que tienen el plus de escucharlo en nuestro idioma y acoger sus gestos, lo cual enriquece mucho más el contenido de su mensaje. No se puede pensar que se está bien informado, ni mucho menos considerarse un vaticanista experto, limitándose a leer frases sacadas de contexto, puestas en grandes titulares o memes que alcanzan miles de “shares” en las redes sociales. Frases que maliciosamente llaman la atención de la opinión pública y brindan una información tan fugaz como vacía.

Los medios han pasado por alto riquezas inmensas que tuvo el viaje del Papa como la visita al centro penitenciario de Ciudad Juarez y el discurso de una de las reclusas: Évila Quintana Molina que conmovió tanto al Pontífice. Pasaron por alto los hermosos gestos y las sabias palabras sobre el perdón que el Papa dirigió a los recursos de esta convulsionada ciudad fronteriza. Han ignorado el efusivo encuentro que tuvo con los jóvenes en el estadio de Morelia donde los invitó a centrar su vida en Jesús y no en las riquezas aparentes que provienen muchas veces de medios ilícitos y que destruyen tantas vidas.

De la entrevista realizada en el avión, se han saltado el elogio que Francisco hizo a Benedicto XVI en cuanto a la lucha contra la doble (¡y falsa!) moral de algunos miembros del clero. Destacó esos “trabajos escondidos que fueron los que prepararon los cimientos para destapar la olla”.

Sorprende que pocos hayan hecho alusión a sus declaraciones sobre aborto como no como un problema teológico sino “como un problema humano. Como un problema médico”.

Un viaje en el que el Papa se metió a “las periferias” de México para hablar de los indígenas, los inmigrantes, los jóvenes (su principal riqueza, dijo), los niños enfermos, dar un mensaje de aliento y admiración a las familias y acoger también a las que tienen situaciones irregulares. Un viaje en el que instó a los obispos y religiosos a vivir con coherencia. Un viaje en el que se detuvo a orar a solas frente a la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. Por ello, para entender la riqueza de su último viaje, lo óptimo es sentarse a leer sus declaraciones, son mutilaciones no descontextualizaciones haciendo click aquí.

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