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miércoles, abril 24, 2024
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¿Facebook o Gran Hermano?

Un test de análisis de personalidad aparentemente sencillo que apareció en Facebook se convirtió en el medio para atrapar a cerca de 270 mil usuarios. Y a los amigos de sus amigos y poder tener así los perfiles psicológicos de unos 50 millones de habitantes de Estados Unidos.

Así se creó una red que le suministrara los datos a la empresa Cambridge Analytica para diseñar una estrategia de microfocalización que permitiera persuadir al usuario a votar por Donald Trump para que ganara la presidencia en los Estados Unidos el 8 de noviembre de 2016. También se valieron de esta estrategia para que los ingleses eligieran que su país abandonara la Unión Europea en junio del mismo año.

Esta es quizás la concretización del personaje Gran Hermano, presente en la novela de utopía negativa 1984 de George Orwell. Se trata del gobernante de Oceanía que busca controlar la vida y los más mínimos movimientos de los ciudadanos que están a su cargo ¿Será este el cumplimiento de aquello que pudo vislumbrar Orwell cuando escribió esta célebre novela?

Las redes sociales nos observan, nos controlan, nos analizan. Y mientras tanto nosotros podemos pasar horas en ellas buscando inocentemente seguir la vida de nuestros amigos, tener permanente comunicación con ellos y sin ser conscientes, cada “me gusta” o comentario que hagamos puede ser usado en contra de nuestra privacidad. Y de la manipulación de nuestra psicología.

Todos los datos que ponemos en nuestro perfil – desde la fecha en que nacimos hasta nuestra filiación política- no solo puede estar a la vista de nuestros “amigos” – yo mejor los llamaría contactos – sino de un gran monopolio que se vale de estos datos para observar mi comportamiento, conocerme más que mis amigos más íntimos y diseñar las mejores estrategias para que yo sea una presa fácil que me deje manipular por una publicidad que se adecúa a mi personalidad, gustos y configuración psicológica. Suena macabro pero es lo que sucedió la semana pasada con el escándalo de Cambridge Anatlytica y Facebook. Y esta patraña hizo que el valor de Facebook cayera en 58 millones de dólares en pocos días. Miles de usuarios están cerrando sus cuentas con la campaña #DeleteFacebook alegando la falta de privacidad y los grandes riesgos que corren solo por poner un post o dar “me gusta” (ahora también en forma de sonrisita y corazoncito) a las fotos, memes o comentarios que ponen sus amigos. Decenas de anunciantes y accionistas han retirado su apoyo a esta gigante red social.
Y aunque la solución no necesariamente tiene que ser salirse de Facebook, creo que sería saludable que cada vez que entremos a nuestro muro pesemos en qué haría si en este momento el “gran hermano” me estuviera vigilando y quisiera sacar la información que yo le suministro para avanzar en su estrategia de publicidad subliminal microfocalizada. Y si lo que quiero es mantener la comunicación con mis amigos, mejor será llamarlos para que tengamos un encuentro cara a cara, algo mucho más valioso que la comunicación despersonalizada de esta red social.

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