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viernes, abril 19, 2024
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Fieles proclamaron su fe por las calles

“Un largo caminar por el desierto bajo el sol, no podemos avanzar sin la ayuda del Señor”. ésta es la letra de un canto religioso que se hizo elocuente de manera especial, para los más de 200 peregrinos que el pasado 8 de septiembre, partieron en peregrinación desde su parroquia Our Lady of Guadalupe, en Denver, hacia la Basílica Catedral de la Inmaculada Concepción.

El sol ardía de manera particular ese día, tanto que para muchos fue como ir por medio del desierto. “Estábamos agotados y muertos de calor, yo tuve la tentación de regresarme, de no seguir. Pero caminar con el Santísimo por delante, saber que era Él quien nos guiaba, me dio mucha fuerza”, señaló Rocío Alvarado, joven parroquiana. “Y finalmente, llegar a nuestra madre Iglesia -la Catedral- fue un gozo muy grande, un gran respiro que nos llenó de vida nueva”.

El P. Benito Hernández, párroco de Our Lady of Gaudalupe, señaló que la procesión se dio en el marco de actividades organizadas por el Año de la Fe. “Salir a proclamar públicamente nuestra fe, fue el motivo principal de esta peregrinación. Por ello quisimos llevar a las calles expresiones de nuestra fe como Católicos: La Eucaristía por delante, guiando a los peregrinos; Nuestra Señora de Guadalupe, quien nos conduce al Señor; y el pueblo peregrino que reza. Por eso los matachines, danzando y abriendo la procesión”, afirmó el sacerdote.

El destino final no fue escogido al azar. El P. Benito escogió la Catedral, no sólo porque es uno de los 7 lugares de peregrinación para este Año de la Fe, sino “porque es ella la Iglesia Madre que nos recibe, es ahí donde reside la Cátedra de San Pedro, es decir las enseñanzas, la doctrina. Y ahí quisimos llegar como muestra de nuestro deseo de profundizar en la riqueza de nuestra fe y mostrar que somos una sola Iglesia”, señaló.

La procesión que iba acompañada por el rezo del rosario y cantos de alabanza, llamó la atención de los transeúntes. Rocío y Teresa Ríos, ambas peregrinas, compartieron su experiencia. “Fue muy hermoso ver a la gente que iba por las calles; los carros se detenían, algunos al vernos pasar con el Santísimo se quitaban el sombrero, otros se arrodillaban. Adelante iban los matachines danzando con reverencia. Ver los actos de fe de esta gente tan sencilla, gente mayor y de todas las edades caminando detrás de Jesús, será algo para mi inolvidable”, dijo Teresa.

William Martínez, el diácono que acompañó al P. Benito señaló que “es bonito ser latino, porque podemos expresar con mucha efusión lo que sentimos”.

Para Arnoldo Alvarado, miembro de los Adoradores Nocturnos, esta peregrinación fue revivir hermosos recuerdos de su pueblo Santiaguillo, en Durango, México. “Me acordé de mi tierra, tengo tantos años que no voy”, dijo con nostalgia. “Sentí tanta emoción al peregrinar, me trajo a la memoria esas procesiones que solía tener de joven, cuando sacábamos a nuestra patrona Santa Teresa del Niño de Jesús o a la Virgencita en hombros, expresando nuestra piedad”, compartió Arnoldo.

La procesión culminó con la Misa, en la que el P. Benito recordó que “en las peregrinaciones descubrimos de manera más fuerte la presencia de Dios. Así como acompañó al Pueblo de Israel por el desierto, Él nunca nos deja solos en nuestros en nuestros sufrimientos y desiertos. Nosotros hemos peregrinado y experimentado el sufrimiento, pero hemos llegado finalmente a este lugar sagrado, donde Dios nos alimenta con su propio Cuerpo y Sangre”.

Los fieles culminaron la celebración gritando: “¡Viva Cristo Rey y Viva la Virgen de Guadalupe!”.

Con un corazón agradecido y renovado volvieron a sus casas. “Me gustó mucho esta actividad y fue muy bonito ver que el sacerdote llevaba en todo el camino a nuestro Señor. La custodia pesa, y él iba con toda la vestimenta puesta, y con el calor de 86°”, dijo Teresa Ríos. “Esta demostración de fe y ejemplo vivo que dio el padre a los fieles, nos enriqueció a todos”.

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