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viernes, abril 19, 2024
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Fraternidad Mariana de la Reconciliación nombra nueva superiora general

La Fraternidad Mariana de la Reconciliación (FMR) nombró recientemente a su nueva superiora general, Luciane Urban, una de las pioneras que trajeron la comunidad a los Estados Unidos y que sirvió en Denver durante los últimos años.

La comunidad de las «fraternas», como es conocida, se fundó en Lima, Perú, en 1991. Aprobada canónicamente como una sociedad de vida apostólica laica femenina, sus integrantes se consagran a Dios y sirven a la Iglesia de diversas maneras como mensajeras de reconciliación y amor.

Para conocer más sobre la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, Luciane Urban compartió con El Pueblo Católico detalles sobre su comunidad y su nueva asignación como superiora general.

El Pueblo Católico: ¿Qué es la Fraternidad Mariana de la Reconciliación?

Luciane Urban

Luciane:  La Fraternidad Mariana de la Reconciliación es una sociedad de vida apostólica laical femenina nacida en Lima, Perú en 1991. Sus integrantes, a quienes nos llaman “fraternas”, consagramos toda nuestra vida a Dios, respondiendo a su llamado a seguir más de cerca al Señor Jesús, abrazando los consejos evangélicos de la castidad, la pobreza y la obediencia, y viviendo en comunidad como hermanas en Cristo bajo el cuidado maternal de María.

En Estados Unidos tenemos comunidades aquí en Denver y en San Antonio, y además estamos en Italia, Australia, Chile, Colombia, Brasil y en tres diócesis de Perú.

EPC: ¿Cuál es la misión de las fraternas? 

Luciane: Las fraternas buscamos anunciar el evangelio en el mundo a todo el que lo necesite. A través de nuestro seguimiento del Señor queremos que su palabra se haga vida en nosotras, para que así Cristo pueda llegar a las personas con quienes nos encontramos y a quienes servimos. A través de los apostolados concretos que realizamos queremos acompañar a las personas en su propio camino de seguimiento del Señor para que en el encuentro con Cristo se descubran llamadas a la santidad y a compartir ese tesoro encontrado con los demás en su propia vida.

EPC ¿Cuál ha sido su asignación en Denver?

Luciane: En los últimos años, además de servir como superiora local de nuestra comunidad, estuve estudiando una maestría en Teología y era coordinadora de educación religiosa en la catedral.

EPC: ¿Qué significa su nueva asignación como superiora general? ¿Qué nuevos retos conlleva? ¿Seguirá en Denver? 

Luciane: Como superiora general me toca velar por cada una de las fraternas y por todas nuestras comunidades y obras apostólicas. Eso quiere decir acompañar a las fraternas para que estén bien, viviendo con fidelidad el espíritu de nuestra vocación, y que tengan una asignación concreta de servicio apostólico. En nuestra asamblea general que se realizó en el mes de julio también aprobamos nuevas constituciones, que son el documento que define y guía nuestra vida y misión, y por lo tanto tendré que asegurarme de que se apliquen todas las decisiones y orientaciones definidas en esa reunión y en el nuevo documento.

Ya que la sede principal de nuestra comunidad está en la arquidiócesis de Lima, Perú, tendré que vivir ahí.

EPC: A medida que toma esta nueva asignación, ¿cuál es su esperanza para la comunidad en este nuevo periodo de cambios?

Luciane: Tengo mucha ilusión de que la renovación que estamos viviendo como comunidad, con el nuevo documento que hemos aprobado, lleve a una renovación en el corazón de cada una de mis hermanas también, para que estemos más centradas en el Señor y vivamos una vida cada vez más evangélica. Esta es la única manera en que podremos vivir lo que decidimos por escrito y en que se darán los frutos para el apostolado que hacemos y en la vida de las personas a las que servimos.

EPC: ¿Qué impacto ha tenido para usted la comunidad de Denver? ¿Qué se lleva?  

Luciane: Denver tiene un lugar muy especial en mi corazón, pues fue mi primer lugar de misión hace más de 23 años. Puedo decir que aquí crecí en mi vocación, aprendí a vivir mi consagración y, de hecho, en Denver hice mi profesión perpetua en el año 2003. Además, en los diferentes ámbitos en los que he servido a lo largo de los años, hice muy buenos amigos, a quienes llevo en mi corazón y en mi oración. ¡Y espero que no se olviden de mí en sus oraciones también!

Gracias por la oportunidad de compartir el don de nuestra vocación y del llamado del Señor con nuestros hermanos y hermanas en la fe aquí en Denver.

Rocio Madera
Rocio Madera
Rocio Madera es especialista en comunicaciones y publicidad para la arquidiócesis de Denver.
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