75.9 F
Denver
miércoles, abril 24, 2024
InicioTiempos litúrgicosCuaresmaGuía: Elige una resolución cuaresmal que valga la pena

Guía: Elige una resolución cuaresmal que valga la pena

Los pecados capitales no se llaman así por ser imperdonables o por su gravedad, sino más bien porque son los pecados que dan origen a otros pecados. De una manera u otra, todos caemos en estos pecados capitales que nos alejan de Jesús. Pero Cristo nos da un antídoto para ellos: las virtudes. Aunque somos débiles y no podemos avanzar en la santidad con nuestras propias fuerzas sino solo con la gracia de Dios, es necesario cooperar con esa gracia y esforzarnos para vencer nuestras pasiones desordenadas y crecer en la virtud.

Esta Cuaresma te invitamos a identificar el pecado capital que más te aleja de Dios y combatirlo con la práctica de la virtud opuesta. Para eso hemos diseñado la siguiente guía con prácticas concretas que te ayudarán. Son prácticas que podrás complementar con la oración, el ayuno, la limosna y la confesión durante este tiempo importante.

No te agobies: solo escoge una virtud y pide a Dios que te dé la gracia para crecer en ella con toda humildad.

Humildad (Orgullo)

Podemos describir el orgullo como una apreciación desordenada de nosotros mismos. Este pecado puede hacerse evidente en actos que hacemos por vanidad o cuando presumimos de nuestras posesiones, apariencia, inteligencia… para mostrarnos superiores a los demás.

Su virtud opuesta es la humildad. La humildad no consiste en tener un bajo autoestima o ignorar nuestros dones y habilidades. Más bien conlleva la aceptación de la verdad: reconocer quién es Dios y quiénes somos nosotros, y ponerlo en el centro de nuestra vida. Aquí algunas prácticas recomendadas por la Madre Teresa:

  • Habla lo menos posible sobre ti.
  • Acepta pequeños inconvenientes con buen humor.
  • No hables para ser admirado o amado.
  • No te enfoques en las faltas de los demás.
  • Cede en discusiones, incluso si tienes la razón.

Castidad (Lujuria)

En una sociedad que ha sido grandemente sexualizada y que ha facilitado el acceso a contenido explícito, abundan las acciones desordenadas de la sexualidad. La castidad es su virtud opuesta, y se define como “la integración exitosa de la sexualidad dentro de la persona y, por lo tanto, la unidad interna del hombre en su cuerpo y ser espiritual”. La lujuria nos divide y nos daña. ¿Cómo podemos alcanzar la unidad de la castidad? Aquí algunas resoluciones:

  • Sé fiel a la oración: establece un horario específico todos los días y considéralo una prioridad.
  • Adquiere dominio propio, abstente de algo que realmente te gusta.
  • Escribe las ocasiones que te han llevado a pecar y maneras para evitarlas.
  • No estés inactivo, elije un pasatiempo favorito: un deporte, un instrumento, la escritura, algo práctico.
  • Solo usa tu teléfono cuando sea necesario, limita las redes sociales significativamente (¿a 10 minutos por día?).

Generosidad (Avaricia)

La avaricia es un deseo desordenado por las posesiones materiales, incluyendo el poder. Sus virtudes opuestas son la liberalidad y la generosidad; en otras palabras, la entrega de uno mismo a Dios y a los demás. Entonces, ¿cómo podemos hacer más de eso en esta Cuaresma? Aquí algunas recomendaciones simples:

  • Haz un donativo a una parroquia o institución caritativa “hasta que duela”, como solía decir la Madre Teresa.
  • Esfuérzate por hacer bien tu trabajo: sin renegar, buscar atajos o perder el tiempo.
  • Llena tu corazón con Jesús: visita al Santísimo al menos una hora por semana.
  • Practica la hospitalidad siendo generoso con quienquiera que te visite.

Mansedumbre (Ira)

El Catecismo define la ira como “un deseo de venganza”. Aunque existe la ira justa en determinadas circunstancias, a menudo luchamos con la que no es tan justa: la ira desmedida, desear el mal a otras personas por algún error u opinión. La virtud opuesta es la mansedumbre. No es una debilidad. Más bien, es la virtud que nos ayuda a mantenernos en posesión de nosotros mismos durante las adversidades. Aquí algunas maneras para practicarla:

  • No te dejes llevar por la ira de otras personas: intenta responder con calma.
  • Usa esa ira para fortalecer tu determinación de crecer en la virtud.
  • Si puedes, evita las ocasiones o los lugares que te llevan a pecar, como las redes sociales.
  • Si te enojas, tómate un minuto; no reacciones de inmediato, pídele paciencia al Señor.
  • Si otra persona te hace enojar fácilmente, reflexiona sobre tu propia debilidad y pide a Dios poder ver a esa persona con amor.

Gratitud (Envidia)

La envidia implica entristecerse o sentirse afligido por el bien de otra persona por creer falsamente que su mérito nos resta valor a nosotros. Esto, por supuesto, es una mentira, y se vence con el amor y la gratitud:

  • Entra en la presencia de Dios y recuerda que él te ama de manera única e incondicional.
  • Cuenta las bendiciones que tienes todos los días y agradece a Dios por cada una.
  • Esfuérzate por reconocer los logros y el trabajo de los demás.
  • Reflexiona: la diversidad de dones que Dios da a cada uno es como un jardín; cada flor es distinta y bella. Así son los santos en el cielo.
  • Ora por la persona hacia la que sientes envidia para que Dios la guíe a ella y a ti a la santidad.

Diligencia (Pereza)

Este pecado, a menudo llamado acedia o aburrimiento, es un tipo de tristeza o falta de voluntad para realizar lo que es bueno para nosotros, sobre todo cuando tiene que ver con nuestra relación con Dios. La virtud opuesta es la diligencia que conlleva el amor y el cuidado de las propias acciones.

A menudo imaginamos lo que deseamos, y deseamos lo que imaginamos. Por lo tanto, trabaja para dejar que Jesús se convierta en el centro de tu imaginación y la dulzura de tu vida. Imagina que te llama por tu nombre.

  • Practica el ocio planificando tu tiempo libre, sobre todo los domingos. El ocio no es inactividad, sino disfrutar de una actividad que nutra nuestra humanidad. Por ejemplo, aprender a tocar un instrumento, leer un buen libro, una actividad familiar, etc.
  • Ofrece tu sufrimiento por una intención, especialmente cuando realizar ese trabajo te cueste mucho.
  • Levántate tan pronto como suene la alarma.

Templanza (Gula)

Aunque no es malo encontrar placer en una comida deliciosa, sí es un defecto hacerlo en exceso. Esto, por supuesto, incluye el consumo excesivo de alimentos o bebidas, pero también hacerlo demasiado rápido, demasiado caro o demasiado ansiosa o delicadamente, según santo Tomás de Aquino. La virtud contraria es la moderación, que nos permite controlar nuestro apetito natural por el placer y disfrutar de lo que hacemos de acuerdo con la razón. Algunas ideas para adquirirlo:

  • Ayuna al menos una vez por semana.
  • Modera tu consumo de alimentos: no comas entre comidas.
  • Abstenerse del ingrediente o alimento que más te gusta.
  • Acostúmbrate a decir “no” a las cosas que en realidad no necesitas, especialmente cuando estés de compras o en línea.
  • Come despacio y reza antes y después de las comidas.

 

Este artículo se publicó en la edición de la revista de El Pueblo Católico titulada «La misericordia desbordante de Dios». Lee todos los artículos o la edición digital de la revista AQUÍ. Para suscribirte a la revista, haz clic AQUÍ.

Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez fue el editor de El Pueblo Católico y el gerente de comunicaciones y medios de habla hispana de la arquidiócesis de Denver.
Artículos relacionados

Lo último