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Hermanas clarisas se mudarán a las planicies de Colorado para seguir vida de contemplación

Después de 35 años de residir en el corazón de Denver, la comunidad de hermanas clarisas capuchinas ha decidido mudarse a un nuevo monasterio, que se proyecta estará construido a finales del 2024.

Inicios

Originarias de Irapuato, México, las hermanas clarisas capuchinas llegaron a Denver en noviembre del 1988, tras una invitación del cardenal Stafford para establecer un monasterio cerca del centro de la ciudad de Denver. De las 42 hermanas que formaban la comunidad en Irapuato, 10 fueron elegidas para mudarse a los Estados Unidos.

“Hicimos una novena a la Inmaculada Concepción. Entonces, durante ese tiempo, la hermana que se sentía con la inspiración de venir para acá iba poniendo su papelito (petición) en una urna. El 8 de diciembre (de 1987) sacaron los papeles de la urna, de los cuales salieron 13 papelitos de hermanas que deseaban venir a Denver. Luego el consejo y la madre superiora decidieron quiénes íbamos a venir. Ahorita del grupo original estamos seis hermanas”, cuenta la hermana María a El Pueblo Católico.

Fue así como las hermanas llegaron a la ciudad de la milla a fundar un nuevo monasterio en la antigua rectoría de la iglesia de San Patricio en Denver y comenzaron su misión de orar por toda la arquidiócesis de Denver, aunque de manera especial por la comunidad hispana.

“El arzobispo Stafford nos pidió especialmente que estuviéramos dedicadas a rezar por toda la arquidiócesis de Denver, y de una manera muy especial él nos encargó que dedicáramos nuestras oraciones por la comunidad hispana, porque él tenía mucha preocupación por la comunidad hispana”, recuerda la hermana María.

Durante los últimos 35 años, las hermanas se han enfrentado a varios retos, que van desde adaptarse a su nueva comunidad hasta la muerte de dos de sus miembros. No obstante, han logrado llevar una vida de contemplación y oración, a la cual el Señor las ha llamado.

(Foto provista)

“Nuestro carisma es la fraternidad, la contemplación, sobre todo, la oración y el trabajo. Tenemos nuestras horas de oración en la mañana, la liturgia, la Eucaristía y la hora de meditación. Después de las 9 de la mañana empieza el trabajo hasta las 12 del mediodía. Trabajamos en la panadería, atendemos la Iglesia, hacemos los hábitos para los hermanos capuchinos… Pero, sobre todo, lo que nos distingue es la contemplación y la fraternidad”, agregó.

 

Retos

Sin embargo, en la última década se han presentado nuevos desafíos que las han obligado a buscar un nuevo sitio. La zona donde se encuentran ha pasado por un proceso de renovación que ha desplazado a su población original. El vecindario familiar y tranquilo al que llegaron hace 35 años se ha transformado en el moderno vecindario de “the Highlands”, una zona de restaurantes, bares, ruido y fiesta que a menudo interrumpe su tiempo de oración y contemplación.

(Foto provista)

“Cuando llegamos, todo era más tranquilo. Era diferente. No había tanto ruido como ahora; era más familiar. A veces estamos en la capilla y de repente nos empujan las puertas, forzándolas para entrar. Por la madrugada pasan personas gritando por la calle. Se ha vuelto más peligroso”, expresó la hermana María.

La hermana también describió como en algunas ocasiones las personas dejan basura en el jardín e incluso se han encontrado con intrusos intentando ingresar al convento.

Pero no todo es negativo, ya que estos cambios también han acercado a personas nuevas a la Iglesia, lo cual ha sido muy gratificante para las hermanas.

“Hemos encontrado personas nuevas del vecindario que se acercan a pedir oraciones, vienen a comprar galletas, incluso algunos vienen a Misa. Hay jóvenes que también han venido más a Misa. Hay parejas que dicen que viven por aquí cerca, y no nos conocían, pero ya empezaron a venir a comprar galletas, a interesarse. Como digo, no todo es negativo”.

Búsqueda

Si bien el cambio en la ciudad ha sido un factor importante en su decisión de mudanza, la idea surgió desde hace 20 años, cuando comenzaron a notar que el edificio actual no cumplía con lo necesario para mantenerlo como monasterio. El antiguo edificio fue reparado hace más de 30 años y cada vez está más deteriorado. Además del mantenimiento necesario, que las hermanas no pueden cumplir, el edificio no es accesible para las hermanas mayores que requieren de más cuidados.

Desde hace años las hermanas han orado por un nuevo monasterio. Luego de varias desilusiones y trabas financieras, finalmente han logrado adquirir un terreno donde el nuevo monasterio será construido. Es por eso por lo que han comenzado una campaña para recaudar fondos y lograr finalizar este proyecto que les permitirá continuar con su llamado.

(Foto provista)

“Necesitamos cinco millones de dólares y tenemos aproximadamente tres millones que hemos reunido a través de los años gracias a donantes de la comunidad”, dijo la hermana, sin perder la fe en que Dios proveerá y la comunidad se unirá para ayudarles a hacer de su nuevo hogar una realidad.

Parte de este dinero también se ha recaudado gracias a las ventas de sus populares “galletas clarisas” que cada vez ganan más popularidad en Colorado e incluso fuera del estado.

(Foto Capuchin Poor Clares)

“Las galletas fue lo que traíamos nosotros, es herencia desde Irapuato. En Irapuato hacen esta misma clase de galletas. Cuando llegamos aquí los hermanos capuchinos nos preguntaron que qué sabíamos hacer para ver en qué nos podían ayudar. La hermana superiora les dijo que sabíamos coser, hacer ornamentos, hacer galletas. Y ellos se animaron mucho con las galletas”, recuerda la hermana. “La madre comenzó con cantidades pequeñas en el horno de la estufa de la cocina”.

Con el paso de los años, las galletas se comenzaron a vender “como pan caliente” y ahora las hermanas cuentan con una cocina especial para preparar sus galletas y una tienda virtual donde personas de cualquier parte del país pueden hacer sus ordenes y contribuir a la causa de las hermanas.

Inicio de construcción

El pasado jueves, 1 de junio, se llevó a cabo la ceremonia para marcar el inicio de la construcción, la cual contó con la presencia del arzobispo Samuel Aquila y varios miembros de la comunidad de Byers, Colorado, a donde irán a vivir las hermanas Clarisas.

(Ceremonia de inicio de la construcción del nuevo monasterio. Foto provista)

“Agradecemos profundamente al arzobispo Samuel que nos acompañó en la ceremonia”, dijo la hermana.

Para las hermanas, la construcción marca un nuevo comienzo que, aunque estará lleno de retos, será un buen cambio que les permitirá vivir en contemplación, según su deseo y su vocación.

“Va a ser un cambio muy grande, pues ya nos encariñamos con este lugar. Esta es nuestra casa, todos nuestros vecinos, sea como sea, son nuestros vecinos y los queremos. También ya estamos empezando a conocer la gente de allá (de Byers), hemos ido algunas veces que nos han invitado. La comunidad hispana también está creciendo en la iglesia de Our Lady of the Plains. Confío que vamos a estar bien, pero sí vamos a extrañar mucho”, dijo emocionada la hermana María.

La campaña de recaudación de fondos para construir el nuevo monasterio aún continúa, ya que no se ha llegado a la meta para cubrir los gastos. Las hermanas Clarisas continúan en oración y trabajando para poder juntar la cantidad necesaria.

El próximo mes de agosto se llevará a cabo el Festival de Santa Clara en su actual parroquia de San Patricio en Denver. Todas las personas están invitadas a asistir a este evento y poner su granito de arena para apoyar a las hermanas. Las personas que deseen comprar galletas o simplemente hacer un donativo también lo pueden hacer a través de su página web.

“Estamos muy agradecidas con nuestra comunidad, con nuestro arzobispo Samuel J. Aquila y con el obispo Jorge, pues siempre hemos sentido su apoyo y siempre nos han ayudado. Agradecemos a toda la arquidiócesis por su apoyo, a los sacerdotes, que cuando hemos pedido donaciones, las parroquias han respondido. También estamos muy agradecidas con los hermanos capuchinos porque nos han ayudado mucho. Nosotras oramos por toda la comunidad de la arquidiócesis de Denver y de la misma manera les pedimos sus oraciones, ya que las necesitamos tanto como ustedes.

Con la cantidad que se ha recaudado hasta el día de hoy, se logró iniciar la construcción del monasterio. Se espera que la construcción lleve aproximadamente 16 meses, por lo que el monasterio estaría finalizado a finales del 2024. Las hermanas confían en que, con la ayuda de la comunidad, pero sobre todo de Dios, el proyecto saldrá adelante y conseguirán los fondos para que no se detenga la construcción.

“Confiamos en que el Señor nos va a ayudar y que vamos a poder seguir con nuestra vida, principalmente nuestra vida de oración”, concluyó la hermana María.

Si deseas hacer un donativo por correo lo puedes hacer a la siguiente dirección:
Capuchin Poor Clares | New Monastery Fund
3325 Pecos St.
Denver, CO 80211

Para conocer más sobre las Hermanas Clarisas o hacer un donativo, visita: capuchinpoorclaresdenver.org

Rocio Madera
Rocio Madera
Rocio Madera es especialista en comunicaciones y publicidad para la arquidiócesis de Denver.
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