73.5 F
Denver
jueves, septiembre 12, 2024
InicioLocalesArquidiócesis de DenverJuntos en misión: Capacitando líderes para la misión

Juntos en misión: Capacitando líderes para la misión

Por Andrew McGown
Director ejecutivo de la oficina de ministerios de evangelización y vida familiar

“…para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo”.
Ef 4, 12

A medida que la arquidiócesis avanza en esta era apostólica, somos bendecidos de tener más claridad sobre lo que ahora llamamos los pilares de misión. Como su nombre sugiere, estos pilares nos ayudan a proteger el trabajo de la arquidiócesis, previniendo que se desvíe de lo más importante en este momento y de perder de vista nuestra misión principal: “Para que, en Jesucristo, todos sean rescatados y tengan vida en abundancia, para la gloria del Padre.” ¿Qué nos mantendrá arraigados en esta misión? Lo que nos puede mantener arraigados, o anclados, por así decir, es enfocarnos en formar y apoyar a sacerdotes santos, tener líderes capacitados para la misión y una curia misionera.

Aunque estos pilares de misión arquidiocesanos guían principalmente el trabajo del equipo en el centro pastoral, estamos emocionados de compartirlos con nuestros hermanos y hermanas en toda la arquidiócesis con un espíritu de transparencia y como una invitación y motivación para unirse a nosotros en nuestra misión.

Como dijo nuestro arzobispo en su carta Nuestro momento apostólico durante la Cuaresma del 2021, estamos en un entorno espiritual que se asemeja más al tiempo de los apóstoles que al principio del siglo XX (¡recomiendo fervientemente volver a leer esta breve carta pastoral!).

Parte integral de esta realidad es la verdad de que muchos, si no la mayoría, de las personas aún no han tomado una decisión clara, personal y directa para convertirse en discípulos de Jesús y vivir bajo la guía del Espíritu Santo. Todos sentimos esta realidad agudamente en nuestros círculos de influencia. No conozco a ningún católico cuya red social de familia, amigos, vecinos y compañeros de trabajo esté completamente “evangelizada y comprometida como discípulos”. Todos conocemos al menos a una persona a la que hay que llegar con la esperanza y la alegría del evangelio y ser conducida a una relación transformadora con la persona de Jesús.

Aunque es obvio que la realidad de que la misión de Jesús en el norte de Colorado no se puede lograr sin tu participación, es verdad que necesitamos que se nos recuerde constantemente. Lo escuchamos claramente del Espíritu Santo durante la fase local del proceso sinodal universal: “Tú eres el plan.” Fue un llamado claro para tomar en serio la realidad de que no podemos ser receptores pasivos en el trabajo de compartir el evangelio con nuestros familiares y vecinos. Como nos ha recordado regularmente nuestro santo padre, “Sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones” (Evangelii Gaudium, 120). “Tú eres el plan”, “Tú importas”, y “Tú eres el misionero” son frases que espero que hayas escuchado del arzobispo y atesorado en el corazón durante estos últimos años.

Sin embargo, sabemos muy bien que no es suficiente decir que todos deberían estar personalmente involucrados en el trabajo de evangelización y en la “misión de rescate” de Jesús. Recuerdo mi experiencia como joven cuando escuchaba esa homilía casual en la cual se le pedía a la congregación compartir su fe de manera más activa. Si eres como yo, tan pronto me di cuenta del mensaje de esa homilía y lo que implicaba, esa fue mi señal para evitar todo contacto visual directo con el sacerdote. Aunque sentía el peso de mi responsabilidad en compartir mi fe y estaba de acuerdo en que era importante, nunca me tomé en serio que tenía que evangelizar a otros. ¡No sabía nada, no cómo hacerlo! No había sido capacitado para la misión.

Esto es lo que significa nuestro segundo pilar de misión. Si la misión de Jesús, “buscar y salvar lo que se había perdido” (Lc 19, 10), ha de tener éxito, entonces, todos necesitamos ser capacitados para este trabajo. Todos merecemos la oportunidad de formarnos en las actitudes, conocimientos y habilidades que faciliten y hagan más fructífero el papel activo en compartir nuestra fe. Aunque la idea de capacitar a nuestros líderes para el trabajo del ministerio ha sido un objetivo fundamental de la arquidiócesis durante décadas, ahora tenemos un nuevo enfoque y claridad sobre la misión específica a la que estamos llamados a realizar dentro de este “cambio de épocas” y la formación necesaria para esa misión. Los miembros de nuestro equipo arquidiocesano de la oficina de ministerios de evangelización y vida familiar han pasado los últimos años creando y guiando varios talleres e iniciativas nuevas para capacitar a los líderes para esta misión.

Para resaltar dos nuevas iniciativas que han dado fruto en la formación de líderes, el equipo arquidiocesano de la oficina de ministerios de evangelización y vida familiar ha estado organizando talleres de “evangelización personal” por toda la arquidiócesis y formando líderes locales en el arte del acompañamiento intencional a través de una asociación y colaboración con Catholic Christian Outreach, un apostolado con sede en Canadá.

No sería suficiente enfocarnos únicamente en capacitar a los católicos individuales para la misión a la que Dios los llama a participar. También sentimos que es crucial trabajar con los párrocos y sus equipos de liderazgo para capacitarlos en su trabajo único de renovar nuestras estructuras parroquiales, que necesitan ser transformadas para apoyar mejor los esfuerzos individuales de los católicos cotidianos para compartir su fe. Con este fin, la arquidiócesis ha puesto a prueba un “Instituto para el Liderazgo Apostólico” durante los últimos años.

A medida que continuamos avanzando en este pilar de misión como arquidiócesis, hemos identificado tres pasos específicos siguientes en el proceso de capacitar a nuestros líderes para la misión. Primero, sentimos la necesidad de definir y promover el llamado universal a la santidad y a la misión, que todos los bautizados han recibido. En segundo lugar, pretendemos seguir desarrollando la formación para nuestros líderes en el discipulado misionero, que incluye comprender y ejercer nuestros carismas. Finalmente, planeamos invertiré y fortalecer nuestro Instituto para el Liderazgo Apostólico para que nuestros párrocos y sus equipos tengan el apoyo que necesitan para renovar nuestras parroquias.

Sin tu apoyo continuo, hermano o hermana en la fe, nada de este trabajo sería posible. Realmente dependemos de tus oraciones por el trabajo de la Iglesia y el éxito de esta misión. Te desafío a comenzar (o continuar) orando para que el Espíritu Santo forme en ti el corazón de un discípulo misionero. Es con sincera gratitud que te ofrezco mis agradecimientos en nombre de la arquidiócesis por todas las formas en que colaboras con nosotros en esta misión, especialmente a través de tu participación en la Colecta Anual del Arzobispo. Sin tu apoyo, no podríamos continuar nuestro trabajo “…para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo”.

Artículos relacionados

Lo último