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La Biblia es católica por su historia

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Es común escuchar a personas decir que la Biblia no tiene nada que ver con el catolicismo. Sin embargo, en la misma historia de la Biblia se refleja lo que los católicos han creído desde el primer siglo: que la Iglesia existía antes que la Biblia, y que le Biblia es inseparable de la Tradición y el Magisterio.

FUNDACIÓN DE LA IGLESIA Y DEL MAGISTERIO

Jesús quiso fundar una Iglesia y lo hizo. Le dijo a Pedro: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18). Pero no la dejó desamparada, sino que les dijo a sus apóstoles: “Estaré con ustedes siempre” (Mt 28, 20) y les prometió que el Espíritu Santo los guiaría “a la verdad completa” (Jn 16,12). Es decir, Jesús les dio la autoridad para enseñar y mantenerlos en la verdad. Los apóstoles fueron la primera autoridad de enseñanza, lo que llamamos “Magisterio”.

Sabías que…  Magisterio proviene del latín “magister” que designa a la persona que enseña. “Maestro” se deriva de esta palabra.

 LA TRADICIÓN Y LAS ESCRITURAS

Fueron los apóstoles los que difundieron el Evangelio y transmitieron las escrituras del Antiguo Testamento. Estas incluían aquellas escritas en hebreo y en griego. A estas últimas se le conoce como Septuaginta, y contienen los libros que los católicos aún conservan en el Antiguo Testamento y los protestantes quitaron. A estas escrituras, los apóstoles agregaron su predicación de palabra. Así vemos que la Tradición oral de los apóstoles era la autoridad desde muchos años antes de que se escribiera el Nuevo Testamento. Luego los apóstoles y sus discípulos decidieron poner esta Tradición por escrito, bajo inspiración divina. Sin embargo, no incluyeron todo, como lo admite san Juan: “Jesús realizó… muchos otros signos que no están escritos en este libro” (Jn 20, 30). El resto sigue siendo verdadero y se ha transmitido de generación en generación, como lo comprueban textos antiguos cristianos que muestran la creencia en muchas cosas que seguimos conservando como católicos.

LOS PRIMEROS CRISTIANOS USABAN LA TRADICIÓN, LAS ESCRITURAS Y EL MAGISTERIO

Los primeros cristianos entendían bien que la palabra de Dios no solo se encontraba en las Escrituras, sino también en la Tradición de los apóstoles, y tenía que interpretarse a la luz del Magisterio, de la autoridad de los apóstoles. El mismo san Pablo les dice: “Hermanos, manténganse firmes y conserven las tradiciones que han aprendido de nosotros (los apóstoles), de viva voz o por carta” (2 Tes 2,15).

LOS SUCESORES DE LOS APÓSTOLES HICIERON LO MISMO

Antes de morir, los apóstoles ordenaron y designaron obispos que se encargaran del gobierno de la Iglesia y de defender el mensaje del Evangelio, contenido tanto en la Tradición como en la Escritura. Ellos se convirtieron en la nueva autoridad de enseñanza, en el Magisterio, por el don del Espí­ritu Santo que les fue dado en la imposición de manos y por elección de los apóstoles.

EL CANON OFICIAL DE LA BIBLIA

No fue hasta el año 382 que la Iglesia, bajo el mandato del Papa Dámaso I y la inspiración del Espíritu Santo, afirmó la lista de libros que eran inspirados por Dios: 27 del Nuevo Testamento y 46 del Antiguo. A esta lista la llamamos “canon”. Desde el primer siglo, muchos escritos aseguraban estar inspirados, pero solo los 27 libros del Nuevo Testamento tenían origen apostólico y estaban completamente de acuerdo con la Tradición que se había trasmitido desde los apóstoles. A pesar de que había discusiones entre los mismos católicos, la Iglesia, bajo la inspiración del Espíritu Santo discernió cuáles libros debían incluirse y cuáles no. A estos libros del Antiguo y Nuevo Testamento ahora llamamos “Biblia,” que en griego signi­fica “libros”.

LA REFORMA PROTESTANTE

La Iglesia reafirmó esta lista, o canon, en 1442 y de nuevo en 1546 tras la Reforma Protestante. Los reformadores protestantes tenían opiniones contrarias a la Tradición y el Magisterio, así que rechazaron ambas, y comenzaron a interpretar la Biblia según su deseo personal. Asimismo, se deshicieron de siete libros del Antiguo Testamento, motiva­dos también porque enseñaban cosas con las que no estaban de acuerdo.

LA MISMA IGLESIA

A través de la historia, la Iglesia ha seguido creyendo en el mismo principio que se utilizó desde la era de los apóstoles, confiando en las tres cosas: las Escrituras, la Tradición y el Magisterio. Los protestantes se han aferrado al principio de Sola Scriptura o “solo la Biblia”. Pero este principio no se encuentra en la Biblia, pues la Biblia habla también de la Tradición, como el mismo san Pablo lo dijo (2 Tes 2, 15), y como los cristianos de los primeros siglos lo tenían claro.

Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez es el editor de El Pueblo Católico y el gerente de comunicaciones y medios de habla hispana de la arquidiócesis de Denver.
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