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jueves, abril 25, 2024
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“La mejor inversión del hombre es el tiempo que le dedica a Dios”

«Dios ha bendecido mi vida a través del servicio»

Para Oralia Rivas –feligrés, catequista y servidora en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y miembro de la Escuela de Evangelización–, conocer el amor de Dios a través del servicio le ha permitido experimentar la alegría y los grandes frutos del amor de Dios en su vida. Como muchos de nosotros, Oralia es esposa, madre, hija, amiga y además desempeña muchos otros roles en su vida cotidiana. Sin embargo, eso no le ha impedido realizar lo que ella asegura es la clave para tener una vida plena: el servicio a Dios.

“Siempre he tenido la certeza y la confianza de que, si yo me encargo de las cosas de Dios, él se va a encargar de las mías”, dice con gran confianza.

Originaria de Durango, México, Oralia nació y creció en una familia católica, donde desde pequeña se le enseñó que servir al Señor era la misión más importante que tenía que desempeñar en su vida. Ella recuerda que, desde niña, aunque no contaban con bienes materiales, sus padres siempre le inculcaron el agradecimiento y la confianza en la Divina Providencia.

“Mi padre tenía una huerta de manzanas y no las vendía hasta que el sacerdote encargado del seminario iba por su parte, por el diezmo”, recuerda Oralia. “Él siempre decía: ‘La mejor inversión del hombre no son los bienes materiales, es el tiempo que le dedica a Dios’”.

De esta manera, Oralia creció con la certeza de que estar a disposición del Señor significaba caminar por la vida de su mano. Y así intenta vivir hasta el día de hoy. Aunque siempre ha estado consciente de que todo lo que tiene es gracias a la misericordia de Dios, no fue hasta que comenzó a llevar a su hija al catecismo que Dios le puso los medios para poner sus dones en acción.

“Yo me quedé a ayudarles en el catecismo porque la señora que le daba las clases a mi hija a veces no llegaba. Como yo esperaba durante la clase para no tener que regresar a casa y toparme el tren en el camino, me quedé a ayudarles. Después, también mi hija iba y me ayudaba en las clases de catecismo”, recordó.

Así han transcurrido los más de 20 años que lleva dando clases de catecismo a niños y jóvenes. Si bien ser una laica comprometida al servicio la ha llenado de bendiciones, el camino no ha sido fácil y ha tenido que superar muchos retos. Oralia recuerda cómo en una ocasión estaba decidida a dejar su grupo de oración, pero después de poner su frustración en manos de Dios, él le respondió a través de una oración que ella guardaba en la Biblia.

“No sé cómo pasó, pero en ese momento tomé la Biblia y salió una oración que yo tenía ahí dentro. Lo primero que vi fue que decía: ‘Tú no me escogiste a mí, fui yo el que te eligió’”, expresó con emoción.

Una vez más, Dios le recordaba que él la había elegido para una misión y que todavía tenía un camino por recorrer. Sin duda alguna, el servicio a Dios es una parte fundamental de la vida de Oralia, y ella lo hace consciente de que las bendiciones que Dios le da son la cosecha de esa misión.

“Dios no elige a los preparados, sino que prepara a los elegidos”, dijo Oralia. “He cometido muchos errores y tengo muchos defectos, pero yo sé que él siempre está conmigo. Y me ha dado tanto, que no tengo con qué pagarle”.

Además de sus años como catequista en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, Oralia ha dedicado parte de su tiempo durante los últimos ocho años sirviendo en retiros como integrante de la Escuela de Evangelización. Ahí ha experimentado de otra manera la grandeza del amor de Dios.

“En los retiros me toca ver a muchas personas que no conocen a Dios y la manera en que él les cambia la vida a través de un encuentro verdadero. En cada retiro, cada Misa, cada grupo de oración al que yo asisto, siempre aprendo cosas nuevas que van reafirmando mi fe”, agregó.

Oralia continúa esforzándose por cumplir la misión de servicio que Dios le ha encomendado y que sus padres le manifestaron desde que era una niña. Encomendarse y entregarse a Dios ha sido la herenciamás grande e importante que sus padres podían haberle dejado y la que ella desea dejarles a sus hijos.

“La misión es rescatar a todos, y en ese rescate, uno también se rescata”, concluyó Oralia.

 

Este artículo se publicó en la edición de la revista de El Pueblo Católico titulada «¿Cuál es tu misión?». Lee todos los artículos o la edición digital de la revista AQUÍ. Para suscribirte a la revista, haz clic AQUÍ.

Rocio Madera
Rocio Madera
Rocio Madera es especialista en comunicaciones y publicidad para la arquidiócesis de Denver.
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