Por Teresa Rodríguez
Después de rezar el rosario junto a otras residentes y voluntarios del Equipo del Rosario (Rosary Team), Martha “Marty” Todd sonrió con una paz llena de alegría. A lo largo de su vida ha sido testigo de milagros a través de la oración: sanaciones en su familia, conversiones de seres queridos y gracias que solo pudieron venir de Dios.
Ahora, en esta etapa de su vida, valora profundamente las visitas semanales del Equipo del Rosario, cuyos voluntarios se reúnen para rezar con adultos mayores en centros de cuidado a lo largo de la arquidiócesis. Su presencia ofrece consuelo, compañía y el recordatorio de que nadie es olvidado en el amor de Dios.
“Todos amamos a nuestra madre”, dijo Marty, con los ojos iluminados al hablar de la Virgen María. “A veces, cuando me pongo nerviosa o preocupada, rezar el rosario me trae consuelo y calma mi mente que da vueltas.”
Una vida marcada por la gracia
El camino de Marty hacia la residencia de ancianos comenzó de forma inesperada, después de sufrir una convulsión durante una visita familiar en Navidad que le hizo darse cuenta de que “no era infalible”. Lo que pudo haber sido una transición difícil se convirtió en una bendición que la acercó más a sus hijos, nietos y familia extendida.
Conmovida, recordó un milagro que transformó por completo a su familia. Una de sus parientes más cercanas fue diagnosticada con cáncer en etapa cuatro.
“Rezamos sin descanso”, contó Marty.
Después de la cirugía y la biopsia, el cirujano regresó con una noticia imposible: no había cáncer.
“Sabemos que fue una sanación”, continuó.
Ese milagro repercutió en toda la familia, llevando a varios a ingresar a la Iglesia católica al reconocer “el valor de la oración católica”. Su nieto Andrew, un joven tranquilo y reflexivo, comenzó a asistir a misa diaria en la preparatoria. Hoy es el hermano Francisco, asistente del abad en la Abadía Conception.
“Siempre fue un chico callado, pensativo”, recordó Marty. “Nos dimos cuenta de que tenía un llamado.”
La gracia final de un esposo
Tal vez la conversión más inesperada fue la de su esposo, Richard Todd, quien no era católico. Durante una visita a su hijo Rob en Misuri, le diagnosticaron cáncer. Su hijo le preguntó con ternura: “¿No crees que ya es hora de bautizarte?” Richard respondió simplemente: “Supongo que sí.”
Un sacerdote lo bautizó en el hospital, dándole lo que Marty llama “una línea directa al cielo” antes de fallecer cuatro meses después.
Estas experiencias de gracia y conversión marcaron profundamente la gratitud de Marty por la atención espiritual que ahora recibe en Morningstar, su residencia. Habiendo visto de cerca cómo Dios actúa en los últimos momentos de la vida, comprende la importancia vital de llevar la fe a quienes se acercan a sus años finales.
La presencia del Equipo del Rosario
Cuando los voluntarios del Equipo del Rosario llegan, algo especial sucede. Sus visitas generan “más conexión con las personas”, explicó Marty. “Están haciendo algo bonito por nosotros.”
La presencia de los voluntarios transforma la oración en relación. Se vuelven puentes con la comunidad, especialmente para quienes viven en residencias asistidas o unidades de memoria con movilidad limitada.
“Es un gran cambio cuando te mudas a un lugar así”, comentó Marty.
Desde su llegada, ha visto morir a unas veinte o veinticinco personas en un solo año —algunas que “parecían muy vitales y simplemente no despertaron una mañana”.
Esa realidad influye en cómo los residentes viven su fe.
“Todos nos damos cuenta de que estamos más cerca del final de la vida”, dijo. “Creo que pensamos un poco más en cómo será.”
Entre sus vecinos hay “católicos alejados” por quienes ella reza.
“Nunca es demasiado tarde mientras uno siga respirando”, afirmó.
Un legado de fe
El ministerio del Equipo del Rosario es más que una visita semanal. Es un lazo de vida que demuestra a los adultos mayores que son cuidados y recordados. Los voluntarios llevan imágenes de la Virgen María, dirigen oraciones conocidas y encarnan el amor de Cristo hacia quienes la sociedad con frecuencia olvida.
Marty ve el fruto de esa fe en su propia familia. Su nieta, Alex Martínez —hija de Rich y Joanie Todd—, se graduó recientemente como enfermera pediatra. Marty asistió a su graduación en Nashville, una alegría que atribuye a estar más cerca de su familia desde que se mudó a Morningstar.
En el trabajo sanador de Alex, al igual que en la vocación monástica del hermano Francisco, Marty contempla cómo la oración da fruto a través de las generaciones, expresándose tanto en el servicio religioso como en el profesional.
Una misión vital en expansión
La historia de Marty muestra por qué la misión del Equipo del Rosario es tan importante. En todo el país, miles de adultos mayores viven en residencias de cuidado, muchos de ellos en aislamiento espiritual. Aunque se ofrecen actividades recreativas, pocas incluyen el acompañamiento espiritual profundo que necesitan quienes se acercan al final de su vida.
Las solicitudes para que el Equipo del Rosario visite más centros siguen creciendo en todo Estados Unidos. Este ministerio depende totalmente de la generosidad de donantes que creen en el valor de cuidar el alma de los ancianos, cumpliendo así obras de misericordia corporales y espirituales. Sus donaciones hacen posible la formación, coordinación y expansión de esta misión de oración.
Para conocer más o apoyar a The Rosary Team, visita www.therosaryteam.org.

