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martes, abril 23, 2024
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La relación histórica entre el socialismo y la Iglesia Católica

Este artículo fue publicado en la edición de la revisa de El Pueblo Católico titulada “La fe y la vida pública” Para suscribirte y recibir la revista en casa, HAZ CLIC AQUÍ.

 

Para muchas personas, el socialismo puede sonar como algo muy atractivo, como una oportunidad que ofrece igualdad y que les da lo necesario a los necesitados; incluso puede sonar como algo cristiano. Sin embargo, cabe señalar que las ideas sobre las cuales se funda el socialismo son en realidad muy peligrosas y que, por décadas, la Iglesia ha advertido sobre el peligro que representa para la sociedad, el ser humano y la libertad, y sobre su visión anticristiana y antirreligiosa.

EL COMIENZO

En 1848 Karl Marx y Friedrich Engels publicaron uno de los documentos más influyentes de la historia: el Manifiesto del Partido Comunista. Aunque no inventaron el comunismo y el socialismo, sí fueron los que mejor formularon sus metas y proporcionaron el marco para las revoluciones comunistas del futuro.

Las ideas en este escrito han sido, sin duda, unas de las más dañinas y destructoras en la historia de la humanidad. En el siglo pasado, el comunismo fue responsable por la muerte de 120 a 160 millones de personas, especialmente en Rusia y China, donde los regímenes asesinaron a millones des sus propios ciudadanos.

OTRA DEFINICIÓN DEL SER HUMANO

Marx escribió su documento motivado por los problemas de pobreza y explotación de los trabajadores después de la Revolución Industrial. Sin embargo, no le bastó con ofrecer soluciones prácticas, sino que ofreció una visión radical sobre el ser humano y la historia. Consideraba al ser humano solo como un ser económico y a la religión como el obstáculo que mantenía a las personas oprimidas por las clases dominantes.

Su solución fue crear una revolución violenta de la clase trabajadora que eliminaría la clase dominante, la clase media y la influencia pública de la religión, y que debilitaría a la familia y terminaría con la propiedad privada (la meta principal del comunismo). Para realizar esto, el estado tendría todo el poder (“en nombre de los trabajadores”), aunque para Marx, el estado un día desaparecería para dar paso a una sociedad ideal en la que los trabajadores serían libres y vivirían en paz.

COMUNISMO Y SOCIALISMO

Así el marxismo es la base del comunismo y del socialismo; ambos buscan el control público de la economía y los medios de producción para construir la “sociedad ideal”. El comunismo busca hacerlo a través del control del estado por un solo partido político. Por su parte, el socialismo busca hacerlo dentro de un estado más grande.

El problema radica en que las consecuencias de su filosofía llevan a permitir cualquier medio para alcanzar su meta, por más atroz que parezca, causando un gran daño a sociedad, como se verá a más adelante.

LA IGLESIA SE PRONUNCIA

La Iglesia Católica inmediatamente condenó estas teorías. Incluso dos años antes de la publicación del Manifiesto, el papa Pío IX ya había advertido contra el comunismo: “Si esta teoría llegara a aceptarse, seguiría la destrucción de los derechos de todos, de la propiedad y de la misma sociedad humana” (Qui Pluribus).

Así, cada Papa, desde el beato Pío IX hasta el papa Francisco han condenado los errores del marxismo como contrarios a la ley natural, a la ley divina de Dios, y a la dignidad y los derechos del ser humano.

¿QUÉ TIENEN DE MALO?

El papa León XII dio la primera respuesta detallada sobre los errores del socialismo y el comunismo en su encíclica Rerum Novarum (1891). Explicó que el motivo más grande del trabajador es la esperanza de obtener una propiedad que pueda llamar suya: su hogar, su sustento… ¡algo bueno y humano! Pero el socialismo, al buscar transferir las posesiones de cada persona a la comunidad, daña el interés de cada trabajador. Le quita la libertad de decidir qué hacer con su propio salario y así le roba toda posibilidad y esperanza de mejorar su condición en la vida.

Además de destruir la naturaleza del trabajo y la motivación del trabajador, esta teoría también busca deshacer la naturaleza de la familia y la religión para substituirlas por el gobierno, aseguró el Papa. Al buscar un control excesivo en la vida personal de los ciudadanos, un gobierno comunista acabaría por destruir los derechos humanos y la libertad, y al final haría más daño a los trabajadores.

EL AVISO DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

León XII temía las consecuencias del comunismo, pero no sabía qué tan destructivo sería en realidad. Sin embargo, hay alguien que sí sabía: la Virgen María. En el año 1917 se apareció a tres niños en Fátima y les advirtió sobre los daños que vendrían de Rusia si el mundo no se arrepentía y se volvía a la oración. “Si se presta atención a mi petición, Rusia se convertirá, y habrá paz. Pero si no, divulgará sus errores por todo el mundo, causando guerras y persecuciones de la Iglesia”, dijo la Virgen de Fátima. A pesar de su esperanzador mensaje, al final, el mal del comunismo se propagó de Rusia al mundo entero.

LAS CONSECUENCIAS DEL COMUNISMO Y EL SOCIALISMO

La revolución comunista en Rusia llevaría a una persecución de cristianos como nunca y a la pérdida de millones de vidas. Más de 10 millones de cristianos ortodoxos sufrieron el martirio. Vladimir Lenin, el líder que encabezó la revolución, directamente mató a cientos de miles de personas para alcanzar sus metas ideológicas.

Los errores rusos pronto llegaron a diferentes partes del mundo, incluso a países católicos como España y México. En España, decenas de miles de sacerdotes, religiosos y laicos fueron martirizados. En México sucedió lo mismo, causando el levantamiento de los cristeros.

Así el papa Pío XI llegó a decir: “Nadie puede ser, a la vez, un buen católico y un verdadero socialista”. Su sucesor, Pío XII, reiteró que ningún cristiano podía apoyar una filosofía que se empeñaba en la destrucción de la religión y acababa con la dignidad y los derechos humanos.

EL SANTO PAPA POLACO

El Arzobispo de Cracovia, Polonia, Karol Wojtyla, quien se convertiría en el papa Juan Pablo II, jugó un papel fundamental en la derrota del comunismo en el este de Europa. Como arzobispo, Wojtyla luchó por los derechos de los polacos e impulsó a la nación a luchar por la creación de una unión laboral libre. Como Papa, Juan Pablo II encabezó una revolución pacífica de conciencia que acabaría por derrotar a la Unión Soviética, el estado comunista que se originó en Rusia.

OTROS PAÍSES DEL MUNDO

Pero, aunque la Unión Soviética iba en declive, los errores de Rusia siguieron propagándose, causando millones de muertes en Camboya, guerras civiles en Corea y Vietnam, la revolución cubana que destrozó el país, y muchas dictaduras en África y América Latina, incluyendo el estado socialista fallido de Venezuela.

CHINA: EJEMPLO ACTUAL DE LA OPRESIÓN DE LA LIBERTAD RELIGIOSA

China es un ejemplo actual de los abusos del socialismo. En julio de este año, las autoridades del gobierno comunista chino ordenaron a los ciudadanos a reemplazar los símbolos religiosos en sus casas (crucifijos, imágenes, etc.) por fotos de Mao Zedong, fundador del Partido Comunista de China, y del presidente actual Xi Jinping. Los ciudadanos que no cumplieran, perderían toda asistencia del gobierno en medio de la pandemia del coronavirus.

Pero eso no es todo: el gobierno Chino en el presente tiene campos de concentración para musulmanes de etnia uigur, quienes están experimentando genocidio y exterminación religiosa bajo una supuesta “reeducación” para alinearse con el gobierno. Además, se suma la destrucción de iglesias cristianas y la persecución católicos.

“Los católicos y todas las personas de buena voluntad tienen la obligación de oponerse a los males del marxismo que buscan derribar la verdadera dignidad de la persona, la integridad de la familia y la libertad religiosa».

ESTADOS UNIDOS

También en este país se pueden ver los efectos de las ideas socialistas, especialmente en el trato de las personas según su valor económico. Por ejemplo, esto se manifiesta en cómo la vida de los no nacidos y los ancianos se toma en cuenta según sus circunstancias económicas o materiales.

Además, el gobierno se sigue imponiendo cada vez más en la vida económica y social de los ciudadanos, con gastos masivos, la reconstrucción de la vida familiar y de la sexualidad, la vigilancia diaria de las personas… La libertad de expresión y la libertad religiosa se ven cada vez más en peligro, y los disturbios actuales en la sociedad buscan dividirnos de maneras similares a la provocación marxista de una revolución violenta.

CONCLUSIONES

Aunque la meta de buscar igualdad económica parezca atractiva, la filosofía del socialismo permite medios inhumanos para conseguirla. En vez de crear paz, causa discordia; en vez de elevar al pobre, crea pobreza; en vez de ennoblecer el espíritu humano, lo sofoca.

Los católicos y todas las personas de buena voluntad tienen la obligación de oponerse a los males del marxismo que buscan derribar la verdadera dignidad de la persona, la integridad de la familia y la libertad religiosa. El socialismo una y otra vez ha comprobado ser desastroso para el mundo; no se le puede dar otra oportunidad.

 

Basado en el artículo del Dr. R. Jared Staudt, “Christianity & Socialism: Moral Allies or Mortal Enemies?” en Denver Catholic, Sept.-Oct. 2020. Adaptado al español por El Pueblo Católico.

 

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