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viernes, marzo 29, 2024
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Las «fraternas» se despiden de Denver tras 25 años de ministerio fructífero

Hace casi 25 años un pequeño grupo de peruanas llegó a Denver para iniciar su misión apostólica. Como laicas consagradas, la Comunidad Mariana de la Reconciliación, conocidas como las «fraternas” por el nombre de su comunidad, llegaron a Denver con la misión de difundir el evangelio a través de su trabajo, vida y ejemplo.

Después de un corto tiempo, la comunidad se mudó al convento de la parroquia de San Pedro y San Pablo en Wheat Ridge. Con su nuevo hogar intensificaron su ministerio, ofreciendo pequeños grupos para mujeres, familias y jóvenes; dieron charlas en diversas parroquias; y comenzaron a trabajar en distintas parroquias, ministerios y la arquidiócesis.

Ahora, casi 25 años después, la comunidad se prepara para partir de Denver mientras se reestructuran y disciernen la voluntad de Dios para los próximos 25 años.

“Denver tiene un lugar muy especial en mi corazón pues fue mi primer lugar de misión hace más de 23 años”, dijo Luciane Urban a El Pueblo Católico a principios de este año, tras su elección como superiora general de las fraternas. “Puedo decir que aquí crecí en mi vocación, aprendí a vivir mi consagración y, de hecho, en Denver hice mi profesión perpetua en el año 2003. Además, en los diferentes ámbitos en los que he servido a lo largo de los años, hice muy buenos amigos, a quienes llevo en mi corazón y en mi oración”.

La nueva superiora general de las fraternas, Luciane Urban (a la derecha) es una de las pioneras que trajo la comunidad a los Estados Unidos. Ha vivido en la comunidad de Denver hasta su reciente nombramiento. (Foto provista).

“Denver nos ha enseñado mucho”, dijo Erika Scheelje, directora de formación de Christ in the City. “Este ha sido un terreno muy fértil para hacer ministerio, para ser instrumentos del Señor, pero también para aprender, colaborando con otras organizaciones y otras comunidades. Creo que nos hemos nutrido mutuamente y hemos aprendido mucho unos de otros”.

Ciertamente, llegar a una tierra extranjera desde otro país, cultura e idioma no es nada fácil; sin embargo, para las Fraternas ha sido algo muy fructífero.

“Creo que este encuentro de culturas ha sido muy fructífero para la gente de aquí y también para nosotros que venimos de una cultura muy diferente», continuó Erika. «Esa ha sido una de las mayores alegrías. Recuerdo a muchas hermanas hablando de este encuentro de culturas y cuánto han aprendido y moldeado su vida y su ministerio. Ha habido muchas fraternas, tal vez alrededor de 15 o 20, viviendo en Denver en ciertos momentos de la vida. Y creo que somos mejores gracias a eso”.

Durante los últimos 25 años, las fraternas han estado muy involucradas en el ministerio de la arquidiócesis de Denver sirviendo a la Iglesia local con gran amor y fervor. Algunas de ellas incluso han trabajado para la arquidiócesis en diversas capacidades, ya sea en el centro pastoral o en parroquias del área metropolitana de Denver.

Entre ellas, Rossana Goñi se desempeñó como editora de El Pueblo Católico de 1998 al 2012, seguida por dos de sus hermanas de comunidad, Mayé Agama y Carmen Elena Villa, mejor conocida como «Calen».

“Estar en El Pueblo Católico impactó mi vida en aprender de mis hermanos y hermanas de la comunidad hispana”, dijo Rossana con motivo de su 25 aniversario en el 2022. “Para mí ha sido un regalo ir entendiendo más la cultura y las tradiciones mexicanas. Llego, escucho, aprendo: creo que es lo mejor que uno puede hacer como periodista, pero también como ser humano y como católico. A partir de eso, ir caminando con ellos. A mí la comunidad hispana me dio mucho”.

Erika Scheelje (izquierda) ha servido en Christ in the City como directora de formación, mientras que Mayé Agama y Carmen Elena Villa (derecha) sirvieron como editoras de El Pueblo Católico. (Foto provista).

“Aprendí mucho de la comunidad hispana en Colorado”, dijo Mayé a El Pueblo Católico. “Me edificó grandemente ver cómo en medio de las dificultades de la vida como inmigrantes, muchos hispanos cuidan con amor a sus familias. Asimismo, me impactó la nobleza y sacrificio de muchos hombres y mujeres que llegando a Estados Unidos trabajaban arduamente para ofrecer un futuro mejor a sus hijos y contribuir a la sociedad. Finalmente, me encantó ver tantas iniciativas apostólicas y movimientos con mucha fuerza y ardor apostólico en la comunidad, es decir, una Iglesia viva”.

El Pueblo Católico tuvo un impacto grandísimo en mi vida pastoral, en mi vida como consagrada y como periodista”, dijo Calen. “Me dejó una gran devoción por Nuestra Señora de Guadalupe. Esa tradición tan bonita y esa piedad popular me enseñó mucho. Rezo para que El Pueblo Católico siga con esa labor evangelizadora y con ese impulso”.

A medida que las fraternas se preparan para partir de Denver, dejan atrás decenas de personas que han sido tocadas por su espiritualidad, amistad, ejemplo y maternidad espiritual.

“Conocí a las Fraternas hace unos 24 años, justo antes de que vinieran a vivir a Denver”, compartió Lorena Capone, amiga de la comunidad desde hace mucho tiempo. Después de conocer a las fraternas y visitarlas en Perú, donde tienen su sede, Capone compartió: “¡Me conmovió tanto su alegría y amor por el Señor! Se convirtieron en mis mentoras y guías al principio. Pero muy rápidamente eso se convirtió en una hermosa amistad. Hemos compartido tantas alegrías y tristezas, y me han acercado a mí y a mi familia al Señor. Estoy profundamente agradecida por ellas y verdaderamente me he convertido en hermanas en Cristo”.

Alexandra Salazar, otra amiga de mucho tiempo de las fraternas y una de las primeras integrantes del Movimiento de Vida Cristiana en llegar a Denver, dijo: “Las fraternas han sido una luz en mi camino, un abrazo en tiempos difíciles, una fuente de alegría y aliento, recordándome siempre quién soy, acercándome a Jesús y reflejando el cuidado maternal de nuestra Madre María”.

Por último, Vladimir Mauricio-Pérez, editor de El Pueblo Católico, agradeció a las fraternas por su infatigable entrega a la comunidad hispana de Denver.

«No cabe duda de que las fraternas han sido una gran bendición para la comunidad hispana de la arquidiócesis de Denver», aseguró. «Siempre he admirado su entrega, sacrificio y profesionalismo. Integrarme al equipo de El Pueblo Católico años atrás bajo la dirección de Calen Villa supuso un gran paso en mi vida, y aún llevo su ejemplo como periodista y discípula de Cristo conmigo. Rezo para que Dios les siga concediendo fruto en abundancia en todas sus labores, así como lo hizo en Denver».

Rocio Madera y Vladimir Mauricio-Pérez contribuyeron a este artículo.

André Escaleira, Jr.
André Escaleira, Jr.
André Escaleira es especialista en medios digitales para la arquidiócesis de Denver. Nacido en Connecticut, André se mudó a Denver en 2018 para servir como misionero con Christ in the City, donde servió por dos años.
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