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Mil cien millas en busca del Plan de Dios

“Peregrinar no es simplemente visitar un lugar cualquiera para admirar sus tesoros de naturaleza, arte o historia. Peregrinar significa, más bien, salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios allí donde Él se ha manifestado”, dijo el Papa Benedicto XVI en su visita a la Catedral de Santiago de Compostela en España, en de noviembre de 2010.

Estas palabras se han hecho vida a partir del pasado 18 de mayo, día en que un grupo de jóvenes inquietos por conocer el Plan de Dios en sus vidas, han iniciado una caminata desde Roma hasta Cracovia, que planean culminar el 24 de julio para unirse a los eventos de la Jornada Mundial de la Juventud.

El brasilero Ricardo Simmonds, que vive en Filadelfia; el peruano Rafael Maturo, que vive en Denver; junto a los jóvenes estadounidenses Nick Zimmerman, misionero de Christ in the City de Denver y Andrew Dierkes, de Filadelfia; son los protagonistas de esta historia.

Estos cuatro jóvenes – algunos están discerniendo si Dios los llama a la vida religiosa – vienen caminando bajo la guía de la experta peregrina mendicante Ann Sieben, de la Sociedad de Servant Pilgrims, quien hizo noticia en el 2010 al realizar una peregrinación a pie desde Denver hasta el Santuario de la Virgen de Guadalupe en Ciudad de México.

Los peregrinos planean recorrer los territorios de Italia, Austria, República Checa y Polonia.

La peregrinación oficialmente auspiciada por el Consejo Pontificio para los Laicos y la Arquidiócesis de Denver inició con una misa de envío celebrada en la Capilla de Nuestra Señora de Czestochowa, en la Basílica de San Pedro, ubicada al lado opuesto del lugar donde descansan los restos de este gran apóstol.

La capilla resulta significativa para esta peregrinación, ya que Nuestra Señora de Czestochowa es una de las reliquias más veneradas y uno de los símbolos nacionales de Polonia, destino final de los peregrinos.

 

Acompañados por la Providencia

Junto con Ann Sieben, los cuatro jóvenes vienen aprendiendo la práctica ancestral de la peregrinación mendicante, que consiste en peregrinar llevando con ellos sólo lo básico para el camino, esperando la caridad de los pobladores de las zonas que recorran para conseguir alimentos y hospedaje.

“El sol se estaba poniendo cuando llegamos a San Sebastian- sin anunciarnos- sin embargo tocamos una puerta y se nos abrió, el pueblo nos acogió de manera plena… la gente y el sacerdote nos trajeron pizza, vino y una tarta de frutas. Nuestro desayuno fue igual de bueno. Una ‘nonna (abuela) italiana’ cocinó para nosotros un desayuno casero mientras nos miraba comer en su cocina”, escribió Ann en su diario el 25 de mayo, la primera semana de su peregrinación.

 

Unidad en medio de la diversidad 

Este ha sido uno de los lemas de los peregrinos, luego de haber recorrido gran parte del territorio italiano. “Los miembros de nuestro grupo son diversos, venimos de diferentes partes, trayendo con nosotros diferentes personalidades y perspectivas”, señalan los jóvenes. Entonces ¿Qué es lo que los une? “Tener un objetivo común”, señalan.

 

Vale la pena

Durante este viaje los peregrinos han pasado por aquellos caminos recorridos por San Francisco de Asís. “Fuimos donde él fue, nos sentamos donde él se sentó, y caminamos por donde él camino”, comparte Ann; y Ricardo, al salir de la cueva donde San Francisco compuso el Cántico de las Criaturas añade: “Ahora entiendo, al caminar tras sus pasos, parado en su cueva, lo que hizo San Francisco; lo que quiso decir”.

Pero al haber caminado 782 kilómetros hasta el 15 de junio, no sólo han pasado por Asís. Los cinco aventureros han caminado además tras los pasos de grandes santos, tanto los conocidos como San Valentín en Terni o como aquellos no tan conocidos como Santa Margarita en Cortona, cuyo cuerpo incorrupto descansa detrás del altar de la Basílica adjunta al convento donde los peregrinos pasaron una noche.

Al cierre de esta edición los caminantes se encontraban cruzando los Alpes para llegar a Austria.

“Cada encuentro con algún santo refuerza el significado trascendental de esta pequeña lección: ‘vale la pena’, las pruebas terrenas que han sufrido, les han ganado el gozo eterno. El peregrino confía en que todo esfuerzo vale la pena” compartió Ann.

Con información de Melissa Keating.      

 

 

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