Por Erin Scherer, coordinadora de extensión de Servicios Funerarios y Cementerios Católicos de la arquidiócesis de Denver.
Los has visto en tu parroquia y en toda la arquidiócesis, atendiendo a las personas en las cárceles, albergues, escuelas e incluso en el cementerio mientras administran los sacramentos, enseñan, predican y acompañan. Tienen un collar, pero ¡no son sacerdotes!
Nuestros diáconos son fieles servidores de sus familias, parroquias y la comunidad. Según la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, “Los diáconos son ordenados como un signo sacramental para la Iglesia y para el mundo, de Cristo que vino ‘a servir y no a ser servido’”.
Durante el mes de noviembre, se nos invita a recordar y orar por el eterno descanso de las almas de los que nos han precedido. ¡No debemos olvidar a estos servidores fieles!
Ganándole al frío, varios diáconos y los miembros de las familias de sus compañeros fallecidos se reunieron en el cementerio católico Mt. Olivet una hermosa tarde soleada para participar en la cuarta Misa Conmemorativa Anual de Diáconos en la capilla Gallagher y en una recepción después.
“La Misa conmemorativa fue una hermosa manera para que el cuerpo de Cristo abrazara el fallecimiento de nuestros diáconos y rezara por sus almas para ser recibidos en el abrazo misericordioso de Dios”, dijo el diácono Ernie Martinez, director de diáconos para la arquidiócesis.
Si bien se celebra una Misa para los diáconos difuntos durante la convocatoria anual del diaconado, las familias no están presentes.
Viendo una oportunidad para reunirse como una comunidad más integral, la Misa Conmemorativa Anual de Diáconos comenzó en el 2021 “para ayudar a las viudas, hijos y nietos de los diáconos fallecidos a sentir el apoyo y formar parte de la comunidad del diaconado, honrando a sus esposos, padres y abuelos”, explicó Amy Vigil, coordinadora de la oficina del diaconado arquidiocesano.
“Esta Misa, celebrada por el vicario para el clero, el padre Ángel Pérez-López, también fue un consuelo para sus esposas y seres queridos que los extrañan mucho”, agregó el diácono Ernie. “Hemos perdido a siete diáconos para su recompensa eterna solo este año y, con algunas de sus viudas presentes, la Misa y recepción después fueron una manera tangible para afirmar que los miembros de la familia no han sido olvidados, que siguen siendo miembros valiosos de la comunidad de diáconos y de la Iglesia de Cristo. Esta Misa y evento anual son un agradecimiento a todos los diáconos y sus esposas por su fiel servicio a la Iglesia de Dios y a su pueblo. Pedimos que todas las personas oren por nuestros diáconos: pasados, presentes y futuros”.
Los que asistieron al evento valoraron el hermoso homenaje, la oportunidad de unirse en oración por el eterno descanso de sus seres queridos, y el recordatorio de que ellos también siempre formarán parte de la comunidad diaconal.