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jueves, marzo 28, 2024
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Monseñor Oscar Romero ¿Teólogo de la liberación?

Por: Germán Mckenzie

Ofrecemos este análisis sobre la beatificación de monseñor Oscar Romero que será en San Salvador este 23 de mayo. 

Mons. Oscar Romero murió el 25 de marzo de 1980 en San Salvador, mientras celebraba una Misa en una pequeña capilla, más precisamente en el momento del ofertorio. Se sospecha que fue asesinado por un “escuadrón de la muerte” de derecha. Es por eso que, después de 35 años, la Iglesia Católica lo ha reconocido como un mártir.

¿Por qué y cómo fue un mártir? Romero dio testimonio de esta verdad de la fe: sin excluir a nadie, los pobres y los más débiles reciben de Dios un amor y predilección especial, y su defensa y promoción es una tarea a la que los cristianos están obligados, en especial en situaciones de opresión. Romero vivió y predicó esto hasta el punto de que murió por eso.

Oscar Arnulfo Romero nació el 17 de agosto de 1917. Realizó sus años de seminario en Roma, bajo la guía de jesuitas de la “vieja guardia” de los que aprendió un gran amor por el sacerdocio y una vida de austeridad. También aprendió de los benedictinos a amar intensamente la Misa. El 4 de abril de 1942, Romero fue ordenado sacerdote. Ya de regreso a su patria, le fue asignada una parroquia en la Diócesis de San Miguel. Tiempo después fue consagrado obispo. Finalmente, en 1977, fue nombrado Arzobispo de San Salvador. Durante todo ese tiempo Romero alimentó su vida espiritual en un modo importante por la influencia del Opus Dei.

El Arzobispo Romero intentó comprender la compleja situación que el Pueblo de Dios enfrentaba en el país, y en particular en la diócesis bajo su cuidado. El Salvador era una de los países latinoamericanos que casi nunca habían conocido gobiernos democráticos. La riqueza estaba concentrada en una cuantas familias de terratenientes y empresarios, la clase media era muy reducida y la mayoría de la población era muy pobre y no tenía voz en la política. Los militares estaban acostumbrados a gobernar el país y, debido al interés que tenían en mantener las cosas como estaban, y en disminuir la influencia de la Revolución Cubana que estaba siendo exportada por entonces en la región, recortaban los derechos políticos de la gente.

 

¿Teólogo de la liberación?

Después de un tiempo, Romero empezó a comprender la importancia de promover la “liberación”. El tipo de teología de la liberación que encontramos en sus homilías y cartas pastorales es muy cercana a aquella del Papa Pablo VI en la exhortación Evangelii nuntiandi. Evidentemente está la influencia del Concilio Vaticano II y de la conferencia de Medellín. Esto tiene muy poco en común con la teología de la libración más difundida, la misma que usa el análisis marxista, como aquella desarrollada, entre otros, por Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff y, en El Salvador, por el jesuita español Jon Sobrino. Vale la pena mencionar aquí que, por ese tiempo, incluso existía otra teología de la liberación distinta, aquella desarrollada en Argentina por Juan Carlos Scanonne y Lucio Gera, centrada en el análisis cultural. Esta última puede ser considerada, entra otras, como una influencia en el Papa Francisco.

En relación a la teología de Romero, su secretario personal, P. Jesús Delgado, ha dicho recientemente: “Cuando escribí su vida (del Arzobispo Romero) fui a revisar su biblioteca. Evidentemente, los teólogos de la liberación siempre que lo visitaban le dejaban sus libros. Los vi, estaban puros e inmaculados, nunca los abrió, nunca jamás, ni los leyó, ni los consultó nunca. En cambio todos los libros de los Padres de la Iglesia estaban manoseados por aquí y por allá, eran la fuente de su inspiración”. Según Romero, las consecuencias liberadoras de la fe empiezan con la liberación del pecado a través de Jesucristo. La conversión personal a El en su Iglesia este en el corazón de este proceso. Desde allí es que comienza una completa renovación de las relaciones del ser humano consigo mismo, con los demás hombres y con la naturaleza. En el contexto en el que Romero vivió las consecuencias sociales del seguimiento de Cristo eran particularmente importantes y urgentes. El trabajó decididamente por defender los derechos de los pobres donde éstos fuesen violados, por promover el desarrollo de organizaciones populares como medios para que la gente pueda hacer oír su voz sobre asuntos relacionados con el bien común. Esta fue la “verdad de la fe” por la cual el Arzobispo Romero dio su vida dando un testimonio supremo.

El insistía en cambiar las injustas estructuras políticas y económicas en El Salvador a través de medios no-violentos, por medio de la democracia y el diálogo, el mismo que él mantuvo con todas las organizaciones populares, partidos políticos, universidades e incluso el ejército y el gobierno (del que desconfiaba). Romero denunció a todos aquellos que alentaban la represión y la revolución armada. El 15 de octubre de 1979, un golpe militar tuvo lugar en El Salvador, liderado por jóvenes oficiales que estaban cansados del gobierno corrupto y que eran conscientes de la crítica situación de su país. Este golpe fue apoyado por Romero, con condiciones. En su homilía del 20 de enero de 1980, dos meses antes de su muerte, él llamó a este proyecto “el de las organizaciones populares y político militares” y manifestó tener esperanzas en él. Sin embargo, con el paso del tiempo, vio que le estaba tomando demasiado tiempo implementar medidas concretas de cambio.

Romero fue enérgico cuando denunciaba todas aquellas ocasiones en las que sacerdotes, monjas, catequistas laicos e incluso líderes de organizaciones populares eran asesinados, usualmente a sangre fría. El apoyó con fuerza las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) como medios para que los pobres vivieran su fe y tomaran conciencia de sus derechos como seres humanos, al tiempo que afirmó que esas comunidades no debían ser células de ningún partido político sino alentar la vida cristiana. Como el Arzobispo tenía el sacerdocio en gran consideración, advirtió con claridad a los sacerdotes partidarios de la violencia a que reflexionaran y tomaran una decisión sobre su vocación, dado que ella era absolutamente incompatible con esa clase de proyectos. También denunció con frecuencia en sus homilías las violaciones a los derechos humanos, homilías que eran difundidas a través de la Radio Arquidiocesana YSAX y que eran escuchadas por muchísimas personas.

Dado que el Arzobispo Romero fue muy claro e insistente en relación a los asuntos mencionados arriba, recibió amenazas de muerte tanto de la derecha como de la izquierda. Una de ellas efectivamente tuvo lugar.

Germán McKenzie González es Doctor en Religión y Cultura por la Catholic University of America (Washington, DC). El es un peruano-canadiense que trabaja como Profesor Adjunto en Niagara University (Lewiston, Nueva York).

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