Hoy en día, la mayoría de las personas intentan basar sus vidas en pruebas concretas. Si no pueden verlo, no pueden creerlo.
En ese mismo mundo, la película Jesús tiene sed: el milagro de la Eucaristía emerge como un profundo viaje cinematográfico que profundiza en la esencia de la fe, el misterio eucarístico y el poder transformador de encontrar lo divino en lo ordinario. La película es producida por la Diócesis de Orange y el Ministerio Corazones Llenos del Espíritu, con la participación especial de Chris Stefanik, Curtis Martin, las Hermanas de la Vida y muchos otros que dan testimonio del poder de Cristo en la Eucaristía.
La película comienza con la impactante estadística de que solo un tercio de los católicos en los EE. UU. creen en la verdadera presencia de Jesús en la Eucaristía. Muchos transeúntes entrevistados en la calle dijeron que, aunque saben que la Eucaristía es sagrada para los católicos, solo puede ser un símbolo y no el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad reales de Jesús. Esto es especialmente cierto ya que la transubstanciación (el cambio de una sustancia a otra) del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesús no es probable que ocurra desde una perspectiva científica, dijeron.
Jesús tiene sed, alterna entre entrevistas con sacerdotes, religiosos y laicos, y la historia de cómo Jesús estableció la Eucaristía en el Nuevo Testamento.
Desde un sacerdote celebrando Misa en secreto durante el régimen comunista en Saigón (Vietnam), hasta encontrar a Cristo en prisión y la materialización de sangre humana en una hostia consagrada en Lanciano (Italia), la película explora cómo, como humanos, tenemos una sed insaciable por lo divino.
No obstante, a menudo nos encontramos tratando de saciar esta sed con deseos efímeros que nunca satisfarán nuestra necesidad de Dios, quien se hace presente en la Eucaristía. Nuestros prejuicios y sesgos a menudo limitan nuestra percepción de la realidad, llevándonos a ignorar lo divino presente en nuestro día a día.
En un mundo donde la duda y el escepticismo abundan, Jesús tiene sed enfrenta el desafío de reconocer la presencia divina en medio de lo ordinario. A través de imágenes evocadoras y narraciones conmovedoras, la película desafía a los espectadores a mirar más allá de la superficie y percibir la belleza oculta dentro de los aspectos mundanos de la vida.
Jesús tiene sed, ilumina la sagrada conexión entre lo material y lo divino, invitando a los espectadores a contemplar la realidad velada dentro de los simples elementos del pan y el vino. Jesús usa los alimentos más comunes de su tiempo para revelarse a sus hijos. Si tenemos dificultades para creer esto, debemos pedirle que se nos revele.
Inspirándose en la narrativa bíblica, Jesús tiene sed paraleliza el viaje terrenal de Cristo con la experiencia humana contemporánea. Al igual que los discípulos en el camino a Emaús, los entrevistados en la película comparten sus viajes transformadores de fe y cómo encontraron a Cristo de maneras inesperadas en el camino. A través de momentos de revelación y epifanía, se dan cuenta de que la presencia divina está viva y activa en el mundo que les rodea.
En el camino a Emaús, los discípulos no pudieron ver que Jesús caminaba con ellos hasta que él partió el pan y el vino, y entonces «se les abrieron los ojos». Hoy, aunque no podamos verlo, él permanece con nosotros, y nos volvemos más como él cuando lo recibimos.
La película explora el tema de la mayor búsqueda del hombre: encontrar lo Divino. Mientras que la mitología pagana es una historia de la búsqueda de los humanos por ser dioses, nuestra historia judeocristiana muestra el movimiento opuesto. Dios está en una búsqueda por nosotros: nuestro Dios, que en la persona de Jesús se convirtió en uno de nosotros y que en la Eucaristía desciende aún más para convertirse en nuestro alimento.
A través del acto compartido de partir el pan y compartir el vino, los discípulos en el camino a Emaús son atraídos a una relación más profunda entre ellos y con lo divino. Es un recordatorio conmovedor de que, en la Eucaristía, estamos invitados a la comunión con Cristo y con todo el cuerpo de creyentes.
Al explorar la Eucaristía como el «la revelación del cielo aquí en la tierra», Jesús tiene sed intercede profundamente en el poder transformador de encontrar lo divino en lo ordinario. Es una película que nos desafía a abrir nuestros corazones y mentes a la posibilidad de encontrar a Cristo en lugares inesperados e invita a embarcarnos en un viaje de fe que nos lleva cada vez más cerca del corazón de Dios. Mientras recorremos junto a aquellos cuyos testimonios se comparten en la película Jesús tiene sed, que se nos abran los ojos a la presencia de Cristo en la fracción del pan y que nuestros corazones se enciendan con un amor sin límites.
Durante la Última Cena, cuando Jesús dijo, “Hagan esto en memoria mía”, no se refería a un simple recuerdo sino a una representación de su sacrificio. A través de esto, trae la eternidad al momento presente, y en el momento de la consagración, es como si estuviéramos con Jesús en la Última Cena.
La adoración Eucarística es una extensión de la santa Misa cuando el cielo baja a tocar la tierra. Es nuestra celebración terrenal de una batalla celestial ya ganada por nosotros. Mientras veía la película, anhelaba recibir a Jesús en la Eucaristía para que pudiera habitar en mí.
Durante este Reavivamiento Eucarístico, considera pasar tiempo con Jesús en el Santísimo Sacramento. ¡Él anhela pasar tiempo contigo!
Jesús tiene sed: el milagro de la Eucaristía, se estrena en cines los días 4, 5 y 6 de junio. Las proyecciones estarán disponibles a las 4:00 PM y 7:00 PM en todas las zonas horarias. Las proyecciones del 6 de junio estarán subtituladas al español, con una presentación adicional de Santa María de Guadalupe, Mujer Eucarística, producida por los Caballeros de Colón.