Cientos de fieles tuvieron la osadía de atravesar el país, viajando desde Denver a Filadelfia en bus o en avión, para participar del Festival de las Familias y de la Misa que clausuró el intenso itinerario del Papa Francisco en Estados Unidos. El Pueblo Católico habló con ellos para conocer sus experiencias personales de fe y encuentro con Dios.
María Quintana. Parroquia San Cajetan
“Participé con un grupo del Encuentro Matrimonial en el cual estuvimos 65 personas, entre ellos seis hispanos. Me dio un gozo grandísimo que las palabras del Papa fueran en español. A nosotros como inmigrantes, Dios nos ha fortalecido con valores como la unidad de la familia, la humildad, el no dejarnos llevar por el mundo o por las cosas materiales. Pienso en las personas que no pudieron venir. Oré mucho para que, así como nosotros hemos recibido esas bendiciones ellos fueran bendecidos. Pienso en cómo en nuestra religión tenemos todo, y debemos adentrarnos en buscar y mostrar a ese Jesús a los demás. Encontré en las calles a muchos latinos: mexicanos ecuatorianos, costarricenses… Éramos una sola familia. El domingo hicimos una fila de cinco horas para estar en la Misa con el Papa y cuando llegamos, la Eucaristía se había terminado. Pero le di gracias a Dios por este sacrificio y porque el día anterior sí vimos al Papa de cerquita. Vi mucha unidad donde no importaba ni la raza ni el color porque el invitado de honor era Jesús”.
Lorena Sánchez. Parroquia Queen of Peace
“De mi parroquia viajamos un grupo de 150 personas y un bus con con 41 jóvenes adultos. Vimos al Papa muy cerquita cuando pasó. No podíamos parar de reírnos y de llorar de emoción al mismo tiempo. El Papa sabe hablar a la gente, directo al corazón. Me impactó cuando habló de inmigración, de no olvidar nuestras raíces y tradiciones, como inmigrantes que vinimos a este país. También me llegó al corazón cuando, en el Festival de las Familias, el Papa dijo: “En mi casa, ¿se grita o se habla con amor y ternura?”. Valió la pena este viaje tan grande, la planeación, el estrés, todo. De aquí a que vuelva un Papa a Estados Unidos nadie me asegura que lo voy a poder ver. Vivimos esa experiencia al máximo, cada día. Sin preocuparnos por lo que fuera a pasar al día siguiente. De camino a Filadelfia pasamos por Chicago donde visitamos la Catedral. También estuvimos en Nueva York en el santuario de Mother Cabrini. Nos dimos cuenta que el Papa iba a pasar por ahí ¡es como si hubiera copiado nuestro itinerario! El Señor ha estado grande con nosotros. No me canso de admirar cómo Dios provee. Puedo ver la mano de Dios trabajando y llevándonos donde Él quería. ¡Estamos tan felices todos ahorita! El sábado fuimos a Filadelfia. Lo vimos pasar cerca en el Festival de las Familias. No imaginábamos verlo de tan cerca. Cuando pasa el Papa parece que solo te mira a ti, que solo te bendice a ti”
Myriam Torres. Camino Neocatecumental.
“Ha sido una experiencia impactante y emocionante. Ver a los neocatecúmenos con tanta fe, esperanza y entrega. Me quedé muy impresionada de ese entusiasmo, fe y alegría. Los discursos del Papa fueron sabios, precisos. Pudimos ver la presencia de Dios en la tierra. Este representante lo está haciendo con amor, entrega y entusiasmo. A pesar de su edad, tiene mucho dinamismo. Lo vimos de manera muy fugaz pero con solo verlo me impregné de una magia especial. Yo, igual que muchos lloramos. Admiro ese carisma que tiene y cómo te refleja el Espíritu Santo. Me llené de demasiado gozo y entusiasmo. Todavía estoy impresionada de haberlo visto tan cerca. Sus homilías tenían una carga de mensajes llenos de sabiduría. Tocó todos los aspectos de la vida: globalización, inmigrantes, responsabilidad con los seres humanos. Es sorprendente su capacidad de preocuparse por tantas cosas. Habló muy claro sobre la importancia de la familia como pilar fundamental. Yo me fui por tierra junto con muchas familias numerosas. Es bonito ver el apostolado que hacen. Dan testimonio de unidad, aportan vocaciones sacerdotales y religiosas a la Iglesia. Yo soy colombiana y vi a Pablo VI en mi país cuando fue en 1968 (ya podrás calcular mi edad). Ahora, que veo este Papa, tengo mucha más fe, tengo un recorrido de vida, más experiencia y la espiritualidad que me alimenta es mayor. Los que viajaron conmigo dicen que los esfuerzos han sido meritorios para todo lo que hemos vivido. La gente está con mucha euforia y regocijados en el Espíritu Santo, pues nos hemos nutrido mucho”.
Ana Tiscareño, parroquia Saint Thomas More
“Siempre cuando veía en televisión al Papa pasar en el Papamóvil me preguntaba si algún día podría estar yo ahí. Fueron solo unos segundos pero es una emoción tremenda. No sé cómo describirlo. Mis pies me temblaban. Yo solo quería verlo pasar. Desde que llegamos a Filadelfia me impresionó todo: primero el ver todo lo bueno que trae a las personas el solo hecho de saber que viene el Papa: saca bondad, paciencia, porque tantas horas esperando parados en un cuadrito pequeño sin quejarnos, es como un misterio que mueve a la gente a hacer el bien. Me daba muchísimo gusto ver la tremenda seguridad por cuidar al Papa ¡pues es nuestro Papa! También ver a un anciano caminando, con silla de ruedas, ver a niños de todas las edades, desde recién nacidos, te da ánimo de decir que tú puedes hacerlo también. A mí me ha sacado mucha paciencia, tuve un sentimiento de paz muy grande. Mi objetivo al ir a Filadelfia era verlo pasar. Para eso madrugué mucho. Hay un refrán que dice: “al que madruga, Dios le ayuda”. Yo creo que al que madruga y ora, Dios le ayuda. Quise ir porque cuando mi hija estuvo en la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil, yo comprendí que en una peregrinación se reciben tantas bendiciones y gracias que uno tiene toda una vida para irlas acogiendo. Veneré también varias reliquias de santos: de María Goretti, San John Neumann y el Padre Pío. Llevé a esos lugares muchas oraciones y muchas intenciones”.
Olga Correa. Arquidiócesis de Denver
“Fue una experiencia muy hermosa que se quedará grabada en mi corazón. Lo que me dejó es el mensaje del amor hacia las personas, el ayudarnos como hermanos e inmigrantes. No desfallecer cuando vengan las pruebas, no desesperar y tener confianza en el Señor, Él siempre camina con nosotros. Fue sentir que estábamos ahí todos de diferente raza, cultura y país con ese amor de querer ver al Papa. Me impactó cómo habló de los inmigrantes, cómo nos dijo que nos ayudáramos los unos a los otros, siempre atentos como hermanos, así como los primeros inmigrantes que lucharon por tener esa libertad y expresión. Me llamó la atención cuando habló el amor en la familia, que es un solo Dios a quien hay que amar y que no debemos pelearnos sino estar unidos como hermanos en Cristo”.
