Por J. D. Flynn/CNA/ACI Prensa
En Estados Unidos no existe un voto católico monolítico, pero los votantes católicos sí influyen en gran medida en las elecciones locales, estatales y nacionales. Y votar, dice la Iglesia Católica, es parte de la participación en la vida pública, parte de la contribución al bien común de la nación, al florecimiento de su gente.
La Iglesia no dicta a los católicos cómo deben votar, pero sí ofrece principios rectores para tomar decisiones sobre el voto. Este artículo de CNA —agencia de noticias en inglés de EWTN News— ofrece algunos de esos principios.
¿Qué enseña la Iglesia Católica sobre el voto y las elecciones?
En 2007, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos publicó Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles, una guía para la participación en la vida pública que incluía una sección sobre el voto. Los obispos la han actualizado periódicamente desde entonces.
Los obispos dicen que los católicos deben votar de acuerdo con “una conciencia bien formada que perciba la relación adecuada entre los bienes morales”.
A fines de octubre de 2020, el obispo de Allentown, Mons. Alfred Schlert escribió: «Para el católico, una ‘conciencia bien formada’ es aquella que se ha formado bajo la guía del Espíritu Santo a través de la oración, el estudio de las escrituras y la información honesta sobre las enseñanzas morales de la Iglesia Católica».
La «relación adecuada entre los bienes morales» significa que votar es una especie de ejercicio de ponderación, que no todos los asuntos tienen el mismo peso y que los votantes necesitan priorizar varios asuntos en juego en cualquier elección y tomar decisiones difíciles sobre a quién votar y a quién no votar.
Actos inmorales
La Iglesia Católica dice primero que siempre es inmoral votar por una persona que apoya una política intrínsecamente inmoral, si el motivo del voto es lograr esa política:
«Un católico no puede votar por un candidato que favorezca una política que promueva un acto intrínsecamente malo, como el aborto, la eutanasia, el suicidio asistido, el sometimiento deliberado de los trabajadores o los pobres a condiciones de vida infrahumanas, la redefinición del matrimonio de maneras que violan su significado esencial, o el comportamiento racista, si la intención del votante es apoyar esa posición», afirman.
Los obispos señalan que podría ser posible votar por alguien que apoya algo intrínsecamente inmoral, pero sólo por «otros motivos moralmente graves».
Antes de convertirse en el papa Benedicto XVI, el cardenal Joseph Ratzinger, que fue prefecto de la Congregación —hoy Dicasterio— para la Doctrina de la Fe durante 24 años, describió esos motivos como «razones proporcionadas».
En una carta de 2004 a los obispos estadounidenses, el cardenal Ratzinger escribió: «Cuando un católico no comparte la posición de un candidato a favor del aborto y/o la eutanasia, pero vota por ese candidato por otras razones, se considera una cooperación material remota, que puede permitirse en presencia de razones proporcionadas».
La idea del «razonamiento proporcionado» reconoce que no existen candidatos perfectos. El trabajo de los votantes católicos es sopesar las posiciones de todos los candidatos y evitar elegir a un candidato que apoye algo inmoral, a menos que algo bueno supere esa inmoralidad.
Aborto provocado
Los obispos estadounidenses afirman que el aborto debe ser un factor especialmente importante a la hora de decidir si es moralmente aceptable votar por un candidato.
En 2019, los obispos señalaron que “la amenaza del aborto sigue siendo nuestra prioridad preeminente porque ataca directamente la vida misma, porque tiene lugar dentro del santuario de la familia y por la cantidad de vidas destruidas”.
En 2023, se calcula que se produjeron 1.037.000 abortos en el sistema sanitario oficial en 2023, el primer año natural completo después de que la sentencia de la Corte Suprema en el caso Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization anulara el caso Roe v. Wade, según cifras del Guttmacher Institute.
La Iglesia no dice que el aborto sea la única cuestión, sino que es una consideración “preeminente” o fundamental sobre la aceptabilidad moral de un candidato.
En noviembre de 2023, los obispos revisaron y ratificaron esta posición, publicada en la guía Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles, que compartirán de nuevo a todos los estadounidenses antes de las elecciones presidenciales de noviembre de este año.
El papa Francisco se pregunta en Laudato si´: “¿Cómo podemos educar auténticamente en la importancia de la preocupación por otros seres vulnerables, por muy molestos o incómodos que sean, si no logramos proteger a un embrión humano, incluso cuando su presencia es incómoda y crea dificultades?”.
En Christifidelis Laici, el papa san Juan Pablo II enseñó que «el derecho a la salud, a la casa, al trabajo, a la cultura es falso e ilusorio si no se defiende con la máxima determinación el derecho a la vida, el derecho más básico y fundamental y condición de todos los demás derechos personales».
En 2008, el obispo —ahora cardenal— Kevin Farrell, publicó una declaración conjunta con el obispo Kevin Vann, diciendo que, en su opinión, «no hay razones ‘morales verdaderamente graves’ o ‘proporcionadas’, individualmente o en conjunto, que puedan compensar los millones de vidas humanas inocentes que son asesinadas directamente por el aborto cada año».
También en 2008, el arzobispo Charles Chaput expresó que los católicos que apoyan a candidatos proaborto «necesitan una razón proporcionada y convincente para justificarlo».
«¿Qué es una razón ‘proporcionada’ cuando se trata de la cuestión del aborto? Es el tipo de razón que podremos explicar, con el corazón limpio, a las víctimas del aborto cuando nos encontremos cara a cara con ellas en la próxima vida, lo que sin duda haremos. Si estamos seguros de que esas víctimas aceptarán nuestros motivos como algo más que una coartada, entonces podremos seguir adelante», afirmó Chaput.
En 1988, se le preguntó al cardenal Joseph Bernardin, entonces arzobispo de Chicago, si los católicos pueden «descalificar» a los candidatos que apoyan el derecho legal al aborto.
El cardenal lo expresó de esta manera: «Por supuesto. De eso se trata la ética coherente. Creo firmemente en el derecho a la vida de los no nacidos, los más débiles y vulnerables de los seres humanos. No veo cómo se puede suscribir la ética coherente y luego votar por alguien que piensa que el aborto es un ‘derecho básico’ del individuo. La consecuencia de esa posición sería una ausencia de protección legal para los no nacidos».
¿Qué hacer?
Los obispos han enseñado que apoyar a un candidato proaborto requiere superar el alto nivel del razonamiento proporcional. Pero la oposición de un candidato al aborto no lo convierte, por sí sola, en una opción aceptable para los católicos. Los votantes deberían sopesar las cuestiones y también considerar el carácter, las habilidades de liderazgo y la integridad antes de emitir un voto a favor de un candidato, afirman los obispos.
Todos estos factores intervienen en el ejercicio de ponderación del razonamiento proporcional.
Y los obispos aseguran que los electores bien formados podrían llegar a varias conclusiones:
«Cuando todos los candidatos adoptan una postura que promueve un acto intrínsecamente malo, el votante consciente se enfrenta a un dilema. El votante puede decidir tomar la medida extraordinaria de no votar por ningún candidato o, después de una cuidadosa deliberación, puede decidir votar por el candidato que se considere menos propenso a promover una postura moralmente tan defectuosa y más propenso a perseguir otros bienes humanos auténticos».
Los obispos no descartan la posibilidad de no votar o de votar por candidatos de terceros partidos.
En 2016, el obispo James Conley ofreció este resumen de los consejos de votación de «Ciudadanía fiel»: «En buena conciencia, algunos católicos podrían optar por votar por un candidato que, con cierto grado de probabilidad, tendría más probabilidades de hacer algún bien y el menor daño posible en las cuestiones fundamentales: la vida, la familia, los derechos de conciencia y la libertad religiosa. O, en buena conciencia, algunos podrían elegir al candidato que mejor represente una visión cristiana de la sociedad, independientemente de la probabilidad de ganar. O, en buena conciencia, algunos podrían optar por no votar por ningún candidato en un cargo en particular».
La Conferencia Episcopal de Estados Unidos lo expresó de esta manera: “Al tomar estas decisiones, es esencial que los católicos se guíen por una conciencia bien formada que reconozca que no todas las cuestiones tienen el mismo peso moral y que la obligación moral de oponerse a las políticas que promueven actos intrínsecamente malos tiene un reclamo especial sobre nuestras conciencias y nuestras acciones. Estas decisiones deben tener en cuenta los compromisos, el carácter, la integridad y la capacidad de un candidato para influir en una cuestión determinada”.
«Al final, se trata de una decisión que debe tomar cada católico guiado por una conciencia formada por la enseñanza moral católica», concluyeron.
Publicado originalmente el 18 de septiembre de 2020 en CNA. Traducido, adaptado y actualizado por el equipo de ACI Prensa, con información de 2023 de la USCCB, para su republicación.