Con motivo de su día, el próximo 8 de marzo, algunas mujeres de la arquidiócesis de Denver nos comparten su experiencia…
Ilaria Nuñez
“La mujer da un aporte muy bonito a toda la familia, le da fortaleza de manera diferente. Yo le pido a la Virgen que me ayude a ser mujer y ella me ha ayudado a educar a mis hijos y a soportar las dificultades. De ella aprendo mucho sobre la fortaleza, la fe y la sensibilidad hacia las cosas de Dios. Hay hombres que no se arriman a la Iglesia y las mujeres podemos ayudarlos a que se acerquen más a Dios”.
Rosa Vergil
“Ser mujer es ser madre. No debemos subestimar todo lo que hacemos. Podemos hacer 20 trabajos durante el día y siempre estamos al pie del cañón, así estemos enfermas y preocupadas por todos. El papel de madre es el trabajo más difícil pues ella siempre está pendiente de su familia para que nada le falte. A ella no la detienen las enfermedades ni nada en esta gran tarea”.
Anahi Peña
“Las mujeres somos más sensibles, más reflexivas, pensamos más las cosas y con ello podemos guiar mejor a nuestra pareja. Por eso podemos ayudarlos a estar en el camino correcto”.
Eva Barraza
“Las mujeres hacemos sacrificios por nuestros seres queridos, ya sea poniendo de lado nuestros deseos personales para criar una familia, o al ser la proveedora principal de un hogar. Las mujeres, somos guerreras silenciosas, somos la columna vertebral de la familia, somos –en la mayoría de los casos- quienes mantenemos la armonía y el amor en nuestro hogar. Ser mujer significa abrazar la feminidad, mientras conquistamos las expectativas sociales”.