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San Joaquín y santa Ana, los padres de la Virgen y abuelos de Jesús

Dolors Massot | Aleteia

La Iglesia celebra conjuntamente la fiesta de estos dos santos subrayando así su matrimonio y su papel de abuelos del Niño Dios

La tradición que se remonta al siglo II hace que la Iglesia celebre san Joaquín y santa Ana como padres de la Virgen y, por lo tanto, abuelos de Jesucristo.
Según esta misma tradición, santa Ana habría nacido en Belén, región de Judea, y se casó con Joaquín, que era de Nazaret, región de GalileaAmbos eran descendientes del rey David.
En hebreo, Ana significa «benéfica, compasiva, llena de gracia». En latín, significa “anciana”, término relacionado con “abuela” y «sabia».
San Juan Damasceno les dedica este elogio:

«Joaquín y Ana, ¡feliz pareja! La creación entera os es deudora; por vosotros ofreció ella al Creador el don más excelente entre todos los dones: una madre venerable, la única digna de Aquel que la creó».

El culto a santa Ana se fue reafirmando y aumentando con el tiempo. Desde el siglo VI se conmemoraba a santa Ana en Constantinopla, en una basílica dedicada a ella.
En Jerusalén, en la basílica de «Santa María, donde ella nació», se veneraba a los abuelos de Jesús.
Más tarde pasaría a unirse el culto a san Joaquín al de su esposa, con lo que se subraya la unión entre los padres de la Virgen.
Su fiesta se celebra el 26 de julio.

Patronazgo

San Joaquín y santa Ana son patronos de los abuelos.

Oración

Insigne y glorioso patriarca san Joaquín y bondadosísima santa Ana, ¡cómo me alegra considerar que fuisteis escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, influís mucho en la Madre y el Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.
Con gran confianza recurro a vuestra protección poderosa y os encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por vuestra intercesión.
Como vosotros fuisteis ejemplo perfecto de vida interior, obtenedme el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.
Dadme vivo y constante amor a Jesús y a María. Obtenedme también una devoción sincera y obediencia a la Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.
Que siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.
Amén.

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