¿Te perdiste del comienzo perfecto? La Cuaresma se trata del camino.
Si eres como yo, el Miércoles de Ceniza parece que fue hace unos 40 días. Pero, sorprendentemente, apenas llevamos un poco de la Cuaresma.
He estado enferma durante las últimas dos semanas, y todas mis intenciones cuaresmales se desvanecieron rápidamente entre noches de insomnio, falta de ejercicio y malestar estomacal.
¿Cómo te va?
Quizás comenzaste con grandes planes de oración, ayuno y limosna, pero las cosas no han salido como esperabas. Quizás tus ayunos se han desvanecido más rápido de lo esperado, tu tiempo de oración ha sido irregular o simplemente la vida se ha interpuesto.
Si te suena familiar, no estás solo y, lo más importante, nunca es tarde para empezar de nuevo.
Si tu Cuaresma no ha sido como la imaginabas, no significa que hayas fracasado; simplemente significa que eres humano. La Cuaresma no se trata de perfección; se trata de progreso. Es un tiempo de conversión, un tiempo para volver nuestros corazones a Dios.
Y tal vez, el Señor quiera encontrarnos, tanto a mí como a ti, justo donde estamos, en lugar de donde creemos que deberíamos estar gracias a los frutos de nuestros sacrificios cuaresmales.
Así que, en lugar de rendirte o desanimarte, respira profundo y empieza de nuevo.
Elige una manera pequeña e intencional de reenfocar tu corazón. Tal vez sea apartar cinco minutos para orar, ofrecer un sacrificio diario o encontrar un momento para reflexionar en la presencia de Dios durante tu día. Cada paso, por pequeño que sea, te acerca a Cristo.
La Cuaresma es un viaje, no una prueba. No importa en qué punto del camino te encuentres, todavía hay tiempo para crecer, orar y encontrar el amor y la misericordia de Jesús. Sigue adelante, él camina contigo.