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jueves, marzo 28, 2024
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Tras un accidente encontró su verdadero tesoro

Antes del año 2009, la vida de Toti Cadavid se centraba en el éxito profesional, vivir en el frenesí del trabajo y en pretender que sus empleados hicieran lo mismo. “Era mamá pero no excelente mamá y era una esposa normal”, confiesa en diálogo con El Pueblo Católico.

Dedicaba la mitad de su tiempo a administrar su agencia de mercadeo y la otra mitad, a trabajar con los clientes de su empresa de manejo de marcas y relaciones públicas. “Me levantaba a las 6 de la mañana. Desde que abría el ojo decía ¡ya esta tarde!”, y con una actitud apurada levantaba a sus hijos y a su marido.

Pero un accidente ocurrido en 2009 le cambió su modo de pensar y vivir. “Mi esposo y yo estábamos en Puerto Rico y él perdió el control del carro y nos estrellamos contra un montaña a 60 millas por hora. Milagrosamente anclamos contra una roca. Me lesioné el cuello, tuve fracturas y cortadas pero salimos prácticamente ilesos”, comparte Toti. “Después del accidente leí muchos libros, reflexioné y asistí a sesiones de coaching. Sentí que me desperté y pude entender mi vida de manera diferente”.

Así, esta colombiana que vive en Estados Unidos desde 1990, decidió fundar la compañía U-Fulfilled, que brinda conferencias, asesoría y consejo a ejecutivos y dueños de negocios y que tienen tendencia a dejarse absorber por el trabajo. “Hay una definición de éxito que la sociedad nos ha impuesto pero… ¿realmente esa definición se aplica a mí?”, se pregunta Toti, quien define este término como vivir una vida “balanceada y feliz”.

 

Lo que Toti no entendía

La adicción al trabajo a veces no permitía que Toti se enfrentara a sí misma y a algunos episodios dolorosos que habían tocado su vida: La muerte temprana de uno de sus hermanos cuando él tenía 33 años y ella 19; la traición de algunos de sus compañeros de trabajo; la enfermedad de su hijo mayor, quien sufre de enanismo primordial tipo 2; el fracaso de su primer matrimonio o la pérdida de dos hijos.  Por ello Toti se “peleó” con Dios “y hasta dejé de ir a Misa”, confiesa.  “Pensé que Él me había castigado pero luego entendí que más bien me había dado un gran regalo”, indica. “Lo que he entendido es que muchas veces somos muy religiosos y poco espirituales. Me he dedicado mucho a alimentar el alma, la parte espiritual y a enseñarle eso a mis hijos”, comparte Toti.

 

Su hijo mayor, el mejor regalo

Toti es madre de tres hijos: Nicholas, Santiago y Catalina. Su hijo mayor, de 24 años nació con enanismo primordial tipo 2, una enfermedad de la que padecen solo 50 personas en Estados Unidos, que lo hace pequeño de estatura, débil de corazón y con una gran fragilidad en las arterias. Cuando se le descubrió esta enfermedad, los médicos dijeron que Nicholas no viviría más de 13 años.

“Él nunca se hacía la víctima pero yo sí”, confiesa. Sin embargo, luego del accidente que sufrió en 2009, empezó a ver a Nicholas como el regalo que es. “Lo que más he aprendido de él es la actitud ante la vida. Él es muy positivo, a pesar de su tamaño y de las muchas medicinas que tiene que tomar. No deja que esas cosas lo derroten”, dice Toti. “Ama de una manera tan bonita que la mayor adoración de su vida son sus hermanos”, agrega la empresaria.

Ante la pregunta de El Pueblo Católico de ¿Qué le diría a quienes proponen el suicidio asistido como una “solución” a este tipo de dificultades? ¿Pensó alguna vez usted esto? Totti respondió “¡Para nada!”. “Solo Dios sabe cuándo llegamos y cuándo nos vamos. Nosotros no podemos decidir eso por nadie, ni siquiera por nosotros mismos. Vinimos a elevar el alma, a pasar retos que nos ayuden a ello”, indica Toti.

La diferencia está en ver que Nicholas tiene algo que enseñarle a sus seres queridos. “Él está en nuestras vidas para que le correspondamos de la mejor manera”, comenta.

Por todo ello, Toti quiere dar un mensaje a aquellas personas que ven en el trabajo su única prioridad. “Las situaciones difíciles hay que afrontarlas con cariño porque éstas solo vienen para darnos lecciones”, dice. “Cuando miras atrás, te das cuenta de lo que aprendiste con ellas y eso te ayuda a crecer, y por eso debes incluso agradecerlas”, concluye.

 

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