5.7 F
Denver
jueves, febrero 13, 2025
InicioTiempos litúrgicosAdviento"Un alma digna de ser salvada”: Mensaje navideño de redención y esperanza...

«Un alma digna de ser salvada”: Mensaje navideño de redención y esperanza para los prisioneros

El año 2024 marca el 50º Jubileo del Diaconado Permanente en la arquidiócesis de Denver. A través de la predicación, el servicio, la adoración y la oración, los diáconos sirven al pueblo de Dios de maneras singularmente especiales a través de sus diversos ministerios y vidas. Este artículo es uno de una serie de artículos que El Pueblo Católico publicará en el 2024 y que presentará a diáconos locales o a un ministerio diaconal. Hay muchos santos diáconos que fueron martirizados por su fe. En este año de Jubileo, los diáconos de la arquidiócesis de Denver piden oraciones a través de la intercesión de san Euplio de Catania, diácono y mártir.

En el momento más oscuro del año, celebramos a Jesús, la luz del mundo, que se hace hombre en Navidad. Él entra en la historia humana y trae un espíritu profundo de esperanza que cambia todo para siempre.

En la arquidiócesis de Denver, algunos diáconos, sacerdotes y laicos están construyendo sobre esa base de esperanza y extendiendo esta misma esperanza a una población a menudo olvidada: los prisioneros. No importa lo que hayan hecho para terminar en prisión, los reclusos atendidos por estas personas dedicadas siguen siendo hijos e hijas amados del Padre, dijo el diácono Michael Baird, director arquidiocesano de la pastoral social, quien supervisa el ministerio en más de 20 cárceles y prisiones del norte de Colorado. Debido a su dignidad inherente e inmutable como hijos, su trabajo lleno de esperanza junto con los otros diáconos, sacerdotes y voluntarios es asegurarse de que los prisioneros sepan que aún le importan a Dios.

“Nuestro propósito al entrar en estas cárceles y prisiones es darles esperanza”, dijo el diácono Michael. “Queremos asegurarnos de que sepan que no porque se sienten olvidados, están olvidados. Dependiendo de la situación familiar, muchos son abandonados por sus familias tan pronto como entran en prisión. Están muy solos».

“Aun así, merecen tener esperanza. Aún son redimidos. Aún merecen ser amados. Y ese es nuestro mensaje al entrar”, continuó el diácono Michael. “El mensaje que tratamos de darles es que todavía son amados. La esperanza es que no están completamente abandonados ni olvidados. Tratamos de enviarles el mensaje de que siguen siendo hijos de Dios, que su Padre celestial los ama profundamente y que hay personas como nosotros que están orando por ellos en estos momentos. Hay esperanza”.

“Nuestra esperanza está en Jesucristo y conocerlo como ser humano, conocerlo como tu salvador y conocerlo lo suficiente como para dejarlo caminar a tu lado todos los días”, agregó el diácono Steve Vallero, quien ministró en cárceles y prisiones durante más de 20 años. “Jesús es el camino, la verdad y la vida, y tenemos gran esperanza en él. Él es la única esperanza. Él es el único camino hacia el Padre. Él es lo único que va a sostener nuestra felicidad. Todo está en él; está en el nombre de Jesús mismo. Él vino para liberarnos al morir por un gran amor y misericordia por cada uno de nosotros”.

En la oscuridad de las cárceles y prisiones del norte de Colorado, estos diáconos, sacerdotes y voluntarios laicos están llevando la luz de Cristo a quienes más lo necesitan y están recordándoles de su profunda dignidad como hijos del Padre. Como el sembrador en las escrituras, dijo el diácono Steve, su propósito es esparcir las semillas del evangelio en las cárceles y prisiones y dejar que Dios dé el crecimiento.

“Somos sembradores de las semillas del amor, la compasión, la misericordia y la esperanza de Jesús. Donde cae la semilla no depende de nosotros. Depende al 100% del Espíritu Santo. Nosotros solo estamos allí para ser instrumentos de ese amor y, con suerte, para llevar esa esperanza a un lugar oscuro”, dijo.

A menudo, se puede ver un pequeño destello de esperanza a través de su ministerio, ya que los reclusos que sirven encuentran a Jesús y son transformados.

Una de esas historias llegó recientemente a través de una carta a la oficina del diácono Michael. En la carta, un recluso de máxima seguridad expresó un profundo arrepentimiento por su crimen. Aunque no era católico, recordó haber asistido a Misa hace años con un amigo, cuando tenía 11 o 12 años. El sentido de paz que experimentó en esa Misa se quedó con él y lo llevó a buscar a la Iglesia en su tiempo de oscuridad y necesidad.

“Se comunicó con nosotros porque siente que está siendo llamado de nuevo al Padre y quiere explorar más esta fe católica de esperanza”, explicó el diácono Michael. “Así que, actualmente, tengo un sacerdote que lo visita al menos una vez al mes. Está cursando el programa de RICA. Tengan en cuenta que esta es una persona que nunca saldrá de prisión. Está allí de por vida, pero tiene un alma digna de ser salvada. Creo que esta es una de las historias más hermosas que he encontrado sabiendo que tu futuro está tras esos muros, esas rejas, pero aun así tener esperanza y fe en Cristo para salvarlo”.

Aunque prisioneros, los reclusos que sirven estos diáconos, sacerdotes y voluntarios laicos comienzan a ver la libertad que Cristo ofrece a sus hijos en y a través de su misericordia, perdón y esperanza.

“Lo crean o no, hay católicos muy devotos en las cárceles y prisiones”, dijo el diácono Steve. “No pensarían eso, tal vez debido a una comprensión social de cómo se ve a un criminal, pero esos católicos devotos probablemente tienen un camino más difícil que algunos de los demás porque están tratando de transformar su vida en vidas de virtud y alejarse de los vicios de su pasado, y ser una nueva creación en Cristo. Así que parte de la esperanza del ministerio en las cárceles y prisiones es caminar con esas personas y ayudarlas”.

Este Adviento, Jesús viene al mundo “para anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros, y a pregonar el año de gracia del Señor” (Is 61, 1-2). Su Encarnación trae una profunda esperanza y alegría a todos los hijos de Dios, incluso aquellos que parecen estar lejos de él.

Mientras fieles de todo el mundo se preparan para dar la bienvenida al Salvador y a sus buenas nuevas en esta temporada, el diácono Michael pide fervientes oraciones y apoyo de voluntarios para ayudar a llevar el mensaje del evangelio de esperanza, redención y misericordia a los hijos de Dios tras las rejas.

“Quiero que la gente ore por estos hombres y mujeres. Ellos necesitan de sus oraciones: una conversión de sus corazones. Sus familias necesitan sus oraciones”, dijo, animando a otros a unirse a su misión como intercesores comprometidos. Los voluntarios interesados también pueden inscribirse para unirse al ministerio de esperanza, aunque el proceso para involucrarse es largo.

“Es difícil,” concluyó el Diácono Baird, reflexionando sobre la desafiante pero hermosa misión de predicar el evangelio en un lugar oscuro. “Los dos grandes mandamientos de amar a Dios con todo tu ser, corazón, mente y fuerza – la gente lo entiende más o menos – pero luego Jesús dice, ‘Amarás a tu prójimo’. Eso es más difícil, mucho más. Eso es lo que estamos haciendo en la cárcel, en la prisión. Estamos amando a nuestro prójimo y haciendo nuestro mejor esfuerzo para darles esperanza. Nosotros jugamos nuestro papel, y dejamos que Cristo haga el resto”.

 

“El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros, y a pregonar el año de gracia del Señor”.

-Is 61, 1-2

André Escaleira, Jr.
André Escaleira, Jr.
André Escaleira es el editor de Denver Catholic y El Pueblo Católico. Nacido en Connecticut, André se mudó a Denver en 2018 para servir como misionero con Christ in the City, donde servió por dos años.
Artículos relacionados

Lo último