Después de 2 años de batallar contra un cáncer al páncreas, Dios llamó a su presencia a una mujer que ayudó a muchas personas en sus procesos migratorios en Denver, especialmente aquellas que sirven en la Iglesia. Abogada, casada con Toby Giordano y madre de Grace -una bebé de 20 meses-, Liz Giordano trabajó para facilitar el camino a muchos seminaristas, diáconos, sacerdotes, religiosos y laicos consagrados, que con su ayuda llegaron a vivir legalmente en Colorado, dedicándose a aquello que Dios les pedía: evangelizar.
En los 10 años de trabajo con la Arquidiócesis de Denver, Liz gestionó con éxito la visa de cerca de 90 sacerdotes y seminaristas, así como de 60 religiosos y laicos consagrados. No en vano, Mons. Bernard Schmitz, Vicario para el Clero en Denver, dijo: “Una gran muestra de su amor y servicio por la Iglesia fue ver a tantos sacerdotes que concelebraron en la Misa de exequias”. La Eucaristía, celebrada en la parroquia St. Catherine of Siena, contó con 27 sacerdotes y diáconos.
“Liz fue muy comprensiva y paciente conmigo al explicarme todos los puntos de la ley de inmigración, que para mí eran un enigma”, recordó Mons. Schmitz. “Y también fue muy santa”, añadió. “Cuando estaba ya muy enferma, Liz me dijo que su deseo era simplemente poder volver a tener a su bebé en sus brazos. No me preguntaba ¿por qué estoy enferma? ¿Por qué Dios me está haciendo esto? Sólo mostraba un profundo anhelo de amar”.
“La vamos a extrañar mucho”, culminó Mons. Schmitz.
