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miércoles, septiembre 10, 2025
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Perdió la vista por violencia, pero encontró su visión en Cristo: El testimonio de fe de Cristal 

Luego de sobrevivir un trauma y a una lesión cerebral traumática, Cristal encontró la verdadera paz y el perdón real en Jesucristo y en su Iglesia. 

Por Catriona Kerwin 

La vida de Cristal ha estado marcada por sufrimiento inmenso: fue víctima de abuso, sufrió múltiples lesiones cerebrales traumáticas y perdió la vista como consecuencia de esa violencia. 

Y, sin embargo, incluso en medio del dolor, es un hermoso ejemplo del amor misericordioso de Cristo para todos los que la rodean, especialmente sus nuevos amigos del ministerio Cristo en la ciudad (Christ in the City), en inglés. 

Cristo en la ciudad, es un programa de formación para jóvenes adultos, que los prepara para “conocer, amar y servir a los pobres”. A medida que los misioneros se relacionan con personas en situación de calle o con inestabilidad en su vivienda, comienzan a descubrir en cada persona una expresión única del rostro de Cristo.  

Fue durante una visita a otro amigo en un hogar para personas con lesiones cerebrales traumáticas cuando los misioneros conocieron a Cristal por primera vez. Ella estaba ansiosa por hablar con ellos y les preguntó por qué visitaban a su otro amigo, pero no a ella. Reconociendo la invitación a una nueva amistad, a partir de ese momento comenzaron a visitarla una o dos veces por semana. 

Muy pronto, Cristal se ganó un lugar en el corazón de muchos de los misioneros. 

“Cristal es una de las personas más alegres que hay. Es simplemente increíble”, compartió Fintan Sullivan, exmisionero. “Seguíamos viniendo una y otra vez para mostrarle que realmente la queríamos”. 

A medida que las visitas continuaban, los misioneros fueron conociendo la desgarradora historia de Cristal antes de llegar al hogar. 

“Vivió muchas situaciones muy difíciles. No siempre las recuerda debido al trauma”, explicó Fintan. 

Con el tiempo y tras ganarse su confianza, Cristal les compartió la historia de años de abuso y trauma antes de llegar al hogar donde conoció a Cristo en la ciudad. Las heridas que sufrió la dejaron ciega y con múltiples lesiones cerebrales traumáticas. 

“La gente me dejó ciega”, recordó Cristal. “Estaba muy enojada”. 

Cristal llegó a Denver desde Michigan, herida, ciega, traumatizada y llena de rabia. Su hermana encontró el hogar como un lugar seguro para que pudiera recuperarse. Al principio, Cristal era hostil con el personal y los demás residentes, y estuvo a punto de ser expulsada. 

“Lo que me hizo cambiar fue que casi me echaran de aquí”, contó. 

Con el tiempo, Cristal llegó a un lugar de paz y de perdón. 

“Me tomó años”, explicó. 

Hoy saluda con sonrisas y palabras amables a todo el personal, a los residentes y a los visitantes. Los misioneros se asombraron al ver cómo Cristal volvía a amar y a confiar después de haber sufrido tanto. Se convirtió en un verdadero testimonio del amor misericordioso de Cristo. 

Un año después de comenzar las visitas, Cristal sorprendió a los misioneros con una petición. Fintan recordó: “Un día simplemente nos dijo: ‘¿Puedo hacerme católica?’” 

“Siempre quise ser católica; mi familia es católica”, explicó Cristal. 

Fintan y otra misionera, Miriam Marcantel, consultaron a Sam Schultz, coordinador de alcance misionero, para ver si era posible que Cristal completara el proceso de la Orden de Iniciación Cristiana de Adultos (OICA) desde el hogar. Junto con el capellán de Cristo en la ciudad, organizaron un programa personalizado para Cristal. Durante meses, Fintan y Miriam pasaron tiempo con ella rezando y preparándola para entrar a la Iglesia católica. 

“Estoy orgulloso de los misioneros, Fintan y Miriam, que realmente fueron hasta los márgenes de la sociedad para encontrar a esa oveja que Dios deseaba traer de vuelta a casa”, dijo Sam a El Pueblo Católico. 

Durante la preparación, Fintan y Miriam, encontraron que su propia fe se fortalecía al acompañar a Cristal. 

“Ella se aferraba a las verdades de la fe”, comentó Fintan. A pesar de todo lo que había sufrido, le sorprendía ver que “confía plenamente en Dios Padre”. 

Esta pasada Vigilia Pascual, Cristal fue confirmada en la Iglesia católica en la parroquia Holy Name en Sheridan. 

“Fue muy bonito”, compartió, sonriendo al recordarlo. 

Para Cristal, una relación cercana con Dios está en el centro de ser católica. 

“Es como un amigo… como hablar con mi papá”, dijo, y contó que también disfruta rezar el rosario. 

Con su presencia alegre en el hogar, Cristal sigue siendo un testimonio de esperanza y alegría para quienes la rodean. Visita con frecuencia a su familia, vecinos y misioneros de Cristo en la ciudad, y continúa siendo testigo del amor de Dios para todos los que la conocen. 

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