El año 2024 marca el 50º Jubileo del Diaconado Permanente en la arquidiócesis de Denver. A través de la predicación, el servicio, la adoración y la oración, los diáconos sirven al pueblo de Dios de maneras singularmente especiales a través de sus diversos ministerios y vidas. Este artículo es uno de una serie de artículos que El Pueblo Católico publicará en el 2024 y que presentará a diáconos locales o a un ministerio diaconal. Hay muchos santos diáconos que fueron martirizados por su fe. En este año de Jubileo, los diáconos de la arquidiócesis de Denver piden oraciones a través de la intercesión de san Euplio de Catania, diácono y mártir.
El diácono Huan Nguyen tardó un poco en encontrar su camino de regreso a la Iglesia católica. De hecho, estuvo casado con su esposa católica durante 28 años antes de que su proceso de conversión realmente comenzara.
El cambio comenzó tras un diagnóstico aterrador para su madre: tenía cáncer terminal.
“Antes de descubrir mi vocación al diaconado permanente, Dios me llamó primero a una conversión del budismo al catolicismo después de 28 años de matrimonio con mi esposa católica”, dijo el diácono Huan. “Debido a la enfermedad terminal de mi madre, comencé a preguntarle a Dios si él era el verdadero Dios, si él es el sanador, si puede sanar a mi mamá y cómo puedo conocerlo más”.
En su búsqueda, se encontró en la biblioteca pública de Westminster, donde tomó un libro titulado “How Do You Know About God?” (¿Cómo sabes acerca de Dios?).
Comentó que, después de leer el libro, fue guiado a una relación más profunda y personal con el Señor, especialmente a través de la adoración Eucarística en la capilla de adoración de la parroquia Immaculate Heart of Mary en Northglenn. En este encuentro personal, el diácono Huan pudo sentir el “amor de Dios por mi madre, sufriendo el dolor. Sentí su amor por mi pecado”.
El diácono Huan continuó buscando y acercándose a Jesús, hasta que finalmente fue bautizado. La gracia del sacramento estalló en su vida, llevándolo a una poderosa oración de entrega.
“En una ocasión, en mi casa, me arrodillé frente al crucifijo y le dije a Dios que quería responder a su llamado. Quería ser su verdadero siervo”, compartió el diácono, resonando con el «fiat» de María: “Hágase en mí según tu palabra”.
A partir de ahí, se involucró en el ministerio de música de su parroquia, tocando la guitarra y liderando la música de alabanza y adoración. Pero Dios tenía más para él.
“Mi llamado a ser siervo de Dios se intensificó. Mi pasión por servir a los demás y mi deseo de devolver su amor me ayudaron a ingresar al diaconado permanente”, comentó el diácono Huan.
En el 2019, fue ordenado junto a otros trece hombres y ahora sirve en la parroquia Nativity of Our Lord en Broomfield. Allí, asiste en funerales, el programa RICA/OCIA, la formación de los acólitos, las nulidades matrimoniales, la visita a los enfermos y la evangelización de los católicos alejados de la fe.
En resumen, su misión se enfoca en compartir el amor divino que él mismo encontró en la capilla de adoración años atrás.
“Con frecuencia comparto el amor de Dios con los demás y también les hago saber que son amados por Dios como hijos e hijas”, expresó.
“Entrar al diaconado permanente, es un llamado verdadero y gratificante, y un gran regalo de Dios”, concluyó el diácono Huan.