Fundada en 1986 en Aguascalientes, México, la comunidad de las Aliadas Carmelitas Descalzas de la Santísima Trinidad llegó a Colorado en el 2017 con el propósito de establecer una comunidad dedicada a la oración constante y a la adoración eucarística.
Además de su compromiso con la oración, las carmelitas buscan vivir el evangelio mediante obras de misericordia, que incluyen el acompañamiento en asilos de ancianos, apoyo en residencias para sacerdotes y religiosos, casas de retiro, centros de evangelización y el apoyo espiritual y material a los más necesitados.
Un llamado milagroso
Para la madre Elvira Esparza Guerrero, superiora local de la comunidad en Denver, seguir su llamado a la vida religiosa ha sido un milagro de Dios. Criada en una familia católica, no practicante, siempre tuvo interés en conocer más de Dios y en crecer su fe, pero casada y con hijos, sin ningún deseo de ser religiosa.
Pero “los caminos de Dios son diferentes a los caminos de uno”, compartió la madre Elvira con El Pueblo Católico.
A sus 20 años, conoció a dos hermanas de la comunidad de las Aliadas Carmelitas y tuvo la oportunidad de ser testigo de una ceremonia de profesión perpetua. Fue tanta su emoción y contagio por la alegría de las hermanas que pronto fue invitada a un retiro al cual decidió asistir, aun con planes de boda.
Después de tres días de oración y la gracia del Espíritu Santo, en un viernes santo y frente a Cristo en la cruz, la madre Elvira decidió darle el “sí” al Señor.

“Yo lloraba, lo volteaba a ver y le decía que no, yo no lo podía seguir. Pero una de las veces que me quedé viéndolo, sentí mucha paz y alegría. Luego dije, ‘Está bien, te voy a seguir porque deseo amarte, luego deseo darte a conocer a los que no te aman, pero dame tu fuerza y tu gracia, porque yo no te conozco”.
La decisión de la madre Elvira no fue fácil, ya que no recibió el apoyo de su familia. Sus padres incluso le dieron la espalda. Aun así, ella decidió entregarle su vida al Señor e ingresó al convento de las Aliadas Carmelitas Descalzas de la Santísima Trinidad en Aguascalientes.
Años después, los frutos de su oración se dieron cuando su familia poco a poco comenzó a aceptar su decisión e incluso su padre tuvo una conversión que lo acercó a Dios.
El pasado mes de abril, la madre Elvira cumplió 32 años de vida consagrada, años llenos de bendiciones y gracias que le han permitido seguir caminando al encuentro de Dios.
“Para mí es como un mes, porque cuando uno es feliz el tiempo no se siente”, expresó.
Carisma trinitario
El carisma de las carmelitas es trinitario, es decir, centrado en la presencia viva del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en el alma de cada persona. La madre Elvira explica que “nuestra misión principal es concientizarnos de la inhabitación de la Santísima Trinidad en nuestra alma, para proyectar ese mensaje de amor a los demás”.
Este carisma se manifiesta primero en la oración, permaneciendo en comunión con la Trinidad, y luego en el servicio a los demás. En la arquidiócesis de Denver, las carmelitas Trinitarias sirven en la casa de sacerdotes jubilados Prophet Elijah, colaboran con el arzobispo Samuel J. Aquila y apoyan la labor pastoral del centro Holy Trinity.
A través de su entrega, buscan recordar al mundo el amor incondicional de Dios y su presencia constante como fuente de perdón y misericordia.
“Nuestra primera misión en todos los apostolados que Dios nos encomienda es la oración, esa unión con Dios para poder ayudar y estar con las personas a las cuales servimos”, aseguró la madre.
Su jornada diaria está centrada en la adoración al Santísimo Sacramento, expuesto desde las 6 a.m. hasta las 9 p.m., como expresión viva de su entrega y de su deseo de “hacer crecer el Reino de Dios”.
Esta presencia orante se ha convertido en un signo visible en Denver. La comunidad también realiza adoración nocturna cada primer viernes del mes.
“Nosotras estamos aquí por las necesidades e intenciones de todos los habitantes de Denver, especialmente para sostener al arzobispo, a los sacerdotes y a todos los trabajadores de esta arquidiócesis”, explicó.
De esta manera, su misión trinitaria se hace concreta en la oración constante y la adoración, donde manifiestan el amor de Dios presente en medio de su pueblo.
Las Carmelitas Trinitarias salen únicamente para cubrir lo necesario, como proveer el alimento de la casa, acudir al médico o realizar actividades propias de su comunidad. Ocasionalmente participan en la promoción de vocaciones y ofrecen retiros para jóvenes en la arquidiócesis mensualmente.
La madre Elvira explicó que, en todas estas acciones, “nuestro ejemplo es dar a conocer a las personas que Dios nos ama, que Dios está con nosotros; con una sonrisa, con un saludo, y, más que nada, manifestar el amor de Dios a los que nos rodean”. Así, incluso en actividades cotidianas, las religiosas buscan transmitir el amor de Dios a quienes encuentran en su camino.
El reto del llamado
Al cuestionarle sobre los desafíos de la Iglesia hoy en día, la madre sin pensarlo señaló la escasez de vocaciones a nivel mundial. Sin embargo, también reconoce que la comunidad de las carmelitas ha sido bendecida con nuevas vocaciones.
“Gracias a Dios, Dios nos ha bendecido con vocaciones. En este año entraron seis jóvenes a nuestro instituto y el año pasado cuatro”, dijo la madre de las jóvenes que actualmente se forman en la casa madre de las carmelitas en Aguascalientes.
“Los jóvenes se están dejando llevar por todas las corrientes erróneas del mundo. Hay jóvenes muy deseosos de la vida consagrada, pero temen, temen fracasar o temen dejar lo poco que tienen. No se dejan impregnar del amor que Dios les tiene, porque el mundo los tiene confundidos”, señaló.
Para estos jóvenes que temen discernir su llamado, la madre Elvira los animó a confiar en Dios.
“No tengan miedo a lo que Dios les indique. Confíen en nuestro Padre Celestial, que es el Padre que da la vocación para seguir a su amado Hijo, guiados por medio del Espíritu Santo”, exhortó la madre.
“Abandónense a su voluntad y no teman a seguir a Dios en el camino que les vaya indicando, porque vale la pena. Vale la pena seguir a Dios en cualquier camino”.
Además, la madre explicó que el camino hacia la santidad implica afrontar dificultades.
“En todo hay incertidumbre, tanto en el matrimonio como en la vida consagrada. En toda vida se sufre porque se busca la santidad y cuando no hay sufrimiento, no hay santidad. No digo que tengas que sufrir para ser santa, pero hay que saber afrontar las cosas, los problemas de la vida, para poder llegar a la meta en la cual Dios nos tiene predestinados”, aseguró.
Luego de haber vivido el rechazo de sus padres en carne propia, la madre les recordó a los padres que los hijos no les pertenecen y los exhortó a acompañarlos e inculcarles la vocación y la fe desde pequeños.
“No deben tener posesión ante un hijo. Edúquenlos para llevarlos a Dios, darles una vida con fundamento religioso, con cultura y todo lo que se necesita para afrontar lo que venga en el mundo”, expresó.
Construcción de la casa madre
Con su misión principal de llevar su mensaje trinitario y atender a los más necesitados, las Aliadas Carmelitas de la Santísima Trinidad han iniciado una colecta para la construcción de su casa madre en Aguascalientes.
“Nos urge una casa para nuestras hermanas mayores y enfermas en Aguascalientes”, indicó.
Actualmente, las hermanas viven en la planta alta del asilo de ancianos al que han servido por décadas, lo que dificulta que las hermanas mayores y enfermas se desplacen entre el piso donde viven y el asilo que cuidan.
“No es muy cómodo para una persona con limitaciones físicas; necesitan más espacios adecuados y acceso a sus necesidades básicas”, explicó.
El nuevo edificio, que se construirá junto al asilo, contará con enfermería, habitaciones y salones equipados para las hermanas con limitaciones físicas.
“Necesitamos 5 millones de dólares para la construcción. Nuestra comunidad aquí en Denver se está dando a la tarea de trabajar para mandar dinero a México… Nuestras hermanas mayores ya trabajaron mucho, ya dieron su vida al servicio de la Iglesia; queremos darles una casa”, expresó la madre.
Por ello, las Aliadas Carmelitas solicitan el apoyo de los fieles de Denver para lograr su meta y comenzar la construcción de la casa madre, que ha sido fuente de tantos frutos y gracias, y que les permite continúan sirviendo en sus comunidades, incluyendo en la Arquidiócesis de Denver.
Para finalizar, la madre Elvira compartió una frase de reflexión sobre nuestra misión de vida.
“A todo cristiano, a todo hijo de Dios: si no damos la vida por Dios, ¿para qué la queremos? ¿Cuál es nuestra misión?”, cuestionó.
Para apoyar a las Aliadas Carmelitas visita: https://archden.org/give/donate-carmelite-sisters/ o comunícate con Edlin Alvarado para hacer un donativo: edlin.alvarado@archden.org o al 303-715-3209.

