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viernes, agosto 8, 2025
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FOTOS | “Finalmente encontré mi lugar”: Fray Juan de la Cruz sella su vocación en la Fiesta de San Ignacio

El hermano Juan de la Cruz profesó sus votos perpetuos con los Hermanos de San Juan.

Por Joe Donelson

“Mantén siempre tus ojos fijos en Jesús, pase lo que pase”, escribió el padre Jesús Rodríguez, superior regional de los Hermanos de San Juan, a fray Juan de la Cruz el día de su profesión perpetua.

El 31 de julio —fiesta de san Ignacio de Loyola—, fray Juan hizo su profesión solemne ante la congregación reunida en la parroquia St. Ignatius of Loyola en Denver, entregando su “sí” definitivo a la vocación que Cristo le ha dado y pidiendo “la gracia de perseverar hasta la muerte al servicio del Señor y de su familia religiosa”.

En su homilía, el padre Jesús Rodríguez habló precisamente de esa perseverancia en la vida religiosa, haciendo referencia a san Juan de la Cruz, cuyo nombre lleva el hermano profeso.

“La vida religiosa es una subida progresiva por una montaña empinada”, dijo. “Implica morir a uno mismo —muchas veces en pequeñas muertes, y otras en muertes muy dolorosas, pero necesarias. Porque la cruz es lo que da forma a la vida religiosa”.

Fray Juan conoce bien esta realidad. Una experiencia traumática en su último año de preparatoria provocó una conversión profunda y lo llevó a tomar más en serio su fe. Pero no fue sino hasta la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, en el 2011, que por primera vez consideró la vida religiosa. A medida que fue creciendo en la fe, comenzó a discernir su vocación, y hace nueve años entró en formación con los Hermanos de San Juan.

“En cierto sentido, es intimidante, porque veo todas mis debilidades y fragilidades, y uno se pregunta si realmente puede vivir a la altura de una vocación tan grande”, compartió. “Pero, al mismo tiempo, es emocionante, porque sabes que la gracia de Dios te va a sostener en la medida en que la busques”.

De hecho, esa humildad y perseverancia valiente están en el corazón del carisma de esta comunidad, cuyo fin es buscar una intimidad cada vez más profunda con el Señor Jesús.

“Para nuestra comunidad, creo que lo esencial es ese deseo de intimidad con el Señor Jesús”, dijo el padre Francisco del Niño Jesús, encargado de la ermita Regina Caeli en Littleton. “Simplicidad e intimidad con el Señor; ese deseo de compartir los secretos de su corazón, que no necesariamente son dulces”.

Ese deseo de intimidad —con Cristo y con la comunidad— fue lo que atrajo a fray Juan a los Hermanos de San Juan.

“Me atrajo esta comunidad por la ‘vida mixta’ que vivimos entre la contemplación y la acción”, explicó. “Para mí, es lo mejor de los dos mundos. También me atrae la dimensión intelectual de nuestro carisma, que insiste en el estudio y la búsqueda profunda de la verdad en el contexto de una vida fraterna”.

Si bien los hermanos comparten un compromiso con el estudio, la oración y la vida fraterna, su vocación también permite espacio para la expresión personal y la evangelización creativa. Fray Juan, músico talentoso y evangelizador digital, sigue cultivando su “evangelización artística” a través de la música y proyectos en redes sociales como su cuenta de Instagram, @brotherjohnofthecross, mientras continúa su formación.

“Dios con frecuencia utiliza nuestros talentos para su gloria”, dijo a El Pueblo Católico, “sobre todo cuando se los entregamos por completo a su voluntad”.

El padre Jesús está de acuerdo.

“Fray Juan es un músico talentoso”, comentó. “Creo que su música tendrá un impacto en la vida de la comunidad y en el ministerio cuando termine sus estudios y sea asignado a un priorato apostólico”.

Testimonio del talento y amor de fray Juan por la música fue la Misa de profesión solemne, marcada por una hermosa selección de himnos. El ensamble Gaudium Verum contribuyó con profundidad y belleza a la celebración, fomentando una atmósfera serena y de oración que resaltó la importancia del momento.

En medio de ese ambiente elevado, una paz silenciosa se posó sobre el rostro de fray Juan mientras se postraba ante el altar y tomaba su nombre religioso completo: fray Juan de la Cruz de la Anunciación.

“Me atrae especialmente el misterio de la Anunciación”, compartió, “cuando el ángel Gabriel le dice a María que dará a luz al Salvador del mundo, y ella le da a Dios plena libertad para obrar su voluntad en su vida. Es con ese mismo espíritu que quiero vivir esta entrega definitiva de mi vida en los votos perpetuos”.

Después de los votos, cada hermano se acercó a fray Juan para abrazarlo y juntar su frente con la de él, en un gesto de solidaridad y bienvenida. El padre Francisco del Niño Jesús se inclinó para susurrarle tres cosas al recién profeso: Gracias por tu don de vida. Bienvenido a la comunidad. Y ten valor.

“Porque si quieres vivir tu fe a fondo”, dijo después el padre Francisco del Niño Jesús, “vas a necesitar mucho valor”.

Ese valor nace de la mansedumbre, virtud que define a la comunidad según el mismo padre Francisco. A través de su perseverancia y humildad en la cruz, Jesús mostró lo que es ser manso —una lección que san Juan aprendió al pie de esa misma cruz. Hoy, la intimidad que los Hermanos de San Juan buscan con el Señor es, en última instancia, una intimidad que requiere una entrega total de uno mismo.

Según sus superiores, fray Juan de la Cruz refleja esa mansedumbre de una manera profundamente esperanzadora. Para ellos y para sus hermanos en la comunidad, su “sí” es un recordatorio lleno de esperanza para seguir escuchando el llamado de Dios.

“Espero que este evento nos recuerde que la vocación religiosa sigue siendo un camino hacia la plenitud”, dijo el padre Jesús.

Fray Juan está de acuerdo.

“Hubo algo en la belleza de una vida radicalmente entregada a Dios que encendió un deseo en mí, un deseo que no hizo más que crecer con los años, hasta que entré con los Hermanos de San Juan en el 2016”, recordó. “Siento que es la culminación de un largo camino —pero un camino muy fecundo. Estoy agradecido con Dios y con todas las personas que pudieron venir. Finalmente encontré mi lugar”.

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