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miércoles, octubre 29, 2025
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FOTOS | ‘Una vocación de sacrificio’: el arzobispo Samuel honra a socorristas de Denver durante la Misa Azul

Durante la Misa especial, el arzobispo recordó a policías, bomberos y paramédicos que la paz de Dios se encuentra en la oración, aun en medio del peligro y el sacrificio.

Por Joe Donelson

“Ustedes tendrán mucha más paz si oran que si no oran”, dijo el arzobispo Samuel J. Aquila durante su homilía dirigida a los valientes socorristas de Denver reunidos en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción. “El Señor quiere que tengan esa paz”.

En honor a los bomberos, policías y a todos los equipos de emergencia de Denver, el arzobispo celebró el pasado domingo una Misa Azul en la Catedral Basílica del centro de Denver. De regreso tras varios años de ausencia, esta Misa representa las oraciones que la comunidad católica eleva por quienes sacrifican su tiempo, su bienestar e incluso su vida para proteger la de los demás.

En su homilía, el arzobispo habló sobre los sacrificios que hacen los socorristas y recordó a los fieles que nuestras cargas se alivian cuando confiamos en Cristo.

“Cada uno de ustedes, socorristas, tiene un buen corazón. No estarían en su profesión si no tuvieran un buen corazón”, afirmó. “Buscan el bien en los demás. Pero es muy fácil, cuando uno se enfrenta a situaciones difíciles —incluso a situaciones malas, pecaminosas—, volverse amargado, resentido o enojado. Todo eso debemos llevarlo a Cristo. Él está ahí para escucharnos y quiere ayudarnos. Está con ustedes, aun en los momentos más difíciles”.

El oficial Keith Cruz explicó el papel fundamental que su fe desempeña en su vida y en su trabajo.

“Como oficial, a veces uno se vuelve frío y endurecido, y al mantenerse cerca de la Iglesia uno aprende a ser más compasivo y a entender que debemos tener perdón hacia las personas con las que tratamos”, dijo, coincidiendo con la homilía del arzobispo. “Dios sabe que hemos visto cosas terribles. No puedes cargar con ese odio todo el tiempo; tienes que encontrar una manera de liberarlo, de venir a orar por lo que has visto y hecho”.

“Tener fe cuando ves tanta tragedia te ayuda a seguir siendo humano y a mantener la compasión por las personas en esos momentos tan difíciles”, añadió Scott Hughes, oficial recientemente retirado del Departamento de Policía de Denver.

El arzobispo predicó que toda misión de compasión recae sobre cada católico, y de una manera especialmente radical, sobre cada socorrista católico.

“Al concluir la Misa somos enviados al mundo. No solo para regresar a él, sino para entrar en él con el fin de transformarlo”, dijo en su homilía, “mediante nuestro ejemplo, por la manera en que vivimos nuestra fe y al invitar a otros al evangelio y al encuentro con Cristo”.

¿Cómo se vive dando ejemplo? ¿Cómo se puede impactar al mundo para transformarlo? ¿Cómo vivir la fe de manera radical y compasiva? El arzobispo señaló que la respuesta está en nuestra vida de oración.

“¿Soy el fariseo o soy el publicano?”, reflexionó, aludiendo al evangelio del domingo. “¿Escucho la invitación que Jesús me hace a examinar mi forma de orar y a presentarme ante el Señor con gran humildad?”

De ahí nace la oración en acción. El trabajo hecho desde la humildad y la reflexión interior es un esfuerzo por confiar en Cristo en cada situación difícil, incluso en aquellas que escapan de nuestro control.

“Para ustedes, socorristas, es vital recordar la importancia de orar antes de responder a un llamado”, dijo el arzobispo. “Van a acudir a distintos avisos sin saber realmente a qué se enfrentarán o qué encontrarán, especialmente en los tiempos que vivimos. No son tiempos fáciles para los socorristas. Hermanos y hermanas, para ustedes es aún más importante depender de Dios. Una simple súplica del corazón: ‘Señor, acompáñame mientras voy a este llamado’, o ‘Espíritu Santo, guíame. Dame consejo sobre qué decir o hacer’, o ‘Señor, protégeme ante lo que pueda encontrar y quédate conmigo’”.

“Y al final del encuentro, sea lo que sea”, continuó el arzobispo, “eleven su corazón en acción de gracias a Dios. Tal vez incluso oren por la persona o personas con las que tuvieron que tratar. Oren por su conversión, su cambio de corazón, su sanación, y pidan al Señor que los ayude a estar atentos a lo que necesiten”.

Para el oficial Keith, la urgencia del trabajo lo lleva naturalmente a la oración. Al acudir a un llamado, muchas veces no sabe qué verá o vivirá, ni si será el último al que responderá. En esos momentos, ora por quienes están involucrados y por sí mismo.

“Es algo rápido: ‘Aquí estoy, protégeme y ayúdame a hacer bien mi trabajo. Permíteme ser compasivo y hacer lo correcto’. Es algo básico, pero importante”, explicó.

El diácono Ernie Martínez, excomandante del Departamento de Policía de Denver y actual director arquidiocesano de los diáconos, habló sobre la importancia de recordar y honrar a los socorristas mediante celebraciones como la Misa Azul.

“Como ex oficial y ahora diácono, sé que los socorristas encarnan el evangelio al correr hacia aquello de lo que otros huyen”, dijo el diácono Ernie. “Esta Misa Azul en nuestra Iglesia Madre, la primera en 12 años fue profundamente personal. Es un recordatorio de que los hombres y mujeres que sirven como policías, bomberos y paramédicos viven cada día una vocación de sacrificio. Corren hacia el peligro para que otros puedan vivir seguros. Su valentía y la fortaleza silenciosa de sus familias reflejan el corazón de Cristo, quien dio su vida por sus amigos.”

Al final de la Misa Azul, el arzobispo Samuel elevó sus manos sobre los socorristas y sus familias para darles la bendición final, una oración de acción de gracias por quienes nos protegen, pidiendo que el Señor los guarde.

“Señor, envía tu Espíritu sobre estos servidores tuyos, que generosamente se entregan a tu servicio”, oró. “Concédeles valentía ante el miedo, sabiduría para tomar buenas decisiones, fortaleza cuando estén cansados y compasión en todo su trabajo. Que san Miguel y san Florián los protejan siempre en el cumplimiento de su deber”.

 

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