Para Laura Acosta, feligrés de la parroquia Holy Cross en Thornton, salvar la vida de los más vulnerables a través de la oración se ha convertido no solo en su misión de vida, sino en parte fundamental de su fe y su relación con Dios.
Aunque no siempre tuvo clara su misión en la vida, durante los últimos años Laura ha dedicado gran parte de su tiempo a educarse sobre la causa provida y a compartir esta información con su comunidad.
Fue a través de una charla en su entonces ministerio, Apóstoles de la Palabra, que supo lo que realmente es el aborto y las implicaciones que tiene en nuestra sociedad. Fue tan grande su asombro que decidió involucrarse en el ministerio provida y comenzar su propia lucha para defender la vida de los más vulnerables, los bebés en el vientre.
“Yo estaba muy ignorante en ese tema. De ahí fue que surgieron las ganas de querer hablar acerca de lo que sucede con los niños que están en el vientre de su madre”, recuerda Laura.
Además de no estar informada sobre el tema, Laura cargaba con el pesar de no lograr convertirse en madre, tras varios intentos fallidos.
Sin embargo, transformó esa carga en una motivación para luchar por la vida de los no nacidos y entendió que la misión que Dios le había encomendado no era a través de la maternidad, sino de su valioso tiempo y trabajo en la defensa por la dignidad de la vida.
Laura comenzó a ofrecer su tiempo en la oficina de Respeto a la Vida, junto con el equipo de Caridades Católicas que luchan por la dignidad de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Luego, con el apoyo de su párroco, el padre Warli Castro, se movilizó y comenzó un grupo provida en su parroquia.
“Este ministerio y las homilías durante la Misa me han ayudado a entender qué es lo que Dios quiere de cada persona, para qué nos ha creado, para qué estamos aquí. También me ayudó a entender el amor tan grande que Dios nos tiene desde antes de ponernos en el vientre de nuestra madre”, expresó.
Tiempo después, el grupo se unió al movimiento de oración Prayer in the Square (Oración en la Plaza, en español), un movimiento laico de la arquidiócesis que se dedica a orar por los más vulnerables del mundo, incluyendo a los perseguidos y a los bebés no nacidos, según el sitio web del movimiento.
Prayer in the Square, de la parroquia Holy Cross, se convirtió en el primer grupo en español, que se une a este movimiento. Poco a poco, otras parroquias hispanas se han ido uniendo a esta cadena de oración por los más vulnerables.
Además del grupo provida en la parroquia, Laura y su grupo se aseguran de participar en oración afuera de las clínicas de aborto Planned Parenthood una vez al mes.
“Al estar ahí presentes, estamos dando testimonio de nuestra responsabilidad profética. A través de las oraciones que hacemos y mediante nuestra presencia, damos testimonio de que en ese edificio se están cometiendo injusticias y que están muriendo vidas inocentes allí dentro”, expresó Laura. “Estamos también ahí para acompañar en los últimos momentos de vida de estos bebés que mueren a causa de la maldad del ser humano”.
Laura atribuye gran parte su conocimiento y compromiso provida a María Elisa Olivas, especialista de la pastoral juvenil en la arquidiócesis de Denver y excoordinadora comunitaria de Caridades Católicas, quien fue la encargada de impartir la primera charla que Laura escuchó sobre el aborto.
«En mi tiempo de apoyar en el ministerio provida, fue un honor trabajar con lideres como Laura, apasionados por el evangelio de la dignidad humana. Laura fue una mujer dinamita en activar a su comunidad para poder hacer la oración del primer sábado del mes. Agradecida con Dios por el amor de Laura por la vida”, compartió María Elisa.
Hoy en día, el deseo de Laura es poder expandir el ministerio provida y que más personas se unan, especialmente en la comunidad hispana, donde a menudo el aborto es un tema tabú.
“Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de proteger la vida”, dijo Laura, invitando a las personas a poner sobre la mesa el tema del aborto y sus consecuencias. “Al llevar estos temas, los padres van a poder hablarles de sus hijos sobre la fe católica”.
“Dios me llamó a servir este ministerio porque este ministerio me ha dado más de lo que yo le he dado”, concluyó.
Por su dedicación y compromiso a la causa provida, Laura ha sido elegida como la Discípula del Mes de la Colecta Anual del Arzobispo. A través de su profunda devoción a la dignidad humana, ha sido una bendición a la arquidiócesis y a la comunidad hispana.
¡Felicitaciones, Laura, por ser la Discípula del Mes de la Colecta Anual del Arzobispo!
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