Durante mucho tiempo, la falta de vivienda había sido una dura realidad para Bethany, su hijo Aiden y su madre Julie. Antes de llegar a Samaritan House en Greeley, vivieron en dos refugios de Caridades Católicas en Denver. Primero, Bethany y Aiden vivieron en Marisol Homes, un lugar seguro para mujeres y niños pequeños en el área metropolitana de Denver, y luego, con el deseo de reunirse con Julie, fueron conectadas a Samaritan House en Denver, donde los tres vivieron juntos en una vivienda familiar.
Las estadísticas muestran que cuanto más tiempo un niño experimenta la falta de hogar antes de cumplir 18 años, más probabilidades hay de que tenga que luchar contra la falta de vivienda cuando sea adulto. Esta realidad, y el deseo de construir un futuro mejor para Aiden, llevaron a Bethany y Julie directamente a Samaritan House en Greeley.
Allí, pudieron ingresar al programa único de estadía prolongada del refugio. Su trabajadora social, Cindy Powers, abordó la causa raíz de su falta de hogar. Para las dos mujeres, la falta de empleo estable significaba que no tenían un lugar seguro que pudieran llamar hogar. Cindy descubrió que su pasado inestable y el constante vagabundeo las dejaba desanimadas y frustradas, desalentadas e incapaces de encontrar o mantener un empleo.
Cindy las conectó con un socio comunitario local, North Range Behavioral Health, que brindaba sesiones de asesoramiento para toda la familia. Trabajaron individualmente y en conjunto para alentarse mutuamente a ser la mejor versión de sí mismas. Comenzaron a verse a sí mismas de una manera positiva y comenzaron a tener esperanza sobre sus vidas.
Con esta nueva perspectiva de vida, imaginaron un futuro más brillante: un hogar con sus propias camas, ropa en sus armarios y noches reunidas alrededor de una mesa con galletas recién horneadas, el sueño favorito de Aiden. Con cada nuevo cheque, veían crecer sus cuentas bancarias y podían sentir que sus sueños se hacían realidad.
Una vez que llegó el momento de buscar apartamentos, la familia supo que su arduo trabajo estaba dando frutos. Podían casi oler las galletas con chispas de chocolate mientras veían sus nuevas vidas desarrollarse. Cindy encontró un apartamento que era perfecto para la familia y, en el momento menos pensado, llegó el día de la mudanza.
Instalaron muebles nuevos y Bethany compartió que la primera noche en su nuevo hogar fue “la mejor noche de sueño que ha tenido en mucho tiempo”. A pesar de que dejaron Samaritan House en Greeley, Cindy sigue trabajando con la familia. Sus objetivos principales ahora son mantenerse estables a largo plazo, conservar sus empleos y, algún día, mudarse a un lugar aún más grande. Sobre todo, los patrones y la larga historia de falta de hogar se están rompiendo para el pequeño Aiden y Cindy, y tanto la madre como la abuela, quienes lo aman, están emocionadas de verlo.