Como madre de nueve hijos, Marilyn Gore conoce bien las alegrías —y los desafíos— de la maternidad. Pero además de cuidar de su propia familia, ha pasado décadas ofreciendo apoyo y aliento a incontables madres y bebés en todo el área metropolitana de Denver. Su casa suele estar llena de pequeños, como los gemelos de tres meses que recientemente llevó a Marisol Family St. Pius para recoger más pañales. Para muchas mujeres, Marilyn ha sido un verdadero salvavidas, ofreciendo esperanza frente a clínicas de aborto y recordándoles que no están solas.
“No creo que pudiera decir cuántos bebés y mamás hemos acogido a lo largo de los años”, comentó Marilyn. “Cada familia tiene necesidades distintas. A veces son pañales. A veces solo alguien con quien hablar por teléfono. Pero siempre compartimos el mismo mensaje: Dios te ama”.
El camino provida de Marilyn comenzó hace más de 20 años, cuando estaba embarazada de su tercer hijo.
“Recuerdo pensar: ¿cómo puedo llevar un hijo dentro de mí y no hacer algo por otras mujeres que enfrentan esta decisión?”, recordó.
Desde ese momento, supo que su vida estaría dedicada a proteger a los no nacidos y acompañar a sus madres. Con sus hijos a su lado, empezó a rezar y cantar frente a la clínica de abortos Planned Parenthood. Canciones como «Let Me Live» y «Jesus Loves Me» se volvieron parte de su ministerio.
“Una vez, una mujer que estaba rezando conmigo corrió por la banqueta y me dijo: ‘Esos niños salvaron a ese último bebé’”, recordó Marilyn.
Con el paso de los años, comprendió que su llamado iba más allá de las aceras frente a las clínicas.
“Sentí que el Señor me llamaba a enfocarme en el discipulado”, explicó. “Estas mamás necesitaban a alguien que caminara con ellas después de la decisión, no solo antes”.
Fue entonces cuando Marisol Family, de Caridades Católicas, se convirtió en un aliado esencial en su misión.
A través de Marisol Family, Marilyn conecta a las madres con pañales, fórmula, toallitas y apoyo continuo.
“Este lugar lo hace más fácil”, dijo. “Cada vez que he venido, han sido tan amables. Esta es la mayor muestra de bondad: realmente ayudar a la gente”.
Marilyn también suele enviar a otras madres al programa.
“El miércoles pasado envié a otra mamá”, contó. “Tiene seis hijos y acaba de recibir vivienda de la Sección 8. Verla pasar de una crisis a la estabilidad — de eso se trata todo esto”.
Aun con una casa llena, Marilyn sigue presente. Conduce a familias a sus citas médicas, las ayuda con trámites y acoge en su hogar a mamás y bebés salvados del aborto, incluso a algunos que han sobrevivido a la trata de personas.
“A veces es abrumador”, confesó. “Pero Dios me ha dado esta misión. O somos discípulos o formamos discípulos, y eso es lo que él nos llama a hacer”.
“Todos me dicen ‘mamá’”, añadió Marilyn con una sonrisa.
Y para tantas mujeres y niños en Denver, realmente lo es. Con Marisol Family de Caridades Católicas caminando a su lado, el hogar —y el corazón— de Marilyn permanecen abiertos a la vida, un bebé a la vez.

