Por Jacqueline Gilvard Landry
Wendy Smith recuerda cuando caminaba con sus amigas rumbo a la iglesia católica St. Pius, en el sur de Luisiana, donde fue bautizada, recibió su primera comunión y fue confirmada. Todas jugaban en el mismo equipo de sóftbol —patrocinado por la parroquia— y asistían a Misa con su uniforme, sentadas juntas en la banca.
“Hasta jugábamos en el campo de la iglesia”, recordó.
Gracias a su formación católica y a las constantes oraciones de su mamá a Jesús, Wendy dice que “siempre supe que Dios era amor y que estaba allí”. Pero al crecer, se fue alejando.
“Dios siempre estuvo alrededor, siempre estuvo allí. ¿Cómo fue que me alejé?”, se preguntaba.
Wendy, de 55 años, administradora de nómina de la empresa Cactus Wellhead en Fort Collins, se mantuvo activa en la Iglesia hasta la universidad, donde incluso fue lectora. Estudió en la Universidad del Suroeste de Luisiana.
Sin embargo, tras tomar un descanso de sus estudios, mudarse a Colorado y conocer a su actual esposo, Jeremy Smith, la vida se volvió ocupada.
“En nuestros veintes y treintas, teníamos otras prioridades —lo cual ahora no tiene sentido para mí”, compartió.
Hoy, Wendy organiza su calendario en torno a la Misa, junto con su familia, que recientemente se hizo católica. En la Vigilia Pascual de este año, Jeremy y su hijo Lukas recibieron los sacramentos de primera comunión y confirmación; Lukas también fue bautizado.
“En 25 años, nunca hablamos de Dios”
Como Wendy, Jeremy, de 54 años, gerente de proyectos en la empresa Computacenter, tuvo una formación religiosa. Fue bautizado como presbiteriano y participó activamente en su iglesia durante la infancia, asistiendo a servicios y campamentos de verano.
Pero él también se alejó. Cuando conoció a Wendy, la religión no era un tema de conversación.
La pareja se casó por lo civil (el padre de Jeremy, un juez jubilado, ofició la ceremonia) y, aunque lo consideraron, no bautizaron a Lukas cuando era bebé.
“¡En 25 años, nunca hablamos de Dios!”, dijo Wendy. “Nunca fue tema”.
Sin embargo, según cuenta, Dios comenzó a obrar en silencio, y eso fue cambiándolo todo. “El tiempo de Dios es perfecto”, afirmó.
Wendy sentía un llamado interior que no compartía con Jeremy. En el 2018, encontró la película I Can Only Imagine, sobre el cantante de la banda cristiana MercyMe y su camino de fe pese a crecer con un padre abusivo.
“Me quedé parada frente al televisor, tan cautivada que ni siquiera me senté”, contó.
Wendy dice que el canto es su forma de oración, y que ama la música.
“Fue lo que trajo la música de regreso a mi vida”, dijo. “Dios me tocó en ese momento”.
Y siguió atrayéndola.
En la primavera del 2019, dos meses antes de que su padre muriera de cáncer, Wendy viajó a Luisiana para orar con él. Escribió en su diario: “Sí creo que esta última semana y mi fe renovada en Dios y en Jesús han sido gracias a mi papá, por enseñarme, guiarme y prepararme para su muerte”.
“Ahí comencé a creer. Mi fe empezó a crecer —mi amor por Dios y por Jesús también—, y cantaba con los brazos en alto, llena de alegría”, recordó.
Sin juicio, pero sin participación
Aunque no hablaba directamente sobre su fe renovada, Wendy cuenta que Jeremy sabía que ella oraba y escuchaba música cristiana. Incluso le compró boletos para conciertos de MercyMe (a los que también asistía Lukas). Ella sentía su apoyo, pero no sabía si él creía.
“Nunca me juzgó, pero tampoco participaba”, recordó.
Sin embargo, más adelante en 2019, Jeremy comenzó a participar. Wendy contó que mencionó haber encontrado una Biblia encuadernada en cuero que incluía la Constitución de los Estados Unidos y que quería tenerla, y Jeremy ordenó dos: una para ella y otra para él.
“Me dejó sin palabras”, dijo.
Jeremy le explicó que quería aprender a amar lo que ella amaba y “conocer mejor mi fe nueva”, recordó Wendy. Pero nada terminó de asentarse hasta el 2022, cuando un video en YouTube cambió el rumbo de su vida espiritual.
Jeremy cuenta que estaba de viaje por trabajo cuando se topó con un video sobre las 10 diferencias entre católicos y protestantes.
“Muchas cosas se me quedaron grabadas”, dijo. Al volver a casa, pidió a Wendy que lo viera con él, junto con otros videos similares.
Además, había empezado a recibir por correo electrónico una oración diaria con una cita bíblica, lo cual despertó aún más su interés espiritual. Por su parte, Wendy había estado pensando en unirse a un estudio bíblico —y quizá en buscar una iglesia.
“Ahora que lo veo en retrospectiva, sé que fue Dios reuniéndonos en este camino”, afirmó Wendy.
En el 2023, comenzaron a rezar el rosario y asistir a Misa cada semana. Eventualmente, decidieron unirse como familia a la parroquia St. Elizabeth Ann Seton en Fort Collins e iniciar el proceso de la Orden de Iniciación Cristiana de Adultos (OCIA) en agosto.
Al principio, Lukas —de 15 años, estudiante de segundo año en la preparatoria Poudre — simplemente los acompañaba. Asistía a Misa con ellos cuando no estaba patinando o montando en bicicleta. Dice que nunca había pensado en unirse a una iglesia antes de que Wendy inscribiera a la familia en OCIA.
“Las clases fueron muy interesantes, y respondieron muchas dudas que tenía sobre la Iglesia y la religión católica”, dijo, como “lo que es la Eucaristía”.
Desde su confirmación en abril, ha estado recibiendo la Eucaristía cada semana.
“Se siente algo muy especial, como si encajara”, dijo, y agregó que su sacramento favorito fue el bautismo. “Me hizo sentir bien, como parte de la Iglesia, y me sentí limpio y en paz”.
El broche de oro fue que Jeremy y Wendy también celebraron su matrimonio sacramental esta primavera, renovando sus votos —esta vez en la Iglesia.
La vida ha cambiado, no solo los domingos
Desde que se hicieron católicos, no solo sus domingos han cambiado. La vida diaria también ha tomado otro rumbo. Ahora dedican más tiempo a la oración en familia, desde rezar el rosario hasta dar gracias antes de los alimentos —todo con un enfoque constante en Dios.
“Trato de incluir la oración en la vida diaria, y sé que puedo pedirle ayuda en momentos difíciles”, compartió Lukas.
Para Jeremy, practicar la gratitud y reconocer la mano de Dios en su vida ha sido transformador. Cada día se esfuerza por “buscar una pequeña señal de que él está conmigo, un recordatorio sutil de que siempre está con nosotros”.
Dice que le alegra que su familia esté “tomando decisiones conscientes para hacer el bien” y valora poder comentar juntos las lecturas de la Misa.
En el caso de Wendy, se siente más enfocada en su familia y en ser “mejor mamá, mejor esposa, mejor ser humano”. Añade que está leyendo la biblia, libros sobre el catolicismo y aprendiendo más sobre el Espíritu Santo.
¿Por qué ahora?
Tras haberse alejado de sus raíces religiosas, Jeremy y Wendy se preguntan: ¿Por qué ahora?
Jeremy cree que antes estaban expuestos al mensaje, pero no abiertos a recibirlo.
“Tal vez no estábamos listos para el mensaje hasta ahora. Ahora comprendemos mucho más que antes”, afirmó.
Wendy está de acuerdo.
“Personalmente, siento que estuve ‘buscando por todas partes’, y nada me llenaba. Volver a mi fe católica es como encontrar a mi alma gemela, que siempre estuvo allí… Dios sabía que necesitaba estar en la fe católica, incluso cuando yo no tenía idea de que estaba en camino de regreso a casa”.