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martes, abril 15, 2025
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Parroquia Sacred Heart ofrece nuevos programas para apoyar a la comunidad inmigrante

Por Jacqueline Gilvard Landry

Cuando se trata del bienestar financiero y emocional de sus feligreses, no hay mucho que el padre Eric Zegeer, párroco de la parroquia Sacred Heart en Denver, pueda hacer como sacerdote. Pero sí puede hacer mucho como mediador.

Al ver la necesidad de su población inmigrante —en su mayoría en necesidad y sin seguro médico—, el padre Eric se inspiró y se puso creativo con algunas colaboraciones «providenciales», e inició programas con Fidelis Catholic Credit Union y St. Raphael Counseling, un ministerio de Caridades Católicas, para ayudar a sus feligreses a hacerse cargo de su bienestar financiero y mental. Ambas instituciones se han establecido en la parroquia, brindando servicios bancarios, educación, terapia y un aumento de ingresos.

«Encontré gente con dificultades financieras y de salud mental», dijo el padre Eric, y agregó que los católicos, especialmente los inmigrantes, a menudo encuentran en su sacerdote su primera esperanza de ayuda. «Me di cuenta de que no se pueden rezar para cancelar las deudas, ni se pueden rezar para cancelar las enfermedades mentales, a menos que ocurra un milagro».

Las Misas, los retiros y los sacramentos brindan sanación espiritual, pero no «abordan las necesidades físicas, psicológicas y financieras, que están interrelacionadas… por lo tanto, al implementar estos programas, queremos cuidar de la persona en su totalidad», explicó el padre Eric.

Un enfoque católico hacia la libertad financiera

Las dificultades financieras se deben en gran parte a préstamos abusivos, dijo. Al no poder obtener un número de Seguro Social (SSN, por sus siglas en inglés), muchos de sus feligreses inmigrantes solo tienen un Número de Identificación Personal del Contribuyente (ITIN, por sus siglas en inglés). Sin un SSN ni un historial crediticio, la mayoría de las instituciones crediticias no están interesadas en ayudarlos.

El padre Eric compartió que se encontró repetidamente con feligreses que habían comprado vehículos a concesionarios de dudosa reputación que los estafaron con préstamos con tasas de interés por los cielos.

«Estas personas trabajadoras no pueden trabajar sin un coche», explicó, por lo que firman contratos complicados, escritos solo en inglés, y terminan con un coche que no pueden devolver y que, a menudo, apenas pueden pagar.

Al ver la necesidad, el padre Eric contactó a Justin Dickson, director ejecutivo de Fidelis Catholic Credit Union, una organización sin fines de lucro, y le propuso la idea de intercambiar estos préstamos por mejores tasas. La junta directiva de Fidelis acordó dar un paso de fe y abrir una sucursal en la iglesia con un contrato de arrendamiento de dos años.

Además de ayudarlos a refinanciar sus préstamos, el personal bilingüe de Fidelis ayudará a los feligreses del Sacred Heart y algunas iglesias cercanas a explorar otras posibilidades para obtener préstamos para automóviles, viviendas y negocios, y a centrarse en la educación.

“Se trata de ayudar a los trabajadores a comprender el sistema financiero de este país y cómo desenvolverse en él para que no se aprovechen de ellos”, afirmó Justin.

Para ello, explicó, Fidelis ofrecerá seminarios y asesorará a los clientes sobre, por ejemplo, cómo abrir una cuenta bancaria (y su importancia), obtener una tarjeta de crédito y pagar el saldo mensual, crear un historial crediticio, solicitar o volver a solicitar préstamos con una mejor tasa de interés y la importancia de demostrar ingresos.

“Queremos enseñarles a administrar sus propias finanzas para que puedan mantenerse y tomar sus propias decisiones”, dijo Justin.

Transformar la iglesia en un espacio apropiado para un banco, con diversas mejoras de seguridad y reparaciones, tomó un año y medio, pero la sucursal abrió el 27 de febrero y está lista para que la gente empiece a programar citas en el sitio web de la cooperativa de crédito, en la sección «Ubicaciones y horarios».

Una renovación católica de la mente

El padre Eric señaló que los problemas financieros de los feligreses eran solo una parte de una crisis de salud mental más amplia, ya que los feligreses y sus hijos arrastraban traumas de sus países de origen, además de depresión, ansiedad y otros problemas.

«Vienen a verme porque confían en un sacerdote y no saben a dónde más acudir… pero no soy terapeuta, y me di cuenta de que necesitan más ayuda de la que puedo brindarles como sacerdote católico», dijo.

Hace aproximadamente un año, tuvo otra oportunidad, esta vez con el Dr. Albert Pace de St. Raphael Counseling, un ministerio de Caridades Católicas.

Le dijo al Dr. Albert que amueblaría una «oficina súper cómoda» con escritorio, sofás, wifi y otros artículos esenciales a cambio de terapia gratuita. Y el doctor Albert tenía a la persona ideal para mudarse a esa oficina. Pedro Pablo, un terapeuta católico, bilingüe y con fluidez, que cursaba su licencia de terapeuta, buscaba un espacio de trabajo para atender a sus pacientes.

«Fue providencial», dijo el padre Eric.

Establecieron un contrato de arrendamiento anual con una asignación mensual para terapia gratuita. Pablo comentó que ya ha trabajado con unas 10 a 15 familias.

Dado que las sesiones son limitadas, el padre Eric reserva el programa para feligreses sin seguro médico, «activos e involucrados», a quienes selecciona cuidadosamente como aquellos que podrían beneficiarse de la terapia. Dijo que a veces son escépticos, a menudo debido a su cultura, no solo pensando que pueden resolver sus problemas con oraciones y rosarios, sino también preocupados por la falta de fe en la terapia.

«Cuando se enteran de que pueden ver a un terapeuta católico, se quedan atónitos», agregó.

Integrar la fe en la consejería de salud mental es una experiencia transformadora para los feligreses y sus familias, señaló Pablo.

“El enmarcar mi trabajo y hacerlo de una manera que incorpore la fe católica, abre la mente de muchas personas, que se dan cuenta de que esta es otra forma en que la sanación de Cristo llega a sus vidas”, dijo.

Tanto Pablo como el padre Eric aseguran haber visto cambios positivos.

“Es asombroso verlo”, dijo el padre Eric. “Su ansiedad ha mejorado, la depresión está disminuyendo, están perdiendo peso, están ganando más confianza en sí mismos. Se les ve agradecidos a Dios”.

Apoyando la formación integral de la persona

El padre Eric reiteró que fundó estos programas para nutrir a la persona humana integral.

“Las alegrías y las esperanzas, las penas y las angustias de los hombres de este tiempo, especialmente de los pobres o de cualquier otra manera afligidos, son las alegrías y las esperanzas, las penas y las angustias de los seguidores de Cristo”, dijo, citando al papa san Juan Pablo II. “Como iglesia y parroquia arraigada en Cristo, debemos cuidar todos los aspectos de la persona humana, no solo los sacramentales y espirituales”.

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