Este artículo forma parte de una serie de publicaciones que explican cinco características claves de un verdadero discípulo de Cristo. Lee sobre las otras cuatro características aquí.
Para la mayoría de los católicos, ser católico significa ir a Misa, portarse bien, enseñar a los hijos el padrenuestro y el avemaría o quizás recibir los sacramentos que se nos inculcaron desde niños. Sin darnos cuenta, nuestra fe quizás se ha convertido en una simple costumbre que ha perdido su verdadero significado. Pero ser católico es mucho más que una tradición o un cumplimiento de obligaciones. Para comprender el verdadero sentido de nuestra fe y poder a vivir la vida plena que promete, debemos plantearnos las siguientes preguntas: ¿Cuál es la verdadera razón de mi fe? ¿Qué es lo que me impulsa? ¿Por qué soy católico?
¿Qué es el Evangelio?
Somos católicos porque el Evangelio es verdadero. El Evangelio tiene poder, y la mejor manera de vivirlo es a través de las enseñanzas y prácticas de la Iglesia católica. Pero ¿qué es exactamente este Evangelio? Al oír esta palabra, la mayoría pensamos en las lecturas de la Misa, pero no consideramos lo que implica para nosotros mismos y nuestra vida. Evangelio significa “buena noticia” o “buena nueva” y, de hecho, es tan buena, que es capaz de transformarnos y llevarnos a la plenitud.
La mala noticia
El mensaje del Evangelio es simple: “El salario del pecado es la muerte, pero el don gratuito de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom 6,23). Como lo muestra este pasaje, las malas noticias vienen primero: “El salario del pecado es la muerte”. Todos nosotros hemos ganado esta paga del pecado. Todos somos pecadores y lo seguimos siendo con las decisiones que tomamos cuando hacemos a Dios a un lado. Por esta razón, no somos merecedores de estar en su presencia. Si este fuera el final, no habría esperanza alguna de plenitud para nosotros.
La gran noticia
Sin embargo, Dios no se quedó con los brazos cruzados: envió a su único hijo, Jesús, para salvarnos del pecado y la muerte que nos separaban de Dios. Gracias al sacrificio de Jesús por nosotros, hay esperanza y podemos volver a vivir en gracia con Dios.
¡Esta es la Buena Nueva! El Evangelio es la mejor noticia que existe, porque nos muestra que la plenitud del ser humano se puede alcanzar y se encuentra en la comunión con Dios que Cristo hizo posible. Es a través del Evangelio que Dios nos ofrece una nueva oportunidad, a pesar de nuestros pecados, y nos permite tener una relación con él que tiene la capacidad de transformar la vida.
El Evangelio es la base de nuestra fe. A través del Evangelio, estamos llamados a vivir con la convicción de su poder para transformarnos y llevar la Buena Nueva al resto del mundo, que está hambriento de Dios.
¿Qué poder tiene el Evangelio?
El Evangelio tiene poder por el simple hecho de ser la base de nuestra existencia. A través del Evangelio, Dios nos revela su plan de salvación e ilumina nuestro camino en la vida. Para poder afrontar los desafíos que se nos presentan en un mundo vacío y necesitado de Dios, debemos entender el Evangelio y ver la realidad como la Iglesia la ve. Así podremos vivir la vida alegre y libre que Dios quiere para nosotros.
El Evangelio también tiene poder porque contiene la respuesta a todas nuestras preguntas. Así nos lo recuerda el papa san Pablo VI: “Es solo en el mensaje cristiano, que el hombre moderno puede encontrar la respuesta a sus interrogantes y la fuerza para su compromiso de solidaridad humana” (Evangelii Nutandi). El Evangelio nos muestra nuestro propósito en la vida. Una vez entendamos este propósito, tendremos el valor y la fuerza para enfrentar cualquier sufrimiento que se nos presente.
Para vivir una verdadera vida de fe, los católicos debemos estar totalmente convencidos del poder del Evangelio. Las Sagradas Escrituras son el alimento y la fuerza que necesitamos para superar cualquier obstáculo que se nos atraviese y poder vivir una vida llena de gozo y esperanza.
El Evangelio es la palabra viva con la que Dios nos habla, nos abre su corazón y espera nuestra respuesta a través de la oración. Por lo tanto, no hay poder más grande en el universo que la misma Palabra de Dios. Entre más conozcamos el Evangelio, más plenamente podremos vivir y recibir a Cristo.
¿Cómo puedo vivirlo?
“Ahora, hermanos, les hago saber el evangelio que les prediqué, el cual también recibieron y en el cual se han mantenido firmes, por el cual están salvos.” 1 COR 1,15
Muchas veces es más fácil dejarnos llevar por la rutina y costumbres mundanas que vivir el Evangelio. San Pablo recordó a los corintios que se mantuvieran firmes y vivieran el Evangelio día a día. El Evangelio transforma nuestra vida, pero tenemos que dejarlo, tenemos que poner de nuestra parte. A continuación, te presentamos algunas prácticas simples que te pueden ayudar a abrir el corazón para que Dios entre y lo transforme a través del Evangelio.
PRACTICA LA ORACIÓN
Si aún no lo haces, es indispensable apartar un momento de oración en tu día. De esta manera podrás conversar con Dios y abrir tu corazón para escuchar lo que quiere decirte. Dios quiere conocerte y pasar tiempo contigo. El tiempo con Dios debe ser una prioridad en tu vida.
LEE LA BIBLIA
Tómate el tiempo para no solo leer, sino intentar comprender las Escrituras. Leer la Biblia, además de darte la oportunidad de conocer a Cristo, te puede ayudar a confrontar los obstáculos que se presenten en tu vida diaria y defender la fe. Escuchar la Palabra de Dios te mantendrá firme y te recordará el verdadero propósito de tu fe.
PON A DIOS PRIMERO
Cuando ponemos nuestras preocupaciones, responsabilidades e incluso nuestros familiares en primer lugar, los ponemos en un lugar que solo le corresponde a Dios. Así cerramos nuestra vida y no dejamos que Dios la transforme. Él nos ha dado la capacidad de elegir y esta capacidad es tan grande que incluso podemos elegir que él no forme parte de nuestra vida.
¿Cómo podemos poner a Dios primero? Viviendo según el Evangelio en todas las áreas de la vida, ya sea en el matrimonio, la familia o las amistades, o confrontando nuestros vicios y problemas. Cuando ponemos nuestra vida en manos de Dios, le damos el control, y él nos manifiesta el poder salvador del Evangelio. Solo así construiremos una vida sólida, la vida que la sociedad necesita descubrir.
Este artículo se publicó en la edición de la revista de El Pueblo Católico titulada “Aprende a ver como un discípulo”. Lee todos los artículos o la edición digital de la revista AQUÍ. Para suscribirte a la revista, haz clic AQUÍ.
El artículo está basado en el texto de Mallory Smyth, titulado «Conviction of the primacy and power of the Gospel».