Los cuatro obispos de Colorado emitiron una carta el jueves, a través de la Conferencia Católica de Colorado, en respuesta a discusiones en curso sobre la inmigración a media que el presidente Donald J. Trump asume el cargo para su segundo mandato.
Durante su campaña presidencial y preparación para asumir la presidencia, el presidente ha hablado continuamente sobre sus planes para la aplicación de la ley de inmigración, incluso presuntas deportaciones masivas. El lunes, el presidente Trump firmó varias órdenes ejecutivas, algunas de las cuales abordaron los requisitos para inmigración y ciudadanía.
Por su preocupación pastoral por los rebaños que pastorean, los cuatro obispos de Colorado — el arzobispo Samuel J. Aquila y el obispo Jorge H. Rodríguez de Denver; el obispo Stephen Berg de Pueblo; y el obispo James R. Golka de Colorado Springs — enfatizaron su compromiso “a caminar en solidaridad con ustedes, nuestros hermanos, hermanas y familias migrantes”.
“Los guiaremos espiritualmente, recopilaremos información y recursos, y continuaremos abogando por su dignidad y unidad familiar”, dijeron los obispos en su carta. “La inmigración no es solo una cuestión de política; es una prueba de nuestro carácter moral. Como fieles católicos, debemos recordar las palabras de san Pablo: ’Ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios’ (Efesios 2, 19).”
Derecho individual a emigrar para mantener la vida
En medio de gran confusión y temor, los obispos de Colorado reconocen su responsabilidad “de garantizar la seguridad y el bienestar de nuestras comunidades, así como transmitir la enseñanza de la Iglesia sobre la inmigración a aquellos que gobiernan”.
Para lograr esto, los obispos explicaron la enseñanza de la Iglesia sobre la inmigración, que data de Rerum Novarum (“Sobre la condición del trabajo”), la encíclica decisiva del papa León XIII, e identificaron tres principios fundamentales:
- Las personas tienen derecho a emigrar para mantener sus vidas y las de sus familias;
- Un país tiene derecho a regular sus fronteras y a controlar la inmigración;
- Un país debe regular sus fronteras con justicia y misericordia.
“Cuando las personas no se encuentran en sistemas de gobierno en los que se defienda su dignidad, se violan sus derechos y sus vidas y las de sus familias corren peligro”, dijeron los obispos, ampliando estos principios y señalando a la encíclica Centesimus Annus del papa san Juan Pablo II. “Esas personas tienen derecho a emigrar, y el país que las acepte tiene la obligación moral de proporcionarles las necesidades humanas básicas, como alojamiento, alimentos, medicinas y la posibilidad de trabajar”.
Derecho nacional a regular las fronteras y controlar la inmigración
Al mismo tiempo, los obispos reconocen el derecho de todas las naciones a regular sus fronteras. Aunque “el estado actual del sistema de inmigración estadounidense está indudablemente ‘roto’”, los obispos explicaron, los Estados Unidos mantienen el derecho a preservar su vida social y económica.
Los obispos destacaron el tremendo número de migrantes y solicitudes de inmigración en Estados Unidos, el reto de preservar la seguridad nacional a través de la prevención y el enjuiciamiento de la delincuencia, y el número muy preocupante de menores no acompañados, y a menudo abusados, que llegan a la frontera.
Al considerar estos datos, los obispos rechazan una política de “frontera abierta”, diciendo que “no es un sistema justo y hace un gran daño a la dignidad de la persona humana, especialmente a los niños y mujeres que son víctimas de la trata”.
Por otro lado, los obispos también se oponen a las deportaciones masivas, explicando que no son “la solución a nuestra situación actual en Estados Unidos, especialmente cuando puede separar a padres e hijos”.
Llamado a justicia y misericordia
Al reconocer el derecho a emigrar y el derecho a regular la inmigración, los obispos de Colorado piden un equilibrio de justicia y misericordia.
“Nuestra fe nos llama a la solidaridad con los marginados, por lo tanto, debemos reconocer la importancia del orden y la justicia en la sociedad”, dijeron los obispos, señalando el llamado del Catecismo de la Iglesia Católica a los líderes políticos a servir el bien común.
“Por lo tanto, las políticas de inmigración deben equilibrar la misericordia con la justicia, garantizando la seguridad pública al tiempo que se defiende la dignidad de cada persona. Quienes explotan a los vulnerables o se dedican a actividades delictivas deben rendir cuentas, pero nunca debemos permitir que el miedo eclipse nuestro compromiso con el evangelio. La aplicación de las leyes de inmigración debe ser humana, dando prioridad a la unidad familiar y evitando daños innecesarios a quienes buscan una vida mejor,” continuaron.
¿Qué podemos hacer?
Aunque mucho está fuera de la esfera de influencia de los feligreses de Colorado, los obispos animan a sus rebaños a considerar tres puntos de acción muy alcanzables:
- Abogar por una reforma integral de inmigración, en Colorado y a nivel nacional, que respete la dignidad humana y garantice la seguridad;
- Apoyar las iniciativas locales que ayudan a los inmigrantes y refugiados, especialmente el trabajo realizado a través de los tres Caridades Católicas regionales;
- Y orar por aquellos que están desplazados, por sus familias, por la sabiduría y el coraje en nuestros propios corazones, y por nuestros líderes locales, estatales y nacionales.
“En este momento, estamos llamados a ser audaces y equilibrados, firmes en nuestra fe, compasivos en nuestras acciones y arraigados en la virtud de la caridad”, concluyeron los obispos. “Que nosotros, como comunidad de fe, podamos enfrentar este desafío con esperanza, valor y compromiso para construir una sociedad que refleje el amor de Cristo”.
+++
Para más información sobre cómo puedes involucrarte, suscríbete a las actualizaciones de la Conferencia Católica de Colorado aquí. Para leer la carta completa, haz clic aquí, y desplázate hasta el final de la página.