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miércoles, agosto 27, 2025
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5 maneras de involucrarte espiritualmente en la educación de tus hijos durante el año escolar

Todos hemos escuchado la frase: “los padres son los primeros educadores de sus hijos”, y quizá hasta estemos de acuerdo con ella… vagamente. Pero lejos de ser una frase decorativa tomada de alguna declaración desconocida de la Iglesia, esta afirmación se repite una y otra vez en la enseñanza de la Iglesia, e incluso aparece en el mismo Derecho Canónico (Código de Derecho Canónico, c. 793). No es solo importante: es una gran obligación para todos los padres católicos.

Pero en un mundo donde ambos padres trabajan de tiempo completo para salir adelante, donde los maestros sienten la presión de obtener maestrías para seguir compitiendo en su campo, y donde la influencia de una cultura secular globalizada es cada vez mayor… ¿cómo podría esta encomienda ser realmente práctica? ¿Quién tiene los medios, la preparación o la influencia para asumir una responsabilidad tan enorme?

Por ahora, dejemos de lado las teorías y debates, rechacemos la tentación de caer en la desesperación del “todo o nada” y enfoquémonos en formas reales y prácticas de volver a entrar en la vida escolar de nuestros hijos.

A continuación, te compartimos cinco maneras de involucrarte espiritualmente, como católico, en el aprendizaje escolar —paso a paso.

Asiste a las Misas escolares con tus hijos

La mayoría de las escuelas católicas ofrecen Misa semanal —incluso diaria— para los alumnos, y suelen dar la bienvenida a los padres. Algunas permiten que las familias se sienten juntas, mientras que otras prefieren mantener a los alumnos juntos y ubicar a los padres en la parte trasera. De cualquier forma, ¡la importancia de participar como comunidad en el Santo Sacrificio de la Misa nunca está de más!

Hay un poder especial al recibir la gracia de la Misa en familia: conscientes de la presencia de Cristo y de los demás, escuchando las mismas lecturas, reflexionando sobre la misma homilía y presenciando juntos la representación del Sacrificio Supremo.

Si puedes incluir la Misa escolar en tu agenda, considera hablar con tus hijos sobre ella cuando regresen a casa. Hacer preguntas apropiadas para su edad fomentará mayor atención durante la Misa y conversaciones naturales en la hora de la comida. Por ejemplo, pregunta a los más pequeños: “¿Qué historia escuchamos hoy en las lecturas?” O a los mayores: “¿Qué parte de la homilía del padre te pareció más retadora o inspiradora?”

Complementa el aprendizaje escolar en casa

Contacta al maestro de tu hijo y pide una guía general de los temas que se verán durante el año escolar. (Aunque esto es más común en clases de catequesis en escuelas católicas, cualquier materia funciona —¡incluso en escuelas públicas!). A medida que tus hijos avanzan en el programa, puedes integrar elementos similares en casa: practica las mismas oraciones, coloca imágenes de santos relacionados en lugares visibles, y lee versículos de la Biblia que se relacionen con los temas.

¿Están aprendiendo sobre los planetas? Explora el sitio web del Observatorio Vaticano.

¿Están viendo el Imperio Romano? Lean fragmentos del diario de santa Perpetua y coloca una imagen de santa Felicidad en el refrigerador.

¿Están aprendiendo sobre figuras tridimensionales en geometría? Investiga sobre Giovanni Girolamo Saccheri, ¡el primero en explorar estas figuras matemáticamente… y además jesuita!

Incluir los temas escolares en casa requiere algo de preparación y esfuerzo, pero mejorará la retención, aumentará el interés por el estudio y mantendrá conversaciones interesantes en familia.

Escucha a tus hijos

¿Qué temas les gustaría aprender más en casa? ¿Qué les despierta curiosidad? Muestra interés genuino en lo que están aprendiendo, y puede que te sorprendas al ver cómo se involucran más.

¿Tu hija de tercer grado está haciendo un Árbol de Jesé en clase? Ve si pueden hacer uno en casa (o comprar uno). Anímala a que te enseñe los símbolos de cada día, basándose en lo que ha visto en la escuela.

¿Tu hijo de secundaria mostró algo de interés en el capítulo sobre la Segunda Guerra Mundial? Ofrécele ver la película Bonhoeffer (2024) contigo. Exploren juntos las preguntas éticas y morales que surgen del plan de un pastor para asesinar a Hitler.

(Nota: Bonhoeffer está clasificada como PG-13, se recomienda la guía de los padres).

Ora por sus compañeros y maestros en voz alta, y por nombre

Dales a tus hijos la responsabilidad de un pizarrón o cartel de intenciones de oración en casa. Inclúyelo en el momento de oración familiar y anímalos a actualizarlo con frecuencia.

Cuando algo bueno suceda en la escuela, mencionen esos nombres en acción de gracias. Si sucede algo difícil, agréguenlos como intención. Si hay algún conflicto con un maestro o compañero, no lo excluyan: ¡agreguen también ese nombre y practiquen orar por quienes nos cuesta amar!

Encuentra santos patronos para sus actividades y pídanles intercesión durante el trayecto

Algunos patronazgos son ampliamente conocidos: san Sebastián para los atletas, santa Cecilia para los músicos, santo Tomás de Aquino para los estudiantes.

Pero ¿sabías que san Luigi Scrosoppi es el patrono específico de los futbolistas? santa Verónica tiene una especial cercanía con los fotógrafos, ya que capturó el rostro de Cristo durante su Pasión. San Vito y santa Pelagia son patronos de los bailarines, y san Lucas Evangelista es patrono de los pintores.

Anima a tus hijos a invocar la ayuda de estos hombres y mujeres santos mientras van en el coche a sus entrenamientos, ensayos o actividades… o en cualquier momento. Incluso podrían formar una especie de “comunión de los santos de la familia [apellido]”, llena de santos con quienes tus hijos vayan construyendo una relación personal.

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