Cada Adviento, la Iglesia nos invita a disponer el corazón para la venida de Cristo en Navidad. Y aquí, en la Arquidiócesis de Denver, contamos con una manera especialmente hermosa de hacerlo: los Días de Oración a María, una tradición local que coloca una semana de devoción mariana intencional entre dos de las grandes fiestas de diciembre.
Semana enmarcada por María
Diciembre está lleno de la presencia radiante de María. Comenzamos los Días de Oración a María con la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, la fiesta patronal de Estados Unidos y de nuestra Catedral Basílica, además de ser día de precepto. Luego sigue la conmemoración opcional de san Juan Diego, el apóstol mariano a quien la Virgen de Guadalupe se apareció en el siglo XVI. Después viene la fiesta opcional de Nuestra Señora de Loreto, el 10 de diciembre, la amada patrona de la parroquia en Foxfield.
Un par de días más tarde llega la alegre celebración de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 de diciembre, cuya aparición en el Tepeyac continúa siendo el corazón de la devoción en todo el continente americano. Ella es honrada como patrona de nuestra región, incluida la Arquidiócesis de Denver y la Arquidiócesis de Santa Fe, que abarcan Colorado, Wyoming, Nuevo México y Arizona.
Finalmente, de manera única entre las diócesis, la arquidiócesis cierra este arco mariano con la fiesta de Nuestra Señora del Nuevo Adviento, el 16 de diciembre, una celebración litúrgica que existe solamente aquí y que expresa nuestra devoción local a María como aquella que llevó al verbo encarnado al mundo.
Puestas en conjunto, estas fiestas crean un camino natural de oración, un corredor mariano por el que los fieles pueden caminar hacia la Navidad.
Tradición arraigada en el norte de Colorado
Si bien las diócesis católicas del mundo honran a María a lo largo del año, la Arquidiócesis de Denver ha reservado, desde hace décadas, los días desde la Inmaculada Concepción hasta Nuestra Señora de Guadalupe como los Días de Oración a María. Los archivos arquidiocesanos documentan esta práctica desde 1984, cuando los líderes locales comenzaron a invitar a los fieles a vivir estos días no solo como fiestas para celebrar, sino como una preparación espiritual para el nacimiento de Cristo.
La intención es sencilla y profundamente católica: acercarse a la Madre para acercarse al Hijo.
Cómo participar
Participar en los Días de Oración no requiere un programa formal ni un acto especial. Simplemente pide un gesto concreto de devoción, elegido con libertad y ofrecido con amor.
Aquí algunas maneras en que personas y familias pueden unirse a la arquidiócesis en oración:
- Rezar una avemaría cada día de la semana.
- Rezar un rosario o siquiera un solo misterio en un momento de silencio.
- Ofrecer una novena mariana, como la de la Inmaculada Concepción o la de Nuestra Señora de Guadalupe.
- Asistir a una o dos Misas diarias adicionales durante la semana.
- Hacer un pequeño sacrificio o acto de caridad en honor de María.
- Dedicar unos minutos a la oración silenciosa, pidiendo a María que prepare tu corazón para Jesús.
Sea cual sea la forma elegida, la meta es la misma: dejar que la cercanía maternal de María acompañe tu camino de Adviento.
María, compañera en el Adviento
María es la primera discípula, la que esperó, meditó, confió y acogió a Cristo con todo su corazón. Al entrar en los Días de Oración a María, caminamos con ella por los misterios de la salvación, permitiéndole ayudarnos a anticipar la alegría de la Navidad con fe y ternura.
Este diciembre, considera apartar un tiempo para esta tradición única de la arquidiócesis. Ya sea por medio de un rosario en silencio, una oración sencilla o una Misa adicional, deja que María te conduzca a su Hijo.
María, Madre del Redentor, ruega por nosotros.

