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miércoles, abril 16, 2025
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Cómo ayudar a los afectados por los incendios forestales del sur de California

A medida que vemos las escenas desgarradoras que se desarrollan en el sur de California, donde los incendios forestales continúan causando estragos en las comunidades, los hogares y las vidas, nos duele el corazón por los afectados.

La devastación es abrumadora: se han perdido 10 vidas, 200,000 personas han sido evacuadas, se han perdido más de 10,000 estructuras y hay vidas en el limbo mientras las familias esperan noticias de sus seres queridos y sus posesiones.

“Por favor, sigan orando por todos los que sufren en los incendios forestales que arrasan el sur de California. Mi corazón está con nuestros vecinos que han perdido sus hogares y sus medios de vida”, dijo el arzobispo José H. Gómez en una publicación reciente en Instagram. “Oremos por ellos y oremos por nuestros bomberos y socorristas. ¡Que Dios mantenga a todos nuestros hermanos y hermanas a salvo y ponga fin a estos incendios!”.

Como católicos, sabemos que estamos llamados a unirnos en tiempos de crisis, no solo en oración sino en acción. Esta es nuestra oportunidad de mostrar el amor y la solidaridad a la que Cristo nos llama, especialmente cuando nuestros hermanos y hermanas están sufriendo.

Un llamado a amar a nuestro prójimo

En su carta a los Corintios, san Pablo nos recuerda: “Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él” (1 Cor 12:26). Los incendios forestales en el sur de California no son tragedias lejanas: son una crisis para todos nosotros. Y como católicos, creemos que Cristo nos llama a ayudarnos unos a otros a llevar las cargas, especialmente en tiempos de gran necesidad.

Cuando vemos las imágenes de familias que huyen de sus hogares, de socorristas que arriesgan sus vidas para salvar a otros, de comunidades que quedan en ruinas, vemos a Cristo en los rostros de los que sufren. Jesús nos dice en el Evangelio de Mateo: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis” (Mt 25:35). Estas no son solo palabras; Son un desafío para amar a nuestro prójimo, especialmente cuando está sufriendo.

Cómo podemos ayudar

Si bien podemos estar lejos de las llamas, existen formas tangibles en las que podemos apoyar a quienes viven en el sur de California y solidarizarnos con ellos durante estos momentos difíciles:

  • Contribuciones financieras: Una de las formas más inmediatas en las que podemos ayudar es donando a organizaciones que brindan ayuda. La Arquidiócesis de Los Ángeles ha creado un portal de donaciones para ayudar a las parroquias, escuelas y comunidades afectadas por los incendios. La Sociedad de San Vicente de Paúl de Los Ángeles está ayudando a las familias con alimentos, ropa, kits de higiene y más. Cada donación, sin importar el tamaño, hace una diferencia en las vidas de quienes luchan por reconstruir.
  • Oración: La oración es una forma poderosa de unir nuestros corazones con los necesitados. Como comunidad de fe, podemos orar por las víctimas de los incendios, por la seguridad de los socorristas y por quienes trabajan para reconstruir. Una simple oración pidiendo la presencia sanadora de Dios puede brindar una sensación de paz durante este tiempo caótico. Una oración de Catholic Charities USA por los afectados por el desastre: «Dios de esperanza y misericordia, elevamos a ti a todas las víctimas de desastres naturales y a quienes responden con asistencia y ayuda. Protege a todos los que están en cualquier forma de peligro; brinda ayuda práctica a los necesitados; Fortalece a los cansados, consuela a los afligidos, sana a los que sufren y bendice a quienes participan en los esfuerzos de socorro en caso de desastre con seguridad y coraje. Ayuda a todas las personas de buena voluntad a responder con compasión y corazones generosos. Amén”.

Es fácil sentirse desconectado cuando los desastres ocurren lejos de casa, pero como católicos, sabemos que estamos llamados a ver el rostro de Cristo en todas las personas. Las personas que sufren en California no son extraños para nosotros – son nuestros hermanos y hermanas, y son parte de nuestra gran familia católica. Necesitan nuestras oraciones, nuestro amor y nuestro apoyo. Ahora es el momento de realmente vivir nuestra fe.

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